Capítulo 1

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Era 1° de octubre por la mañana, mis abuelos y yo estábamos listos para salir hacia el huerto de duraznos, solo para revisar si estaban listos para ser cortados, nos fuimos caminando para acortar camino, al llegar el sol estaba un poco fuerte pero todo se veía muy luminoso, los duraznos tenían un color naranja brillante, agarré el primero que vi y le di una gran mordida, estaba simplemente delicioso
— ¡Sam empezaremos a cortarlos! Grito mi abuelo para advertirme que comenzaríamos a recolectar duraznos.
Mis abuelos habían cultivado duraznos por 50 años, cuando era niño me encantaba visitarlos y pasar el día jugando entre los árboles, pero cuando me mude con ellos ya nada era igual, me faltaban mis padres, pasar el día jugando ya no era suficiente, sentía su ausencia aunque con el paso de los días y los meses comencé a dejar todo en el pasado, ahora disfrutaba a mis abuelos pues sabía que al igual que mis papás, algún día ser irían.
Solo alcanzamos a llenar 25 cajas de duraznos y estaba comenzando a  anochecer  así que mi abuelo fue a nuestra cabaña por la camioneta,  al llegar a la cabaña encendimos la chimenea pues había empezado a hacer frío, mi abuela subió a su cuarto y prendió la televisión
—oigan, rápido, ¡vengan a ver esto! Grito mi abuela
Subimos  rápidamente, al llegar estaba el noticiero, al parecer caería una fuerte tormenta mañana por la noche, era terrible... Los árboles de durazno podrían caer, al igual que su fruta y nuestra cabaña no era lo suficientemente resistente. Esa noche mi abuelo comenzó a sentirse mal, no sabíamos por qué, pero nos aseguró que no era nada grave, solo un resfriado.
Tome un baño y me fui a la cama, me parecía imposible conciliar el sueño, pasaban mil cosas por mi mente, ¿Qué pasaría? ¿Qué haríamos?
Apenas eran las 4:00a.m. de la mañana y escuche mucho ruido, así que me levante de la cama, fui a la cocina y mi abuela ya estaba despierta
— ¿Qué haces despierta a esta hora?—Le pregunté.
— Tengo que recolectar todo lo que sea  importante—  Dijo mientras levantaba una caja con unos libros viejos, tome la caja para ayudarle.
— ¿De qué estás hablando?
— Nos iremos por la tarde, iremos a Glastonbury, allá tenemos una casa vieja, en Glastonbury no caerá la tormenta.
Tome las llaves de la camioneta y nos fuimos
—Vamos al huerto, recogeremos duraznos y luego vendremos por tu abuelo,  aún no se siente del todo bien, dijo mi abuela.
Estuvimos toda el día recolectando duraznos llenamos casi 60 cajas, el cielo ya estaba muy nublado pero aún no comenzaba a llover
— ¡Vamos abuela, comenzara llover!
Mi abuela traía otra caja, corrí a ayudarle, agarre la caja pero a lo lejos se veía la tormenta llegar, cayó una gota en mi frente, enseguida otra y de pronto comenzó a llover más fuerte, rápidamente lleve la caja a la camioneta
— ¡Rápido, abuela!
Encendí la camioneta, el camino estaba lleno de lodo, llovía demasiado fuerte y no podía ver nada a través del parabrisas, decidí estacionarme a la orilla del camino, para esperar a que parara un poco ,la camioneta se movía con el  fuerte viento, parecía que los vidrios no resistirían las gotas de lluvia eran muy grandes y se podía escuchar claramente cuando chocaban, después de tiempo se calmó un poco, hasta que fue posible conducir, encendí la camioneta y conduje velozmente a la cabaña, al llegar estaba todo bien, sentí un gran alivio, baje corriendo; pero en ese momento  escuche un fuerte ruido, así que me detuve a ver que era, voltee alrededor  y no logre observar nada, después de un buen rato se escuchó de nuevo, logre distinguir que era a mi derecha ,al voltear vi un gran pino, trono una vez más y de un segundo a otro comenzó a inclinarse hacia la cabaña, donde aún estaba mi abuelo…
—!NOOO¡ grite con una voz muy desgarrada, sentí que mi corazón se paralizaba, mientras mis ojos se llenaban de lágrimas, el árbol solo cayó y derrumbó la cabaña, todos los vidrios se rompieron, era  un sonido retumbante, entré apresuradamente y no lograba ver nada, pude  llegar al cuarto de mi abuelo y ahí estaba el, creo que fue el peor momento de mi vida, ver a mi abuelo, recostado en su cama pero repleto de graves heridas, con una cara aterrada, él no sabía lo que pasaba, me dirigí hacia el
—abuelo, abuelo tranquilo aquí estoy, todo estará bien, tranquilo. Le dije en mi intento por tranquilizarlo, con mi cara llena de lágrimas. En ese momento entró mi abuela al cuarto, se acercó a mi abuelo y le dio un tierno beso en la frente, mi abuelo tomó mi mano y la de mi abuela, con una voz muy temblorosa nos dijo que nos amaba, sin más que decir, dio un gran suspiro, en ese momento note unas marcas en las sienes y alrededor de los ojos de mi abuelo supuse que era algo natural, parecía que como cualquier otro día  cerraría sus ojos para irse a dormir, y despertar lleno de energía al día siguiente, pero esta vez no sería así.
Envolví a mi abuelo en una sábana blanca con el reloj que su padre le había heredado, era un reloj de bolsillo muy peculiar, puse el reloj en sus manos, quería enterrarlo junto con los árboles  del huerto pero ya no había nada, todos los árboles caídos, decidí enterrarlo en medio de todo el desastre y encima de él plante unas semillas de árbol de durazno, estuvimos un buen rato acompañándolo y contemplando todo lo que habíamos perdido, al atardecer nos encaminamos hacia Glastonbury
Durante el camino me comencé a sentir un poco mal
—abuela, voy a parar en alguna farmacia, me duele mucho la cabeza, seguro es todo esto que está pasando—
— ¿te duele la cabeza? Me pregunto mi abuela, en su cara note un poco de miedo
Se me hizo muy raro pero igual lo ignore.
Glastonbury quedaba algo retirado, paramos en un hotel algo viejo, Había una tienda de autoservicio y una gasolinera
—disculpa, ¿aún tienes habitaciones?
— ¿perdón? Respondió la señora detrás del mostrador que estaba completamente concentrada en el teléfono
— ¡¿que si aún tienes habitaciones?!  Le respondí algo enojado
—oh tranquilo hijo, yo lo arreglo. Me dijo mi abuela al ver mi desesperación
Cuándo al fin conseguimos que nos reservaran una habitación la señora me dio las llaves y sin querer toque su mano, ella la quito rápido
— ¡ah! otra vez esos calambres, debe ser de tanto trabajar. Dijo entre dientes la señora, apenas alcance a escucharla
La habitación no era nada bonita pero mi abuela y yo solo queríamos dormir, mi abuela se fue a dormir temprano, la noté un tanto preocupada.
Camine hasta la camioneta para sacar la chaqueta que se me había olvidado en la cajuela, vi una caja con libros viejos  y recordé que era la que yo había cargado, mi abuela había dicho que llevaría lo importante y esos libros no parecían muy importantes, estire mi mano para alcanzar un libro que sobresalía de la caja, era color azul brillante con el título en dorado, lo abrí para leer un poco pero antes de comenzar a leer, vi un pequeño trozo de papel entre las hojas, tenía escrito un número telefónico "Dietrich 020 56—7083" parece que el número provenía de Londres, ¿Por qué mi abuela tendría el número de un tal Dietrich, que aparte de todo era de Londres? En ese momento pensé en muchas posibles razones, guarde el trozo de papel en mi sudadera y deje el libro en donde estaba.

