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Por fin era sábado. Millie no podía estar más ansiosa, los nervios la invadían y no podía evitar imaginar miles de escenarios en los que ella decía o hacía alguna tontería, estropeando todo con el pelinegro. Por más que tratase, no lograba imaginar uno en que todo salía a la perfección, no podía evitar pensar en que ella lo arruinaría todo.

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Se miraba una y otra vez en el espejo. Se ponía de frente, de perfil y de todos los ángulos posibles para buscar algún mínimo defecto en el vestido. Después de probarse todos los vestidos que había en su armario, llegó a la conclusión de que el problema no eran los vers todos, el problema era ella.

Soltó un fuerte suspiro, ¿por qué tenía que ser tan insegura en ese tipo de situaciones? Estaba por tomar su celular y enviar un mensaje a Wolfhard, para cancelar la cita, pero golpes en la puesta de su habitación la interrumpieron.

La castaña se dirigió a la puerta y la abrió, encontrándose con su madre, quien sonreía con emoción.

¿Por qué tan arreglada? —Preguntó la madre de la chica sonriendo.

Millie se sonrojo. —Tengo una cita con un chico.

La señora Brown soltó un pequeño grito. —Dime por favor que es con el lindo chico pelinegro que siempre compra limonada.

—Dios, mamá, ¿nos espías? —Preguntó ella, riendo.

Bueno, la novela de las 3 de la tarde terminó la semana pasada, así que, tengo tiempo libre. —Millie ríe. —Entonces, ¿es con él?

—Si, pero, probablemente la cancele. —Dijo ella, sentándose sobre un vestido rosa que estaba sobre su cama.

Tenía todos y cada uno de sus vestidos extendidos sobre su cama, no eran muchos, pues no le encantaba usar vestidos, pero, quería verse linda para esa cita. Tan solo faltaban dos horas y ella aún no decidía que usar.

¿Por qué? ¿No era lo que querías?

—Me he puesto más de tres veces cada uno de estos vestidos y ninguno de ellos me termina de gustar, creo que... los vestidos no son el problema.

—Tonterías, te ves linda en todos y cada uno de ellos. —Su madre sonrió.

Miró con atención los vestidos, había uno que llamaba su atención, un lindo vestido blando con flores coloridas, era sencillo, pero bastante lindo.

Este es muy lindo. —Dijo. —¿Por qué no te lo pruebas?

—¿Otra vez?

—Si, otra vez. Anda, pruébatelo.

Millie soltó un suspiro, tomó el vestido y se dirigió al baño. Tan solo tardo unos minutos y, en cuanto se lo puso, salió y camino de vuelta a su habitación.

Me encanta, luces demasiado linda. —Sonrió. —Ven, mírate en el espejo.

Se puso frente al espejo, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, decidiendo que ese sería el vestido que usaría.

Lemonade || Fillie (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora