Prologo

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Nuestra historia comienza en Aztlán un reino desolado y azotado por la corrupción de Lady Karina "La Reina de Ébano" regente y tirana de estas tierras. Nos situamos en un lugar más allá a las afueras del reino de Aztlán, en el reino vecino Whiterock, La catacumba de Tánatos, donde los olvidados son puestos bajo cadenas, pero había un humano un tanto especial con la capacidad de hacerle frente a la tiranía y ponerle fin a esta era de oscuridad y junto al nacimiento de nuestro héroe comienza la era del cambio. El Tintín un hombre olvidado hasta la podredumbre en las catacumbas, yacía encadenado a la pared. Un hombre vistiendo una reluciente armadura de placas de acero irrumpió en aquella celda olvidada y oxidada despertando así a nuestro Héroe. Este caballero sentó a Tintín en el suelo y le brindo agua y un par de pociones para que pudiera recuperar el aliento, Este misterioso extraño le dijo a Tintín.

-"Tu no me conoces pero yo a ti si, eres el que puede ponerle fin a esta era de oscuridad ¿Cuál es tu nombre?-

Pregunto el caballero, Tintín sin el más mínimo recuerdo de su pasado le dijo.

-"Solo recuerdo mi nombre el cual es Austin".-

El caballero le respondió.

-"Un placer mi nombre es Víctor pero me llaman Víctor El Gris. Yo te ayudare en tu camino, que aunque todavía no sabes cuál es te lo iré contando en el camino, vamos tenemos un largo camino por delante".

Víctor le entrego en manos un equipamiento básico de guerrero a Tintín el cual apresuro a ponerse.

-"Prepárate que luego de esta puerta esta nuestro primer obstáculo para salir de aquí".-

Le dijo el caballero Víctor. Nuestros dos aventureros ya listos procedieron a abrir las puertas, altas como torreones y pesadas como el acero. Había un ambiente de muerte insoportable, el aire era tan denso que casi se podía tocar. De entre las sombras emergió un caballero de negra armadura, gran estatura y que desprendía un toxico humo, ahí estaba, Neudes "El Guardián de la Catacumba" custodio de este lúgubre lugar que impedía que los encadenados lograran salir de la catacumba. A nuestros héroes les recorrió un sudor frio por las espaldas, casi paralizados presos del miedo tomaron un último trago de saliva y se armaron de valor y en un frenesí de adrenalina corrieron hacia el temible Neudes. Solo se oía el acero de las espadas chocando una con otra, nuestros héroes confundidos bajo el miasma que emanaba Neudes. Resistiendo bajo sus escudos y asestando golpes para debilitar al Guardián de la Catacumba todo en cuestión de segundos, Víctor logro perforar la pechera del Guardián con su espada, Víctor de rodillas con su escudo en su espalda le grito al Tintín.

-¡Salta!-

El Tintín se posó sobre el escudo saltando, así logrando conectar un tajo al cuello del guardián. Por unos momentos se creyeron victoriosos pero ingenuos ellos, esto solo estaba por comenzar Neudes en cólera vocifero al cielo "Feyng Al Ag" en la antigua lengua de los dragones. El cuerpo del guardián se cubrió en un manto de llamas negras produciendo un calor abrasador, clavando su espada de ébano en su pecho imbuyéndola en llamas de un color negro como la noche. Nuestros héroes rápidamente tomaron un par de sorbos de pociones curativas y luego armarse de valor y rezar, si es que alguien los oía. En un frenesí de choques de acero y fiereza en batalla Víctor proclamo las palabras sagradas del Dios Lusho," No temeré mal alguno por que tu Lusho caminas siempre a mi lado" otorgándoles una bendición a ambos. Así sus espadas se vieron iluminadas en un resplandor dorado, en una secuencia de golpes debilitando al Guardián para lograr ponerlo de rodillas y atravesar su espalda, desterrándolo así de este plano existencial y terminando el feroz combate contra Neudes.

Víctor se acercó a los restos del guardián, tomando una esmeralda negra que dejo Neudes y se dirigió a Tintín diciéndole.

-"Dame tu mano".-

Tintín extendió su brazo y Víctor le coloco la esmeralda en la mano. De un momento a otro la esmeralda empieza a ser absorbida por la piel de Tintín, mientras este grita de dolor, Víctor se acerca para brindarle apoyo y logra sentar a Tintín en el suelo. Ya pasado el efecto de la esmeralda Tintín le pregunta a Víctor.

-"Por qué me colocaste esa esmeralda, ¿acaso sabias lo que iba a suceder?-

Víctor confundido responde.

-"En realidad no pero fueron las ordenes que me fueron conferidas.-

Tintín tumbado en el piso le replica.

-"¿Ordenes? ¿Ordenes de quién?-

Víctor responde.

-"De lo que me envió a ti, vamos levántate que tienes que conocer a la persona que me envió hasta ti.-

La Ultima Luz De AztlánWhere stories live. Discover now