Sólo un abrazo

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Han sentido esa necesidad de abrazar a alguien, pero no a cualquier alguien?

Yo si, yo siempre he sido poco demostrativa con mi familia, siempre he vivido guardandome mis problemas para mi misma, pero hubo un instante hace unos meses en el que me derrumbe y busque ayuda.

Hubo un tiempo en que los bajones eran muy fuertes duraban horas e incluso días, días que no sentía fuerza para sonreír, para nada directamente, no quería salir, comer, ir a la escuela, ir a fiestas, levantarme se me hacía muy difícil.

Un día vinieron mis amigos a casa como todos los días pero esta vez uno trajo una botella de Ron, y lo dejo en mi casa porque no podía llevarla a su casa. El Ron estaba caliente y el alcohol caliente te emborracha rápido.

Cuando todos se fueron quedé sola en casa como todos los días, y me dio un bajón, no tuve mejor idea que tomar Ron. El alcohol y la tristeza no es buena combinación.

Luego de tomar el ron caliente me comencé a marear, vinieron a mi mente muchos de mis problemas y ya harta de todo pensé en el suicidio. Pero pensé, ¿esa es la solución? ¿terminar con todo?.

Busque en mi celular el contacto de mi preceptora y le escribí.

Le mandé un audio llorando diciendo toda la mierda que tenía adentro, que me quería suicidar.

Resultó ser que el número que había abierto para enviar los audios no era mi preceptora, era mi maestro de teatro, el me dijo que todo iba a estar bien y que al día siguiente le iba a informar a la preceptora para brindarme ayuda.

Al día siguiente comenzó a llover en la mañana, asique no asistí a la escuela. Como a las 9 o 10 de la mañana llego un auto blanco a mi casa, querían hablar conmigo, salí y hable con las mujeres que habían llegado en el auto, cuando terminé de hablar con ellas me dijeron si podían hablar con un adulto que estuviera en la casa de preferencia uno de mis padres, caso que ninguno estaba en casa ya que están separados y mi madre no vive conmigo. Vivo con mi padre y con su hermana o sea mi tía, que es como una madre para mi.
En la casa sólo estaba mi tía asique la llame a ella para que hablara con las mujeres.

Volví a entrar a mi casa y mi hermana no paraba de hacerme preguntas y yo las respondía como podía.

Volvieron a llamarme para hablar ahora pero con mi tía presente, hable, dije como me sentía desde hace años y me dijeron que iban a pedir un psicólogo lo antes posible. Se fueron y yo no podía mirar a la cara a mi tía. No porque hubiera hecho algo mal, sino porque me daba vergüenza, sabía que le había estado ocultando cosas desde los ocho años desde que hubo un problema policial con mi papá, siendo sincera la policía estuvo presente en mi infancia.

Al rato volvió el auto blanco y me dijeron que al día siguiente tenía que ir al psicólogo a las nueve, les agradecí y se fueron.

Mi tía le aviso a mis padres de todo lo que estaba pasando y no me sacaban los ojos de encima.

Al día siguiente fui a la escuela, tenía clase con mi profesor de teatro, me daba vergüenza porque me escucho en un momento de gran debilidad, cuando se hicieron las ocho y media llego mi mamá a la escuela a retirarme para llevarme al psicólogo.

Estuve en la sala de espera del psicólogo al menos unas dos horas, en ese tiempo mande una foto al grupo que tenía con mis amigos y todos preguntaban donde estaba, les dije que estaba en el psicólogo, poco después me llamo el psicológico para entrar, mi sorpresa fue que en la habitación estaba el psicólogo que resultó ser mujer, una psiquiatra y una trabajadora social.

Hablamos, les dije todo lo que sentía desde pequeña, estuve al menos una hora allí adentro, luego hicieron pasar a mi mamá y yo salí de la sala y volví a la sala de espera, pasaron unos 15 minutos y me volvieron a llamar.

