Capítulo Trece: Haylee.

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Ha pasado una semana. El idiota que tengo por ex-novio siguió llamando, por que según él teníamos que hablar. Hablamos, en nuestra conversación básicamente me hecho la culpa a mí, que porque me había ido, que por que me enoje con él, y sí, me dijo que ella fue como su consuelo, y sí, se dio cuenta y trato de arreglarlo con un no quise decir eso, hasta ese punto ya estaba demasiado cabreada y lo mande a la mierda, así que le colgué.

Como era de esperar siguió llamando, por lo que cambie de número.
No voy a mentir, fueron tres días los que me pase llorando, llegaba del Instituto, buscaba cualquier cosa para comer me encerraba en la habitación, lloraba, hacía tarea, lloraba, dormía, despertaba, buscaba comida, lloraba y así esos tres días.

Entonces me dije que no valía la pena llorar por alguién como él. Nunca pensé que fuese capaz de hacer lo que hizo pero veo que sí. Se que habra más personas en mi vida, y tal vez encuentre a alguién más pero si me la pasó encerrada en una habitación llorando por un chico tal vez pasé y yo ni en cuenta. Se podría decir que ya lo he superado, aunque a decir verdad creo que no se puede superar a una persona que realmente amabas en tan corto tiempo.

Igual creo que no está bien terminar a alguién por una llamada, pero no es como si fuese a comprar un boleto de avión e ir a New York solo para terminar con él, además aunque no quiera, el enojo, el dolor y la tristeza actuaron por mí y lo termine. Igual me sentí como una estúpida después de llamar a ella pues desperdicie mi tiempo y me sentí como una loca despechada.

Desearía no volver a ver a ninguno de los dos pero eso es imposible, ya que según mis padres en cuanto ellos vuelvan a New York yo podré regresar y eso me alegra por qué podré estar con mi mejor amigo.

—Hola, April.

—Scott, hola.

—¿Como estás? —pregunta sentándose a mi lado en la banca.

—Bien, ¿tú?

—Bien, y ahora que te veo excelente.

«¿A que ha venido eso?»

—Eh —

—¿No deberías estar en clase? —se apresura a decir.

—No llego nuestro profesor, ¿Y tú, no tienes clase?

—Sí, de hecho ya me iba pero me puedo quedar contigo, para que no estés sola.

—No, no te preocupes. Además no es bueno que desperdicies clases.

—Lo sé, pero si la compañía eres tú creo que vale la pena.

—Yo... creo que lo mejor es que no desperdicies tus clases.

—Bueno, ¿Estaras bien?

—Claro.

—Bueno, espero verte luego.

—Igual —le sonrio.

Se levanta y se va.

Me levanto y voy a comprar algo de comer, espero no encontrar a nadie desagradable. Alec no vino hoy así que hoy estoy sola.

Una hora después, Meredith y Laura me ven y caminan en mi dirección.

—Ey April, ¿saliste temprano? —pregunta Laura.

—No, no llegó el profe.

—Oh, que bueno. Vamos con los demás.

—Hola, bellezas —dice Laura.

—Luego según tú lo dices en broma —responde Meredith riendo.

—Es que lo digo en broma.

El Chico De Ojos VerdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora