Canciones azules para cobardes. [Chanbaek/Sechen]

11.

11. Loco por la parte superior de su nabo. Por la forma en que calienta mi chuleta. No puedo prescindir de mi hombre de la cocina

Kyungsoo creaba los platos más deliciosos.

Una vez, cuando el tren estuvo retenido durante días a causa de una fuerte nevada y apenas quedaban suministros para alimentar a los pasajeros, él fue capaz de preparar un estofado a base de verduras y la carne de una urraca muerta de frío que Jongin encontró en un vagón. Cortó los ingredientes, escogió las especias y removió el estofado con mucha diligencia. Todo él solo. Luego volvió a la cocina siguiendo un ruido extraño y encontró a Jongin junto al fuego tratando de sacar los restos del animal. Qué estás haciendo, Kyungsoo le había gritado ese día. Había empujado a Jongin sin importarle los llantos que provenían de un nido sobre la encimera. ¿Quién te dio permiso para entrar en mi cocina? Al igual que su comida, su manera de conseguir ser el que tenía la razón también era buena y su imprudencia era crónica. Yixing, el maquinista, siempre se reía mientras contaba esta historia.

Cuando Jongin los conoció tenía solo 17 años, aún enviaba postales a su abuela por aquel entonces. Murió cuando Jongin cumplió los 14, él seguía enviando las postales vacías, sin saber por qué. Jongin llevaba trabajando esos tres años en un tren de otra compañía cuando por curiosidad subió al Lincoln Renall. Era la primera vez que veía el tren del que tanto oyó hablar. Aún recuerda que era más viejo de lo que esperaba y recuerda también el olor peculiar que provenía de la cocina. Olía a madera rancia y semillas de orégano. Su abuela tenía un olor poco agradable que era una mezcla de éstos dos.

Yixing tenía una enorme manta envuelta alrededor de su cabeza, se inclinaba hacia un lado al caminar. Llevaba unos pulcros pantalones de seda y varias capas coloridas de ropa con manchas de grasa. Él siempre se cortaba el pelo a sí mismo, más corto por los lados, y usaba el mismo color de pelo rubio. Kyungsoo solía teñir su pelo en la cocina. Ahora, cada vez que Jongin huele el aroma a tinte de pelo, se encuentra sentado en aquella cocina exacta, con madera rancia y orégano. Aquel día, Kyungsoo había teñido el cabello de Yixing. Habían envuelto su cabeza con una manta que encontraron abandonada por uno de los pasajeros. "Como coleccionar pedazos de vidas descompuestas" dice siempre Yixing. Por alguna razón incluye ese detalle. Tal vez le gusta la idea de que los objetos olvidados puedan tener una segunda vida. Nunca lo dice pero echa de menos a su familia.

Mientras tanto Kyungsoo se encontraba ordenando los múltiples tarros de cristal llenos de especias. Cada condimento que se pudiera imaginar, Kyungsoo lo tenía. Estaba tan enfocado en su labor que no dirigió ninguna mirada a la figura detenida de Jongin en la puerta. Yixing fue quien lo saludó, le preguntó su nombre y pidió que los acompañase. Jongin aceptó, le ayudó a lavarse el pelo, secarlo y el tiempo había pasado.

Durante todo aquello el cocinero y el maquinista habían discutido sobre una teoría de Yixing, que defendía la existencia de la suerte, así como que ésta era capaz de adueñarse de ciertos objetos. Él creía que el Lincoln Renall se había quedado sin pasajeros por culpa de algún objeto que les daba mala suerte y no por la desconfianza de las personas tras el incidente ocurrido en aquel tren hace casi un mes. De vez en cuando, Kyungsoo miraba a Jongin con su semblante inexpresivo y éste inmediatamente apartaba la mirada aguantando la risa. Lo que a Jongin le parecía divertido era que, sin que hubiera alguna razón aparente, un simple cocinero de un simple tren de los miles de trenes a los que hubo subido, tuviera un armario lleno de extrañas especias.

Jongin se quedó allí a pasar esa noche. El ferrocarril continuaría estando fuera de servicio hasta el próximo día. Kyungsoo preparó comida muerta para el hambre de la noche. Kyungsoo lo llamaba comida muerta. Yixing prefirió cenar solo en la sala de máquinas. Él siempre prefería comer solo.