Se escuchaba como caiga la lluvia sin parar acompañada de aquellos rayos que iluminaban el cielo y esos truenos que se escuchaban seguidos. Miguel miraba hacia la ventana mientras trataba de conciliar el sueño y de vez en cuando levantaba la mirada hacia Rubén del cual solo estaba inmóvil aun en vista hacia la pared. No sabía si ya se había dormido o no, mientras tanto él aun trataba de dormirse pero no podía, estaba tan cerca de él que de solo pensarlo se ponía nervioso.
Rubén mantenía sus ojos cerrados pero no estaba durmiendo aún, no era tan sencillo para él dormirse tan rápido. Además, no había tomado ninguna pastilla de dormir por eso se le dificultaba mas, ya no quería estar dependiendo de alguna droga para poder dormir, quería acostumbrarse a tener que dormirse por su cuenta, pero claro, no sería algo tan fácil de conseguir como de la noche a la mañana. Otro factor a tener en cuenta eran esos horribles truenos que se escuchan, por suerte estaba más tranquilo por la presencia de esa luz del velador y de ese muchacho que “dormía” a poca distancia de él.
Miguel se da la vuelta tratando de lograr dormirse mirando en dirección a Rubén. Podía ver un poco su cabeza y parte de su espalda, verlo así tan tranquilo le hacían sentir un poco extraño, como feliz y al mismo tiempo de querer estar allí acostado a su lado.
- ¿peroh que piensoh? – se pregunta a él mismo en su mente. Se sentía tonto el estar pensando esas cosas, pero él se sentía asi, quería estar mucho más cerca, abrazarlo, tocarle...
De pronto Rubén se da vuelta mirando hacia donde estaba Miguel y ambos cruzan miradas quedándose en silencio unos segundos. Definitivamente ninguno esperó que el otro estuviese aún despierto.
- ¿Por qué no te has dormido? – Rubén corta ese silencio en un tono demandante.
- Eso tratoh… - se pone un poco incomodo - ¿ y poh que no duermes tu? –
Desvía la mirada – No es tan fácil para mí dormirme. – responde en voz baja –
- ¿Te cantoh una canción de cuna? – pone un tono de broma mientras sonríe.
- Que gracioso – trata de ignorarle cerrando sus ojos para conseguir dormirse.
De pronto una gran luz ilumina desde la ventana y segundos después un gran trueno que hizo hasta saltarle el corazón a ambos y pasó lo que tenía que pasar, la luz se va.
Miguel se sienta.
- Que sustoh! Y encimah se fue la luz – trataba de prender y apagar la perilla del velador sin caso alguno – buenoh, tendremoh que dormir asi. – mira hacia Rubén.
Rubén se había tapado con su almohada la cabeza y se quedó bajo sus cobijas sin moverse.
- Hey, ¿en serio tantoh te asustoh? Venga, que no fue nada – trata de quitarle la almohada.
- No me toques, justo ahora se va la luz y esos truenos, odio cuando pasa eso – seguía apretando con fuerza la almohada.
- Pero seguro no eh la primerah vez que pasa, ¿siempre te quedateh asi inmóvil tapándote hahta la cabeza en cada tormenta que te quedateh sin luz? – decia muy tranquilo.
- Y sin dormir en toda la noche – seguía tenso.
- ¿pero poh que? –
- Nunca me gustó la oscuridad, de pequeño veía con mi mama películas de terror y al final terminé odiando la oscuridad – explicaba rápidamente.
- Vaya… - sonreía sin poder evitar imaginarse esa escena de pequeño, su madre si que era una mujer adorable para hacerle ver esas cosas a su hijo, que personaje! .