Capítulo seis.

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Escuché un quejido y a este se le sumó una palabrota, provenía del sujeto debajo de mí, debió dolerle la caída ya que el soportó todo el golpe.

Se escucharon las voces de Owen y Bloo entre risas de burla, rápidamente me levanté para volver a resbalar, pero esta vez no caí.

–¡Ey bro!

–Vaya vaya, Bambi eres rápida, eh

El moreno se levantó tembloroso del piso y frotaba su trasero mientras murmuraba –¿Apuntaron el número de la placa del camión que me acaba de arrollar? –rio agudamente y sus ojos parecían perderse con la amplia sonrisa–. ¿Quién eres tú?

Lo miré apenada, él sujeto era alto y delgado, tenía perforaciones en su rostro y tatuajes, llevaba una gorra de visera recta cubriendo su cabeza que parecía calva por los lados y se mantuvo mirándome, esperando una respuesta a su pregunta, pero yo tenía otras prioridades.

–¡Disculpa, pero necesito usar el baño! –Lo aparté para entrar en el baño y cerré la puerta tras entrar.

¡Vaya alivio! ¿Alguna vez han necesitado ir al baño con tanta urgencia, pero no lo pudieron hacer y llegaron al punto en que se sentía como si su vejiga fuera a explotar? Pues eso es lo que yo sentía y después de finalmente liberar mi necesidad el alivio fue tal que me sentí en la gloria.

Lavé mis manos mirando mi borroso reflejo en el pequeño espejo que parecía jamás haber sido limpiado, ensayé una expresión inocente con la intención de disculparme con el moreno al que arrollé tal como él dijo; como si yo fuera un camión.

Al salir no había nadie en el pasillo por el que me había deslizado previamente, caminé cautelosa ya que no quería volver a caer y llegué a lo que debía ser la sala, pero este era un espacio lleno de cajas apiladas con una marca o logo en forma de... ¿gota?, estaba impreso en cada una de las cajas, eso me recordó que Owen había dicho que tenían una pequeña empresa ¿Pero de que era su empresa? ¿Qué significaba esa gota?

Supongo que me perdí en mis propios pensamientos ya que no escuché a nadie acercarse y un toque en mi hombro de repente me sobresaltó.

–¿No escuchaste que te llamé? –cuestionó Owen sonriente.

–Oh, no... lo siento, oye –señalé las cajas– ¿De qué son esas cajas?

Owen se limitó a sonreír y caminó haciéndome una seña con su dedo para que lo siguiera, obediente lo seguí hasta que llegamos a la cocina donde estaban Daniel y el moreno al que arrollé antes.

–A pesar de que ya la has conocido te la voy a presentar –mencionó Owen acercándose al moreno– ella es Danbi, una amiga –me miró y señaló a su amigo con su mano como si fuera algún producto en venta– Danbi, este es mi amigo, mi bro, mi compañero y jefe: Loopy.

–¿Loopy, acaso ninguno de ellos tiene nombres normales? –pensé mientras sonreía apenada–. Hola... disculpa lo de antes, es que resbale y...

–No te preocupes –respondió Loopy despreocupado mientras metía a su boca un chupete al que le había quitado la envoltura–. Muchos se caen en ese pasillo. –habló con dificultad con el chupete en su boca y rio burlón.

–Sí, todos hemos caído en ese pasillo –Daniel miró a Loopy haciéndole una ligera mueca, de repente se volvía más comunicativo y su voz... me agradaba más y más–. Ya que alguien siempre moja todo el camino desde la piscina hasta el baño. –mantuvo su intensa mirada en Loopy quien sacó el dulce de su boca para reír a carcajadas.

Daniel rodeó sus ojos y dio un paso hacia Loopy quitándole el chupete de la mano y salió de la cocina por una puerta que daba al porche de la piscina.

RUDEWhere stories live. Discover now