Primeros días

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Los dos supervivientes consiguieron abrir la puerta principal de aquella casa, necesitaban refugio otra noche más. Una vez abierta la puerta, encontraron un pasillo en el que la oscuridad se encargó de hacer interminable. Con miedo, se atrevieron a pasar dentro. La necesidad de refugiarse, de la supervivencia, era mayor que cualquier emoción que pudieran sentir. Cerraron aquella exótica puerta que guardaba celosamente la casa. Esta puerta era muy extraña ya que tenía dibujos en relieve de deidades de civilizaciones ya olvidadas.

Quedaron parados frente a la inmensa oscuridad que les hacía extremecer cada musculo de su cuerpo, decidieron avanzar y uno de los nuevos inquilinos sacó una bengala, la encendió y extendió su brazo. El color rojizo inundó la oscuridad y les descubrió el verdadero aspecto del lugar donde se encontraban. La casa estaba totalmente desamparada, descuidada, parecía que fue abandona hace mucho tiempo: La moqueta estaba mohosa y el techo fue colonizado por arañas que tejieron su tela por lo largo y ancho del techo del pasillo.

Los dos chicos empezaron a caminar con paso lento y observando todo lo que la luz les iba revelando, de vez en cuando uno de ellos se cruzaba en el camino de alguna tela de araña o algún murciélago. Una por una fueron comprobando todas las puertas que iban encontrando. No encontraban ninguna abierta, era muy extraño que sus antiguos habitantes cerrasen todas las puertas con llave. Prosiguieron el camino y por fín llegaron hasta el final de aquel interminable pasillo. Al fondo podía obsevarse la tenue luz que entraba por las vidrieras de la puerta principal.

Solo quedaba una puerta y no querian pasar la noche en aquel pasillo a si que decidieron abrirla, lo echaron a suertes y la suerte fue echada, le tocó al más miedica. Este se dispuso a abrir la puerta. muy lentamente y con las manos sudorosas, giró el picaporte y abrió la puerta. La luz de la bengala hizo descubrir ante ellos, los muebles de un salón. Los chicos entraron. El que tenía la bengala, la dejó en un jarrón que había en lo alto de la mesa, mientras que el otro acomodaba su mochila en un ricon, cerca de la chimena. Ambos se sentaron en las sillas y guardaron silencio. 

- Mark, la bengala se apaga. ¿Tienes más? - Dijo Robert con la voz rota.

- Me parece que no, pero creo que podríamos intentar encender la chimenea para darnos luz y algo de calor, me muero de frío. Supongo que todavía tienes las maderas que recogiste del ultimo campamento que hicimos, ¿no? -. Miró Mark a su amigo con desdén.

- Sí, las tengo en la mochila espera un segundo -. Se levantó y fue directo a la mochila para coger las maderas, las puso encima de la mesa, delante de Mark. - ¿Dudabas de que no las había cogido?

- Pues si, lo dudaba, siempre se te olvida todo en algún campamento por tu empeño de recabar información e investigar. ¿No tuviste suficiente en la carrera?. El mundo se a acabado, déjalo ya. Tus descuidos algún día nos costará la vida-.

- Imagínate que encontramos a más personas y que podemos fundar una colonia. Sin los libros que rescato, sin la información que recojo, seríamos pasto para esos monstruos y una sociedad ignorante. ¿Que pensarán los hijos de nuestros hijos cuando vean las ruinas de un edificio, las vias de un tren o los restos de un avión? Creerán que es obra de algún dios o algo por el estilo. Además, esta información que recabo es esencial para poder hacer frente a esos malditos monstruos-. Trás la charla que Robert había dado, Mark mantuvo el silencio por un minuto. 

- Que positivo eres, ''¿los hijos de nuestros hijos?'', moriremos antes de encontrar más gente. Mira esta casa, pobres desgraciados quienes la hubiesen habitado, estan todas las puertas cerradas y todo manchado con sangre... seguro que intentaron hacer frente a esos bichos y acabaron como todos. Tu y yo tuvimos suerte y nada más. No tardaremos mucho en unirnos al destino de los antiguos dueños de esta casa-. Se levantó, cogió las maderas y las echó a la chimenea. -Pásame la bengala, voy a encender un fuego-. Su amigo le paso la bengala mientras le observaba atentamente. -Mejor sera antrancar esta puerta y empezar a comer algo. Esta noche hay que intentar dormir, tenemos los monstruos muy lejos de aquí, seguramente persiguiendo todavía el reclamo que hicimos-. Se hizo el silencio de nuevo. Robert  sacó de su mochila un saco de dormir y unos libros. Se sentó al lado de Marck, en frente de la chimenea ya encendida.

- Hace mucho que no tenemos una noche tan tranquila -. Dijo Robert mirando el fuego mientras acompaña a su amigo, que hacía lo mismo que él. Ambos miraban el fuego como si buscasen algo dentro del mismo. Quizás ese pasado que tanto anhelaban

- Mira, ahí al fondo tienes un estante lleno de libros. Ya tienes entretenimiento para esta noche -. Contestó Mark cabizbajo.

Robert se levantó y empezó a buscar libros en el estante. Los observaba uno por uno y con mucho cuidado los abría. En voz baja decía el nombre y el autor del libro mientras lo señalaba con el dedo e iba pasando a otro libro, a otro... como si no les interesasen. - Vaya, todas son novelas que ya tengo. Alejandro Dumas, Arthur Conan Doyle... ummm... no encuentro nada -. Llegó al final del estante sin encontrar nada interesante que llevarse, hasta que algo le llamó la atención. - Vaya, un libro con un cerrojo, podría ser un diario -. Cogió el libro que se encontraba detrás de unas enciclopedias que Robert ya tenía, con curiosidad lo observó por todos los lados. - Muy curioso, a lo mejor contiene informanción esencial sobre lo que pasó en esta casa y quizás, con un poco de suerte, tenga información sobre esos monstruos. Voy a echar un vistazo a ver -. Robert volvió a la chimenea junto con su amigo que yacía sentado en el suelo afilando su cuchillo.

- ¿Que has encontrado? -. Pregunta Mark mientras sigue enfrascado en afilar su cuchillo.

- Es un diario, o eso parece. Voy a abrirlo y salimos de dudas -. Robert abrió el libro por la primera página, había un nombre escrito ''Carla''. Las páginas estaban casi intactas. El deterioro no había pasado por ellas. Robert advirtió a su amigo e inmediatamente su atención se devió al libro. - Es una fecha bastante reciente -. Dijo Mark al percatarse de la fecha que ponía. - Bastante interesante...-. No paraba de repitr esa frase-. - Robert, espera, cenemos algo y ahora lees. Mañana nos levantaremos temprano a si que no te tires toda la noche leyendo -. Le habló Mark muy tajante. -Está bien, empezaré a leer por donde más o menos interese, porque hasta ahora solo veo una vida de una chiquilla muy adinerada. Hermanos, padres ricos, mucho dinero, viajes... AJÁ, aqui comenzaré a leer.

Diario de un muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora