▪Ira

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-¡Suficiente! Luhan tira esa pistola -volvió a rogar Oh.

-¿Qué han traído Sehun? ¡Dime maldita sea!- Luhan bajó el arma pero no la soltó de su mano.

-Te lo acabo de decir Detective Xiao.

-¡Estás mintiendo! Eres un maldito bastardo ¡cállate!- dándose la vuelta gritó eufórico.

-Sí Luhan él es un mentiroso, entregame el arma-, temeroso Sehun movió sus pies para acercarse a su compañero quien estaba hecho todo una bola de nervios.

-¡No! solo dime que no es cierto Sehun- Los ojos del rubio estaban rojos, pero las lágrimas no caían; todavía le quedaba fuerza para evitar llorar.

-Él quiere que le pegues un tiro Luhan, baja la pistola.

-La venganza es necesaria, la ira tiene que estallar -habló con un tono muy sereno Lee Taejin, tenía que finalizar su obra por lo cual no temía morir.

-¿Sehun es verdad?

-¡Si lo asesinas Luhan vas a echarlo todo a perder! -le gritó Oh mientras evitaba su pregunta.

-¡No!

-Ella me suplicó que no la matara -volvió a acotar el criminal.

-¡Silencio!

-De igual manera si no la asesinaba yo, el cáncer iba a consumirla- La expresión de Luhan fue de sorpresa, claramente éste dato era algo que desconocía.

-¡Basta! -Sehun enfurecido estiró su puño contra la cara de Taejin, haciéndole entender que debía parar con su discurso suicida.

-Oh lo siento ¿él no lo sabía? -intentando parecer todo un desentendido, se relamió los labios y sonrió una vez más.

-Si lo matas él gana, Lu dame el arma -susurrando y suplicando Sehun buscó hacer entrar en razón al rubio; pero ya era tarde la ira lo estaba consumiendo.

Con un rápido movimiento apretó el gatillo disparando así al homicida.

Cegado por el enojo de perder una madre en manos de un psicópata fue mucho para un ser cálido como lo era Luhan.

Sehun por otra parte, cerró sus ojos fuertemente intentando despertar de un sueño que era completamente real.

Lee Taejin se había salido con la suya, había hecho justicia sobre los siete pecados capitales, desde el hombre obeso hasta Luhan todos ellos formaron parte de una obra maestra que sin lugar a duda salió a la perfección para el que la creó.

El helicóptero policial aterrizó y sin entender todavía el panorama, trasladaron a Luhan hasta el cuartel.

Sehun sabía que su carrera como detective había terminado, con un caso abrumador y sin éxito en absoluto.

-¿Detective Oh, se encuentra bien?

Un colega preguntó y si bien el pelinegro no sabía como explicar lo que sentía solo movió la cabeza en forma positiva.
Se lamentó el no haber ayudado a la madre de Luhan, el no haber estado a tiempo en el pasado para que ella pueda hacerse tratar esa enfermedad mortal. También desaprobó el hecho de ocultarle al rubio la verdad.

-Heminway escribió una vez: el mundo es un buen lugar por el que merece la pena luchar... sólo estoy de acuerdo con la segunda parte.

-¿Qué intentas decir Sehun? -preguntó su ex jefe.

-Luhan no tiene la culpa de todo ésto.

-Bien, entonces ¿a quién culpamos por la muerte de un hombre?

-Kim, tu sabes lo que era ese bastardo.

-Sí Sehun, pero entiende que debo hacer mi trabajo.

-Confío en ti -habló el detective mientras abandonaba su ex puesto de trabajo.

-Sehun -llamó el mayor- eres un gran detective, nunca lo olvides.

-Gracias Kim, pero acuérdate de Luhan solo eso te pido.

Interviniendo por su colega, Sehun haría lo posible para evitar que Luhan pase tiempo en la cárcel. No lo hacía por lástima, sino que se lo debía principalmente a la mamá Xiao que en varias ocasiones le encomendó a su hijo como tesoro preciado.

Buscaría un buen abogado, y usaría sus ahorros para pagarlo. Después el tiempo decidiría el resto del camino a seguir.

Xiao Luhan se encontraba prisionero dentro de una celda, todavía no había vuelto a su normalidad; estaba en estado de shock sin comprender aún el hecho de que la única familia que tenía había muerto y a manos de alguien siniestro.

Su mente le jugaba una mala pasada acusándolo por haber apretado de ese gatillo, pero por otra parte su otro sub consciente le decía que había hecho lo correcto.

Pero mirándolo bien, su carrera había sido manchada, sus manos también y desobedeció a Sehun de una forma tal que pensó que éste nunca más iba a tratar con él. Las cosas no fueron tan así como su negatividad lo imponía; Sehun lo visitó día tras día hasta que el juicio se concretase.

-Perdóname Lu.

-No lo lamentes Hun.

-Te he fallado.

-No -negando con la cabeza- yo debí escucharte, pero la ira me cegó y él jugó con mi mente...

-Lo sé, yo también estuve ahí. El hecho de no haberte contado nada sobre tu madre fue porque respeté una decisión suya nada más.

-Entiendo Sehun, siempre supe que mamá era una persona que no dejaba que el resto se preocupe.

Sehun sonrió y fue correspondido por Luhan, quien a pesar de estar triste por lo ocurrido y por la avalancha de cosas que estaban por venir, no se le desaparecía de los ojos ese brillo especial que cautivaba a Sehun.

-Te quiero tanto -abrazando a su colega, Sehun lo acurrucó en sus brazos dándole a entender de que todo iba a estar bien.

7 Pecados capitales - HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora