CAPITULO XII

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El olor rancio, inundaba la habitación, caminé despacio hacia la puerta, e inútilmente la abri, aunque pensé que nada malo podría entrar, me equivoqué, EL, si podía y me dejó en claro que quería, pero no llegué a comprender porqué esperaba, si hubiera querido, yo estaría sin vida.

Sali al patio y mirando el cielo senti el peso del mundo en mis hombros, el dolor aparecía al momento de recordar la muerte de mi abuela, y la furia me enseguecia, era evidente que la vida normal, de todo el mundo, no era para mí, y ya no importaba, no había motivo para pensar en la palabra futuro.

"Esa es mi chica, casi creo que el viejo te mata, pero no lo quiso hacer, yo podría ser rey de reyes, pero el, todavía tiene poder eterno, solo un detallito lo destronaria y tu amiga Alma lo hará posible."

"Pyros,  dejame en paz, no me interesa tu idea de guerra de clanes, Alma va a sufrir igual que todo lo que la rodea ".

"Con el resto puedes hacer lo que quieras, pero con mi muñeca, no, ni te atrevas ......ella va a ......darme un hijo .....sabes?  Y esa es mi arma, el viejo, tiene hijos, pero solo por opcion, el mío sera verdadero hijo del diablo, y me dara la fuerza para reinar, Alma es especial, lleva en su esencia la locura de la maldad, el instinto de una hiena."

Las palabras parecían frases dichas de una película, eso no pasaría, no pasaría. 

Solo giré, y como si fuera lo mas natural, deje, a ese maniático, hablando solo. Sin dudar y como si fuera algo urgente,

me entregue a la tarea del hechizo, "Alonso Pedroza, solo tienes ojos para mi, tu corazón pende de un hilo y yo lo manejo, que este nudo, permanezca cerrado para siempre, que extrangule tu alma y tu cuerpo...."

Listo, me sentía poderosa, que podía contra mi destino y, que a la vez, era sumisa, y podía aceptar cualquier cosa que sucediera, no importaba, mi corazón, a estas alturas, era solo una mancha oscura sobre mi pecho, hubo alguien que me ofreció su corazón y yo lo maltrate, y alguien que me dio asilo, y estaba a punto de ser mi arma para una venganza.

"Como puedes estar seguro que ella solo se empeña en hacerse la difícil?, como es que no te das cuenta que no quiere nada contigo, y encima parece haber quedado ....." Vitorio Torres dijo esto haciendo girar su dedo índice sobre la sien, a lo que su hermano respondió con una mirada de odio.

Esa mañana, Baltasar decidió pedirle explicaciones a Aurelia, no lo tomaría por tonto, y si ella lo había engañado solamente por pura vanidad, el se encargaría de decirle un par de cosas. Averiguo donde se alojaba, y se encaminó hacia allá, sorprendido de su mudanza apresurada, entró por un pasillo largo y frío por la humedad, pasó por un aljibe, y tocó la puerta verde, (extraño lugar para chica, olor a moho, descuidado,solitario y melancólico) , no escucho respuesta, se acercó y parecía que alguien hablaba, o rezaba.

Tocó nuevamente pero de manera enérgica, pudo escuchar una silla correrse, y pasos. La que habrió, era una vercion opaca de Aurelia, sin luz, como si hubiera envejecido, y sus ojos estaban vacíos.

"Creo que llegué a tiempo para que me des algunas explicaciones ".

Aurelia lo miro y lo dejó pasar designada. Baltasar entró y se sentó en aquella habitación que olía a algo ....penetrante, pero que no podía distinguir con seguridad.

"Creo que meresco una explicación, fui un amigo, te busqué, trate de darte amor, y creí que me correspondías. Luego, de un dia para otro, todo cambia, te aislas, no me hablas y pareces una loca ".

Aurelia no se inmuto, miraba por la ventana, luego el techo y parecía prestarle poca atención. Solo lo miro cuando el mencionó la palabra "amor ". Cuando el silencio inundó el lugar, y amenazó con ahogarlos, ella habló, "no creo que tengas la capacidad de tolerarme, tu debes seguir con tu música, el bar, en fin tu vida, yo debo preocuparme por asuntos mas importantes."

"Que hay de cierto que Murillo Torres es, de hace rato, novio tuyo, que tienen una relación desde muy jóvenes? "

Aurelia aprovechó aquello y termino con un golpe certero la charla. "Por supuesto, que creías?, no pudiste pensar que me casaría contigo, no?  Nosotros venimos del mismo lugar, pobreza, miseria, todo es una pesadilla, como dejaría pasar la oportunidad con Murillo? "

Baltasar la miro, triste, abatido, por última vez a aquella chica que hacía un tiempo era alegre, de la cual se enamoró y ahora lo apuñalaba sin dudar. Solo se fue.

EL LAGO DE LAS ALMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora