13. Te ves muy lindo hoy.

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El día en sí no era diferente. Era el mismo sol, el mismo ambiente y el mismo aire. La gente era la misma y la vida seguía su curso natural. Nada estaba fuera de lo normal.

-Entonces...

-Entonces nada-interrumpió Elaine, rodando los ojos mientras le da un enorme trago a su botella de agua.

A su lado, Niko come grandes cantidades de sandwich de pollo mientras copia a toda velocidad y con letra inteligible los apuntes de matemáticas de su novia. Yo los tengo todos, pero mañana es el examen y no entiendo mucho que digamos. Elaine, por supuesto, se ha ofrecido en enseñarnos esta tarde, pero la verdad me da mucha flojera así que le sugerí otra táctica.

-Concuerdo con Joaco, es más sencillo que nos dejes copiarte-murmura Nikolas con la boca llena, sin molestarse si quiera a levantar su rostro o parar de transcribir.

-Venga, ¿qué podría salir mal?

Mi amiga rueda los ojos y suelta un gruñido.

-¿Además de que me retiren mi derecho a examen o me suspendan? No, nada-comenta sarcásticamente, esto de los estudios son muy importantes para ella.

Todo en sí parecía ser lo que siempre había sido.

-¿Qué hay, chicos?-llegó Emilio diciendo e inevitable pensé en aquella vez que hizo lo mismo, justo después de llamarle idiota en la cara. Mi corazón comenzó a latir fuertemente dentro de mi pecho, pero no fue hasta que Aristóteles me rodeó en un medio abrazo al sentarse que se saltó uno de ellos. Me quedé paralizado y Elaine, desde su puesto, también.

Elaine era una chica observadora, completamente perspicaz. No me sorprendía que pudiera darse cuenta de los pequeños detalles que Niko no veía y que yo recién comenzaba a ver.

Todo parecía lo de siempre...

-¿De qué hablan?-exclamó nuevamente, pero esta vez con mucho más entusiasmo que antes.

Pero no lo era.

Por un momento creí que movería su brazo de mis hombros después de saludar, pero esto no sucedió. En realidad, parecía que no sucedería en un largo rato. Era verdaderamente extraño la manera de comportarse del chico a mi costado. No se trataba solo de su abrazo flojo, o su sonrisa enorme. Había señales, podía sentirlo.

-Joaquín tiene problemas con las matemáticas-soltó Elaine, soportando como yo la miraba mal desde mi puesto. No necesitaba ser tan específica-: es pésimo.

-No es verdad-gruñí hacia la chica, escuchando la risa burlona de Nikolas, quien seguía apuntando rápidamente sobre el papel a cuadros.

-Sí lo es-me delató Niko.

Y es cierto. Las matemáticas y yo somos némesis desde siempre. Me frustran, me aburren y me hacen sentir torpe. Me avergüenza lo malo que soy con ellas, así que me siento expuesto cuando me miran siquiera realizar ejercicios al respecto. Me siento en blanco. Pero Elaine siempre ha estado ahí para ayudarme con eso, por lo que no sé de qué va diciéndole algo así a él.

-Seguro que yo puedo ayudarte-me dice, volteado su rostro para ver el mío y está tan cerca como en el semáforo de camino a mi casa el viernes. Con la única diferencia de que ahora ninguno de los dos ve los labios del otro, más bien, sólo hay forma de vernos el uno al otro a los ojos-, ¿en qué tienes dificultades?

IMPOSSIBLE, emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora