Capítulo 10

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La cena de aquel Treinta y Uno de Octubre fue simplemente la mejor apertura para la fiesta de Halloween que pudo haber. Un maravilloso festín lleno de dulces, jugos y tortas de calabaza, y todo con los decorativos propios de la ocasión, pasando desde arañas, serpientes, gusanos sobre las mesas, hasta ojos en la sopa y copas manchadas de sangre. Alicia comía tranquilamente, cuando observó que Umbridge entraba al comedor y se sentaba en su puesto. Alicia en secreto, había dejado frente al puesto de cada profesor una caja con su nombre y lleno de chocolates, y con Umbridge no fue distinto, tan solo su caja era la única rosada.

Alicia comía con tranquilidad, mientras Minerva a su lado y Snape al otro, probaban los chocolates frente a ellos.

-Están realmente buenos.- comentó Minerva.

Snape asintió, estando de acuerdo.

-¿Quien los habrá dejado aquí?- inquirió la profesora.

Alicia sonrió pero ocultó la sonrisa al beber de su copa de vino.

-Fuiste tú.- dijo Snape.

-¿Que yo que?- inquirió Alicia.

-Tú dejaste los chocolates.-

Alicia se encogió de hombros. -No voy a confirmarlo ni negarlo-

Minerva le dio un beso en la mejilla a la chica. -Muchas gracias, están deliciosos.-

Alicia no pudo evitar reír.

-No lo agradezcas.-

Snape enarcó una ceja al ver hasta el otro lado de la mesa.Minerva comprendió esa mirada.

-¿También le dejaste a Umbridge?-

Alicia sonrió de oreja a oreja pero no dijo nada, tan solo pinchó un pedazo de tarta de calabaza y se la llevó a la boca, limpiándose luego de tragarla usando la servilleta con delicadeza.

-Alicia…- susurró Minerva. -¿Qué le pusiste a los chocolates de Umbridge?-

-Pastillas vomitivas.- dijo con total naturalidad.

Snape alzó aún más su ceja y Minerva ladeó la cabeza y la vio con los ojos abiertos como platos.

-Oh vamos, no me veas así.- protestó Alicia.

-¿Y cómo quieres que te vea?- inquirió Minerva fingiendo su tono de reproche.

-Ni que tu no tuvieras ganas de hacer lo mismo- le susurró, apuntándola con el tenedor.

Minerva con elegancia se acomodó en su puesto.

-No, no tengo ganas.-  mintió.

Alicia abrió la boca y frunció el ceño, viéndola entre sorprendida y de manera acusadora.

-Minerva McGonagall siento que ya no te conozco.-

Minerva soltó una carcajada tal que casi se ahoga con el vino.

Snape sonrió de manera casi imperceptible.

-Prometo no decir que fuiste tu.- le susurró a Alicia.

-¿De cuando acá proteges a los que rompen reglas, Severus? -dijo la joven con una suave risa.

-Sólo cuando se trata de Umbridge puedo hacer excepciones.-

Snape le dedicó un guiño a Alicia y ella sonrió aún más, mientras Dolores con una sonrisa en el rostro engullía los chocolates de la caja rosada.  

-¿Ali?-

-¿Si?-

-¿No crees que estás exagerando?-

Se Siente Bien Volver.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora