Aristemo (Siempre serás mío)

El pastel

Aristóteles: ¿Vecinos nuevos?
Aristóteles preguntó muy asombrado después de escuchar una conversación en la cocina de que habían llegado nuevos vecinos al edificio. El cuál, dicho edificio constaba de demasiados departamentos con balcón incluido que daban vista hacia el hermoso paisaje de Oaxaca.

Narra Aristóteles:
De pronto... un olor muy peculiar llegó a mi naríz.
¿Qué será lo que mi mamá esté cocinando?
Yo estaba en mi habitación sin nada que hacer.

*Aristóteles fue a la cocina a ver que estaba cocinando su mamá, pero... ¡oh sorpresa! No era su mamá, era su tía Blanca quien se encontraba en la cocina, una cocina muy bonita para el gusto de Aristóteles, en la cuál le encantaba que su mamá cocinara para él, todos los días.*

Aristóteles: Mmmmm... ¡qué rico huele tía!, ¿qué es lo que cocina?

Blanca: Estoy haciendo un pastel de chocolate súper delicioso para los nuevos vecinos. Asintió
Ya casi está listo. Dijo la tía Blanca (ansiosa por acabarlo).

*Media hora después*

Blanca: ¡Ariiiiii, hijooooo!

Aristóteles: ¿Qué pasó tía?

Blanca: Hijo, ve al departamento de enfrente y dile a quien te abra que este pastel se los mando con mucho cariño de parte de la familia Córcega, ¡andale!, ¿si?

Aristóteles: Claro tía, yo voy. Aristóteles siempre muy gentil.

Narra Aristóteles:
-Había tenido la fortuna de tener mucha familia pero ninguna se comparaba a la dulzura que tenía mi tía Blanca, era muy gentil, amable y muy caritativa, ¿qué hice yo para merecer a una tía así? Iba pensando mientras me dirigía al edificio de en frente.
Corregí ¿en qué estaba pensando? Era "departamento", estaba súper nervioso por ver quien me iba a abrir.

"TOC-TOC"
Narra Aristóteles:
-*Dos toquidos en esa puerta gastada, con abolladuras y toda despintada, aún recuerdo que el número interior de ese departamento era el #202, no sabía que esos toquidos en aquella puerta en aquel día soleado en el que el sol daba su radiante luz a todo lo que daba, podía cambiar mi vida de una forma inexplicable*

Aristóteles: En lo que me abren la puerta, le dedearé un poquito a este riquísimo pastel que desde hace rato se me viene antojando.
La puerta se abre rápidamente...

Temo: ¡Ah, hola!

Aristóteles: Mmm, ¡hola, qué onda! Este... mi tía Blanca me pidió que les trajera este pastel. Dijo, muy apenado y con la mano en su boca para que el chico nuevo no viera lo ocurrido.

Narra Temo:
-Me estaba entregando el pastel con sus dos manos y de la manera más amable y hermosa que alguien pueda hacer para darte una bienvenida, yo por supuesto me quedé mirándolo a él fijamente, babeando claro... me temblaban ligeramente los pies, y mis ojos no paraban de mirarlo, estaba "anonadado", si supieran lo que es quedarte así cuando estás en frente de una persona que te atrae desde el primer instante en que la ves, supieran de que estoy hablando.
Una camisa azul-verde agua, un collar, un hermoso cabello castaño quebrado, una sonrisa en su rostro en la que te podías perder en ella con mucha facilidad, unas cejas perfectamente desproporcionadas, pero ahí estaba yo, viéndolo fijamente y ibservándolo de todo a todo, por supuesto que no demoré en agachar la mirada y verle un ligero vulto que se le notaba a simple vista, lo ví de todo a todo.

Aristóteles: ¿Mmm... hola? ¡Hoolaa! Le dije con una cara muy chistosa en mi rostro, muy sacado de onda.

Temo: Si, perdón, si, perdón, ¿qué pasó? Se me fue la onda, ¿qué pasó?

Aristóteles: Si si sí me di cuenta, esteeem te decía, mi tía los quiere invitar a comer para darles la bienvenida y todo el rollo entonces me pidió que les trajera esto.