Allí dentro todo se me vino abajo, me hicieron sentar y me preguntaron si ese día tenía algo que hacer, les dije que iba a juntarme con mis amigos como todos los días, y allí fue cuando la psiquiatra me dijo que iban a internarme, inconscientemente comencé a llorar, sin darme cuenta las lágrimas comenzaron a caer al piso y mi madre me abrazo, me dijeron que a las dos y media tenía que ir al hospital así me llevaban a Mendoza, al hospital central.

Salimos de allí y fuimos hasta el trabajo de mi papá, le dijimos lo que había pasado y lo que iba a pasar.

Luego de eso, fuimos a la escuela porque yo había dejado mi mochila allí, le conté a una amiga casi llorando que me iban a internar y luego volví con mi mamá que estaba en dirección hablando, me senté fuera de dirección y comencé a llorar, no podía creer que estaba pasando, ¿tan mal estaba?.

Luego un compañero mío fue a dirección y me encontró llorando, intento consolarme pero era casi imposible, él se fue, lo habían ido a retirar, y apareció la directora, me regaló una bolsa con caramelos de menta y me hizo sentar en la mesa de preceptores a esperar a mi mamá.

Luego de un rato salió de dirección y nos fuimos a mi casa, allí saque mis cosas de la mochila y comencé a meter ropa, toda la ropa que metí fue bañada en lágrimas, estaba destruida, cuando guarde todo abrieron la cortina de mi pieza era mi papá y atrás de él estaban dos amigas de la escuela, venían a ver que había pasado, estuvieron un rato, me dieron un reloj y un colgante para que no las olvidará en el tiempo que estuviera internada.

Cuando se fueron fui a la casa de mi tía, no querian hablar del tema por mi hermano menor, asique cuando fui al baño fue a hablarme, odio llorar frente a la gente y más si es mi familia pero ese día no me importaba nada.

Eran las una y media  cuando llegó mi hermana de la escuela, esa fue la primera vez que me abrazo comencé a llorar en su pecho cuando me habló, saludé a todos y comenzamos a ir al hospital para que me llevarán a Mendoza.

Ya en la ambulancia mi madre me vio los cortes, cuando llegamos al hospital de Mendoza me desvistieron y me preguntaban porque era cada cicatriz.

Luego de una o dos horas de espera me dieron una habitación, luego de unas horas me trajeron la media tarde; un vaso de té, un pedazo de pan y un pedazo de queso, luego llegaron un hombre de barba y una mujer, eran psiquiatras, hablé con ellos y me dijeron que todos los días me iban a ir a ver así hablábamos.

La soledad que sentía en el hospital era más intensa que cuando me sentía sola en casa, en casa sabía que si me sentía sola podía llamar a un amigo así no estar sola, pero allí no, estaba alejada, aislada del mundo.

Los psiquiatras me diagnosticaron que sufría de depresión y soledad, lloraba todas las noches en silencio así no me escuchaba mi mamá, extrañaba mucho mi casa, asique les escribí una carta a los psiquiatras.

Luego de una semana internada me dejaron ir a casa.

Desde que me fui nada fue igual, me trataron diferente en todos lados, en casa, en la escuela incluso los sentía diferentes a mis amigos.

Me medican todos los días, 60 pastillas por mes.

Ya han pasado dos o tres meses desde que me internaron, yo en mi opinión siento que lo he superado un poco, hace semanas que no me sentía mal iba tan bien, pero derrepente todo se vino abajo no hubo razón, sólo pasó.

Mis sueños se volvieron extraños, me despierto cada dos horas en la noche y no puedo dormir, me siento cansada durante el día.

Anoche me quedé a dormir en la casa de mi mamá, quería estar con ella, ella sale tarde del trabajo, pero nunca llegó.

Sábado por la noche, se debe haber ido con los amigos, me ha paso muchas veces, no la juzgo tiene derecho a salir y divertirse, es joven tiene que disfrutar.

Hoy escribo esto mientra la espero, siento que necesito hablar con ella, necesito uno de sus abrazos para poder sentirme bien otra vez.

Sólo necesito un abrazo, sólo un abrazo.

Sólo un abrazo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora