Bleeding Love

Capítulo 1. "Gracias por volver"

- Rosario, ya estoy bien, en serio. -Dije por quinta vez, un poco harta de la situación -No ganan nada encerrandome aquí, ¿saben? Solo más polémica. -continue
- No trates de engañarme, ______. Solo has pasado un mes  ahí y tengo órdenes estrictas de mantenerte ahí un tiempo más, hasta que se calmen las cosas. -me respondió  un poco cansada. Supongo que a ella tampoco le agrada esta situación.
- ¡No es justo! ¿Por qué todos ellos no se van a la mierda de una vez? ¿No tienen algo más importante que hacer a parte de hablar sobre eso? ¿Por qué no se meten en sus propios asuntos?
- ¿"Eso"? ¿Ves la situación en la que estás solo como "eso? Esto no es un "asunto", ______. Es un problema.
- Sí, está bien. Tienes razón. Es un problema. Mi problema. Déjame solucionarlo. No puedo hacerlo desde aquí.
-_________, tu abuelo ya habló. No quiero más situaciones incómodas con la prensa hasta que te mejores.
- ¡Y no las tendrá! ¡Lo juro! Siendo honestos, ¿acaso creen que es bueno mantenerme encerrada en un lugar con gente igual que depresiva que yo, hasta incluso peor? ¡Por favor! Habla con él, ¿sí?
- Eres muy irritante, pero lo intentaré. Te hablo más tarde. Cuídate, toma todas tus medicinas y haz caso. Te quiero.

Y colgó. No me dejó responderle. Solo colgó. Y no la culpo, ha de haber estado muy ocupado con toda esta situación. Probablemente mi abuelo la ha estado presionando de todos lados y echándole la culpa sobre mi estado, pero ella no tiene la culpa. A decir verdad, Rosario se preocupa más por mí que mi familia. Ella siempre fue como una mamá para mí, a pesar de solo ser mi mánager. Siempre se preocupó por mí más allá de lo en los contratos estaba escrito. Supongo que debió dolerle verme mal y no poder hacer nada.

¡No es posible que un hombre me haya arruinado tanto como para querer autoeliminarme!

Pero todo esto, se acaba ahora. Tengo que salir de aquí y demostrar que sigo de pie. Renacer.

Pasaron las horas entre charlas grupales y dinámicas. Se puede decir que la estaba pasando bien. Cenamos todos juntos y cuando el reloj comenzó a sonar indicando la hora de dormir, diviso a fuera de la casa una camioneta muy conocida para mí.

- No puede ser cierto -digo dudando un poco
- Sí puede ser, señorita ______ -dijo una voz masculina detrás mío.
- ¡John! -dije antes de correr a abrazarlo.

Era Jhon, mi guardaespaldas desde que era solo una pequeña niña. Él no solo era mi guardaespaldas, si no también mi confidente. Hemos pasado tanto tiempo juntos que lo consideró como un padre. Realmente lo había extrañado.

- ¿Y yo? -dijo...¡¿Rosario?! ¡Ella también estaba aquí!

Solté a John solo para correr a abrazar a Rosario. No podía ser Mass feliz, o eso creía hasta que me dijeron que habían venido a recogerme.

¡Eso significaba que iba a regresar a mi departamento! ¡A la ciudad! ¡Todo iba a estar bien ahora!
Después de tanta mierda supongo que me merecía algo bonito.

- Yo me encargo.-dijo John sosteniendo mis maletas, mientras esperaba que tanto yo como Rosario subieramos al Jet privado.

Ya arriba del Jet, me sentí como en casa. El olor, los colores, sus asientos y las bebidas. ¡Me encantaba estar de vuelta!

El capitán anunció el despegue hacia Corea y nos abrochamos los cinturones. Esperen...¡¿dijo Corea?!

-¡¿COREA?! ¡¿POR QUÉ MIERDA ESTAMOS YENDO A COREA?! -dije, no, grité muy ENOJADA, mirando a los dos susodichos que amo tanto pero que en estos momentos solo quiero lanzarlos del avión. No podían estar haciéndome esto ¿o sí?
- Órdenes de tu abuelo.-dijo una Rosario muy tranquila.
- ¡¿QUÉ?! ¡¿QUE VOY A HACER ALLÁ?! ¡¿Y MI DEPARTAMENTO EN NY?! -¡Joder! Sí me lo estaban haciendo.
- Tu departamento está en venta,_______. Tú ya no tienes departamento en NY. No por el momento. ¿O acaso pretendías volver ahí después de todo? - Golpe bajo. Claro, tantos años conmigo le servían de algo. Rosario sabía cómo callarme.