Esa noche no paraba de pensar en todo lo que había pasado, ¿cómo es que ayer mi vida era totalmente diferente a lo que era ahora?, ¿cómo es que mi abuelo estaba muerto y yo solo tenía la curiosidad de saber más acerca de lo que acababa de ver?
Cuando estaba comenzando a quedarme dormido me vinieron a la mente muchas imágenes, pude reconocer una, ese momento en el que mi abuelo di su último suspiro pero en esa imagen mi abuelo se llenaba de marcas azules por todo su cuerpo, sus ojos se tornaban muy brillantes casi blancos, escuche voces pidiendo ayuda, desesperadas e incluso pude ver a alguien que parecía estar a punto de morir, en ese momento me desperté de un brinco, estaba agitado y sudando, parecían ser simples pesadillas, salí de la habitación, estaba haciendo mucho  frío, baje hasta la camioneta para volver a revisar los viejos libros, abrí de nuevo el libro azul, era  muy peculiar estaba escrito completamente a mano, hojeé el libro hasta que alcance a percibir una imagen, no estaba muy clara pero parecía una persona normal, con ojos brillantes ; Abrí otro libro, este era rojo con pastas muy duras, ese libro no tenía ninguna imagen y estaba escrito a máquina, no lograba entender, estaba desesperado, sabía que mis sueños me estaban diciendo algo.
A la mañana siguiente desperté, tomé un baño y nos fuimos del hotel, pensaba preguntarle a mi abuela más acerca de los libros y contarle un poco sobre mis pesadillas.

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⏰ Última actualización: Feb 21, 2019 ⏰

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