10. Mudanza

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En Queen Anne Street estaba mi nuevo hogar. Un edificio de tonos naranja y crema. Solo tenía cuatro pisos, cada uno con sus respectivos dueños, incluyéndome con los dos últimos pisos. La construcción era con ladrillos gigantes. Las ventanas en arcos con terminaciones finas, tallados en sus contornos. Estaba maravillada y embobada.

Hannes nos hizo compañía hasta que un desaliñado Patrick apareció y al fin pudimos partir a nuestro vuelo. Por cierto, Hannes le dio su número a Patrick, este solo dijo "Gracias muñeca" de manera divertida, jamás tendrían una oportunidad. Dios como me fascinan estos tres chicos, pero uno más que nada se lleva mi atención. Mi total atención. Yo también robaba toda su atención, eso fue lo que dijo cuando amanecimos juntos en el sillón del hotel. Luego en el desayuno comento que el tomaba el encuentro no como sexo casual, más bien como amigos especiales, los conocidos amigos con beneficios. La idea no me molesto, yo no estaba preparada para tener un novio. Recuerdo que Hannes había enviado una imagen a mi celular que decía: ¿Y si conozco a un chico y nos hacemos novios? no sabría que hacer... ¿que come un novio?¿cada cuanto tengo que sacarlo a pasear? Era muy parecido a lo que sentía y claro estalle en risa.

Eloy era muy cariño, durante el vuelo acariciaba mi rodilla mientras hablaba con Patrick o alguna de las Victoria Secrets, cuando caí dormida el me acurruco, sentía su aroma, sus brazos confortándome y sus labios en mi cabello. Eloy era como tener un guarda espaldas, un amigo, un amante, en un solo paquete. Un Británico paquete.

- ¿No vas a entrar, Piernas?

La voz de Eloy me devolvió al presente, aun parada frente al edificio, mirando mi lucecita de esperanza. Sentí su mano en la mía, camino por mi y en la puerta se dio cuenta que no sabía el piso.

Aquellos pisos eran todos lo que alguna vez había pedido. Bueno, tampoco soy buena pidiendo muchas cosas, me conformo con lo mínimo.

Al subir las escaleras llegábamos al departamento Nº 3. Nos encontrábamos con mas escaleras pero estrechas, de madera clara y brillante. Al subir se encontraba una pequeña recepción, luego living con chimenea, la cocina no estaba separada, pero el mármol negro era hermoso, al costado de esta una puerta que daba a la lavandería y al final una baño.

En el segundo piso, al cual llegábamos por la misma escalera de recepción, la primera puerta a la derecha una habitación grande, primera puerta a al izquierda un baño, la puerta de en medio y final mi habitación. Gigante como ninguna, una pared tenía el armario de doble puerta, conjunto a esta un espejo gigante desde el techo hasta el piso y luego el mismo armario de doble puerta.

- Sucede algo?

- Los de la agencia habían dicho que tenía baño en suite. No lo veo por ni una parte -dije agitando las manos en distintas direcciones, el rio.

- Esto es Londres, no Manhattan -se acerco al espejo e hizo un poco de presión en un costado, este como por arte de magia se abrió hacia adentro.

- ¿Ahí está el baño? -Eloy asintió abriendo mas la puerta-espejo- Esto es más de lo que pedía -entre por la puerta que daba a un pequeño pasillo y ahí estaba el majestuoso baño- ¡Un jacuzzi! Este será mi amigo por siempre -me acerque al jacuzzi, casi en un gesto infantil, intentaba abrazarlo.

- Espero también serlo.

- Si te portas bien como él, si.

***

- ¿Te ha gustado? -Eloy probaba su café. Habíamos encontrado cerca una cafetería modesta.

- ¿Si me ha gustado? -lo mire incrédula, el sonrió- ¡Me he enamorado! Es que he encontrado algo que cuidare mucho más que mis tacones.

I Can't StopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora