Capítulo 11

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Alfred

Fui a la habitación y comencé a ojearla. Lo tenía todo esparcido y tirado pero así me gustaba, desordenada por la vida pero capaz de ordenar la mía. Una melodía interrumpe mis pensamientos.

-¡Buenos días, cariño! ¿Qué tal?

-Hola mamá, yo estoy bien y ¿vosotros?

De repente, la puerta del cuarto se abre y aparece Amaia, me llevo un dedo a la boca para mostrarle que estuviera en silencio. Ella deja una bolsa en su cómoda, coge ropa y susurra que va a ducharse. Desaparece y la puerta se queda entreabierta.

-Nosotros muy bien, como siempre. Aunque tu padre sigue siendo igual de cabezota.

-¡Pues como yo!- exclamo acompañado de una risa que se me corta al toparme con ella desnudándose. Me quedo observando cómo se desprende de su camiseta y se queda en sujetador. Nota que la miro en el momento que sube la cabeza después de haberse quitado los pantalones, se topa con mis ojos. Me sonríe pícaramente y yo giro la cara.

-¡Hijo! ¿Sigues ahí?

-Sí, sí, perdona mamá- respondo avergonzado, como si pudiera verme ahora mismo.

Vuelvo a fijarme en Amaia, quien me sonreía juguetona mientras se bajaba los tirantes del sujetador lenta y sensualmente. Por arte de magia, el sostén desaparece, dejándome observar sus pechos. Son preciosos.

-Buah- suspiro

-¿Te pasa algo?- pregunta preocupada

-No, no me pasa nada ma-má

Me quedo boquiabierto al ver como se agacha para desprenderse muy despacio de su tanga.

-Lo siento mamá pero te tengo que colgar, hablamos luego.- digo susurrando.

Corto la llamada y me dirijo hacia ella sigilosamente. Cuando se levanta, gira al verme detrás suya y con la mirada clavada en ella.

-Vaya, creía que no ibas a venir. Tardabas demasiado- susurra felina

-Estaba hablando con mi madre pero me han entrado ganas tremendas de ducharme y he colgado- le respondo de la misma forma

-Bueno, pues si tantas ganas tienes desnúdate y métete tú primero, yo me salgo y espero

Comienza a alejarse de mí. Velozmente le atrapo el brazo y la pongo en frente de mí, cara a cara, pecho con pecho. Le quito un mechón de la cara y se lo posiciono en su oreja y susurro tratando ser sensual.

-Quédate conmigo

Vuelvo a sus ojos llenos de lujuria y bajo a sus labios repletos de deseo. Los rozo hasta que no aguanto más y me lanzo sobre ellos. Comenzamos una lucha de lenguas para ver quien domina la situación, poco a poco vamos a parar de nuevo en la habitación. Se separa de mí, lo que me deja confuso pero por poco tiempo ya que me tira a la cama y se abalanza sobre mí, se posiciona encima de mis piernas y empieza a quitarme la camiseta para lanzarla a alguna parte. Continúa succionando cada parte de mi cuello y baja hasta llenar todo mi torso de besos, me mira divertida y se deshace de mis pantalones y bóxers; que ya dolían de la presión, a la vez que ella también se agacha hasta llegar a la altura de mi pene, y comienza a acariciarlo lento; pero con precisión. Otra sonrisa guasona y se lo lleva a la boca, increíble como lo lame y succiona mientras juega con mis testículos. Es una diosa en todo lo que hace. Joder. Gimo y suspiro su nombre junto a palabras extrañas hasta que noto que me voy, la aparto acabando en mi mano. Subo a la cama y empiezo a besarla por la cara y el cuello; donde dejo varias marcas, sigo por sus pechos y abdomen hasta llegar a su zona íntima. La miro buscando su aprobación a lo que ella afirma. Quería devolverle lo que me había regalado y, comienzo a lamer y a sumergirme en su sexo, me responde con sonoros gemidos que aumentan a medida que yo la penetro con mis dedos. Al terminar, reclama mis labios y vuelvo quedando encima de ella y seguirndo con la batalla de lenguas. Se posiciona sobre mí rozando nuestros sexos, cosa con la que suspiramos. Empieza a frotarse su entrada con mi miembro hasta que para de repente y se dirige a la bolsa de la cual saca un preservativo, sonríe y me lo lanza, vuelve a mí gateando mientras yo me lo coloco. Se posiciona entre mis caderas y se deja caer sobre mí, entonces pasa. El tiempo se para al introducirme en ella y al sentir sus paredes rodeándome. Comenzamos a movernos lentamente, un vaivén tranquilo que aumenta con los minutos acompañados de gemidos, antes de llegar al final la muevo; quedando debajo de mí, haciendo que las embestidas sean más duras, rápidas e intensas hasta que llegamos al clímax. Sudorosos y pegajosos con todavía varios espasmos del orgasmo salgo de ella junto con un suspiró y me tumbo a su lado, rápidamente me abraza. Nuestros corazones acelerados laten al unísono.

-Hasta que se caiga el cielo.

Estamos conectados.



Y por fin a pasado.

Quiero que me perdonéis por mi inexperiencia al escribir este tipo de escenas, bueno, y de todas. Solamente que no me matéis por lo mal que está, quiero que me digáis que os ha parecido, como siempre. Adiós a todxs :)

Dato sin importancia: la siguiente semana tengo vacaciones ;)

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