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(Satsuki Uchiga 14 años).  

Cerca de cuatro meses ya habían trascurrido, la aldea estaba por completo reconstruida, a Sarada habían dado sus vacaciones prenatales, pero la Uchiha de todas maneras iba al dichoso edificio, los Kages habían hecho innumerables nuevas reuniones, para actividades conjuntas, o tratar los remanentes de Kara que persistían en pequeños grupos aislados, como distribuir las investigaciones que se encontraron, estaba ordenando documentos sentada en su sillón, cuando tocaron a la puerta. Esperaba a Sumire, la ninja había sido trasladada al área científica de la aldea, bajo las ordenes de Katasuke, pero también estaba tomando sus vacaciones prenatales, de todas maneras debia hacerse efectivos los papeleos. 

-Pase -dijo sin desconcentrarse de su labor pero nadie entró -pase- volvió a decir, levantó la vista y se puso de pie, con un poco de dificultad dado a su abultado vientre.

Al abrir la puerta, arrugo la nariz por la sorpresa, no era grata, pero tampoco podía decir que era una visita desagradable.

-Sarada -los ojos del joven se detuvieron en la enorme barriga que exhibía, e hizo el mismo gesto que ella, arrugó la nariz en cuanto el olor mezclado de Sarada y el de Mitsuki le llegó a la nariz. Ocultó su malestar en un rostro tranquilo e impávido, siempre había sido muy sensible a los olores. -¿Puedo pasar?

-Si, te lo dije dos veces -dijo ella, quien soltó la puerta para dejarle entrar -de que quieres hablar Shinki.

Desde siempre tuvo un trato tenso con el chico, y el hijo del actual Kazekage, no veía una explicación razonable para su visita, y entre más lo pensaba, más le parecía que él chico no debería estar allí. el moreno entró hasta el medio de la oficina y acomodo la silla para los visitantes del frente del escritorio para sentarse, había alguna flores encima de la mesa, orquideas rojas y negras, ella no parecía del tipo que pondría flores en su escritorio, pero tampoco le pareció que era del tipo que buscaba estar en una relación, y al parecer lo estaba, podía olor al sujeto en cuestión por toda la oficina.

-¿Cuándo te casas?- la cara de la Uchiha se llenó de consternación.

-No se- en definitiva no era un tema que iba a discutir con él. -Enviare una invitación cuando tenga alguna fecha. -Por cortesía a su padre, Gaara.

Estaba de brazos cruzados, de pie, le dolían los pies, los tenía hinchados, además de bastantes mareos diarios, pero no se iba a sentar ni cerrar la puerta de su oficina, hasta que se fuera Shinki, el ninja aún no revelaba a que había venido.

-¿Estás segura?

-Ve al punto Shinki ¿a qué has venido?- dijo cortante. 

Parecía resignado, molesto, y su ceño estaba profundamente fruncido. -Las veces que he venido, no he visto a tu pareja y tenía algunas dudas al respecto, supongo que te estoy incomodando. -La Uchiha asintió, en efecto lo hacía -también te traía una propuesta.

-Tú, una propuesta -el aparente ofrecimiento la hizo formar una mueca de burla, esto interesante -¿de qué tipo?

-Matrimonio.

-¡¿Qué?! -dio unos paso para atrás. Su cerebro busco una explicación lógica -esto es una broma ¿verdad? porque de ser así, es terrible tu sentido del humor.

-No bromeo, ya te dije, cada vez que visito la aldea, él tipo, tu novio no está, y estás embarazada.  Por lo que presumo que, o no le interesas en este estado, o es de otra aldea, también puede que sus intenciones no sean claras.

La chica se tapó la boca, su expresión se distorsiono, pestañeo con lentitud, digna de su orgullo, no perdió la compostura, esto no le podía estar pasando, estaba literalmente redonda, no podían hacerle este tipo de propuestas así, además se notaba que quería provocarla. -¡Ja! y esto es acaso una especie de de ofrecimiento de lastima por mi situación, o crees que estoy tan desesperada que me arrojaré a tus brazos.

No es obsesión, se llama amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora