Prólogo

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Parecía que cada gota de sangre en mi sistema se había congelado, mis piernas empezaban a flaquear y ya no recordaba cuantos segundos llevaba sin respirar. ni siquiera sentía la apremiante necesidad de hacerlo, y mis ojos solo se enfocaban en los ojos negros que tenía delante de mi. La mirada extrañada y el ceño fruncido con auténtica confusión solo reforzaban la expresión, no era una broma.
La frase que acababa de escuchar es todo lo contrario a la escena que había montado en mi cabeza, el único lugar donde todo es perfecto y seguro. ya sentía el ataque de ansiedad a flor de piel, mi piel, la misma que se empezaba a encender mientras se me oprimía el pecho.
Al fin doy una bocanada de aire y me concentro lo suficiente para dar dos pasos adelante con mi reciente valentía adquirida.
-. Soy Alex - Digo con casi nada de voz mientras extiendo la mano.
Cuando el rostro no cambia y los zapatos desgastados y sucios dan dos pasos hacia atrás, alejándose de mi, mi corazón se termina de romper. No es una broma.

¿y si nos conocemos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora