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Adrián.
Nervioso era la palabra para definirlo perfectamente, en todo su ámbito. Estaba nervioso. No había nada que hacer. Observo su reflejo una vez más, el traje oscuro le daba un aura coqueta, hacía juego con sus ojos profundos. Estaba entallado y perfecto. Por último, se coloco un reloj, para darle un toque más interesante aun.
Tomo las llaves de la camioneta de sus padres, pues era obvio que no podía llevarla en su moto. Fue directo a su dirección. En todo el camino no dejaba de sonreír. Sí que la chica lo traía colado, y solo por esta vez, iba hacer las cosas bien. Sabía que los padres de la chica eran un tanto estrictos y arraigados a viejas costumbres, por eso decidió una cita primero, después hablaría con sus padres.
Adrián Waever. Todo un mujeriego. Iba a invitar a una chica a comer, pero no sólo eso, ese restaurante era elegante y fino. El dinero no fue un problema, teniendo de padres a alguien como la señora y señor Waever no había de qué preocuparse. Podía vivir una vida cómoda sin necesidad de esforzarse.
Una vez estuvo en la dirección correcto se bajo del auto, no sin antes verse en el espejo. Una vez listo toco el timbre y espero con una sonrisa. Cuando la puerta se abrió dejo ver a la hermosa Laura. Llevaba un vestido púrpura, que dejaba ver sus atributos, la parte de la espalda la tenia descubierta, dando un toque sensual, pero sin verse vulgar, el cabello lo llevaba en una coleta dejando libre su cara, viéndose, así, más delicada. Pues sus rasgos eran delicados y lindos.
—Hola —saludo sin saber qué más hacer —. Te vez hermosa.
—Gracias.
Decir que estuvo maravilloso sería muy exagerando, pero vamos, era la chica que a Waever le gustaba, por supuesto que estuvo más que bien. Ambos se encontraban ya saboreando ese delicioso postre. El lugar sí era elegante, y como era de esperarse en su piso eran solamente ellos. La tonalidad de las luces daban toques románticos, dejando un aura de tranquilidad. Hablaron de muchas cosas, hablaron de lo que probablemente sería de ellos después de terminar, las posibles universidades que habían elegido. De todo, hasta que devoraron por completo ese postre.
Entonces paso, algo que ni él lo hubieran esperado, porque todo estaba planeado, porque todo tenía que salir a la perfección. Su teléfono de Laura sonó con una melodía suave.
—¿Bebé? —preguntó. Claro que Adrián quiso ahogarse con el agua que estaba bebiendo, pero después se tranquilizo un poco —. ¡¿En dónde estas?! ¿Mi tía... Qué?, Aileen, bebé, tienes que tranquilizante. Vamos, dime en dónde estás. —una pausa —. Esta bien iré por ti.
Se volvió silencioso que esta incómodo hasta que él rompió él silencio.
—Te puedo llevar —. Solo lo hacía para quedar bien, porque siendo sinceros él no quería ver a su prima. Había arruinado su momento perfecto.
—Gracias, de verdad. Lo siento.
—Esta bien, vamos.
En el camino Laura de dedico a dar ordenes para el lugar en donde se encontraba su prima. La chica iba muerta de miedo, pues su prima se escuchaba destrozada y no solo eso, sino que además, estaba segura que lloraba a mares. Ayer no la había visto bien, pero estaba segura que era algo más, ella no huye de su casa solo así.
—Denten el auto, está ahí —hablo Laura, podría ver a su prima en ese parque, sentada en ese columpio. Se le oprimió el corazón. Adrián le dio su saco antes de salir, para evitar que se resfriara.
Bajo del auto, con pasos rápidos se acerco a su prima. La chica aun llevaba su pijama de osos, con su suéter era muy delgado. Estaba llorando, sus manos estaban en su rostro para cubrirse.
—Aileen, bebé —dijo dulcemente. En el momento en que escucho su voz se lanzo abrazarla —. Ya tranquila.
—M-Mamá —susurró con hipos —. Se enteró... T-Tengo m-miedo.
—Calma, pequeña. Vamos puedes dormir conmigo hoy.
Adrián solo miraba todo. Tendiendo pensamientos.
¿Se escapó de casa sólo por pelear con su madre? Que patética es. Inmadura y patética, ¿por qué no llamo a otra persona? Esta claro que ni siquiera es importante el asunto, niña caprichosa.
—No. Ella... Sabrá. —Adrián rodó los ojos, hacía frío y se quería ir.
—¿Qué piensas hacer, entonces?
—R-Rodrigo.
—¿Mi vecino? —preguntó Laura —. Ni hablar.
La levanto para llevarla a la parte de atrás, ella también se sentó atrás. Adrián empezó a manejar camino a casa de Laura. Ella se dio cuanta que había interrumpido en un mal momento, muy malo.
—Lo siento —susurro.
—Esta bien, ¿qué fue lo que paso? —pregunto pero solo obtuvo una negación de parte de la menor. No quería hablar, menos ahí con él.
Lo unico que hizo fue negar con la cabeza, tal vez así su prima se diera cuenta que no era el momento para hacerlo, no estando Adrián presente.
En el camino se dedico a mirar por la mirada mientras las lágrimas resbalaban por su rostro, en un intento de limpiarlas paso sus manos por ella.
Soy una tonta. Tonta. Tonta.
Envió un mensaje a Rodrigo para avisarle que iba en camino. Rodrigo era un gran chico, se podría decir que era casi un intimo amigo. Su al segundo que le llamó, claro que ella no quiso que fuera por ella, pero ahora se arrepentía, debió acceder cuando Rodrigo le dijo que iba por ella. No Laura, no había arruinado su cita con Adrián, esta ya la odiaba lo suficiente.
Estaría bien, ambos lo estarían. Decidió irse mañana con su tía Lidia, estaba segura que estaría encantada con tenerla de visita.
Y ese era otro problema.
Su tía Lidia, la hermana menor de su madre, era un ángel. Aunque su madre la detestaba, ella tenía buena comunicación con ella. A sus treinta años bien reservados, sin esposo, sin hijos, con una buena casa, y un trabajo excelente. Ella era su ejemplo a seguir, solo que su madre no opinaba lo misma, más bien, para ella era una libertina, una persona sin Dios.
Por favor, que nos acepte. Volveré cuando el enojo se haya ido de mi madre, tal vez unos meses, o hasta que nazca.
Se había hecho a la idea, que en definitiva, lo tendría. Aunque eso llevase mucho consiguió. No le diría a su prima, ya suficiente tenía con que su madre se haya enterado. Ni hablar de él, sería la ultima persona que lo supiera. Nunca, nunca lo sabría.
Que equivocada estaba.
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Gracias por leer.
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//Dualidad. Un Amor Imperfecto// [√]
RomanceEl amor no siempre es recíproco. El daño sí. Te darás cuenta que has cometido un gran error, y no haras nada para solucionarlo. •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• °Prohibida su copia y adaptación. °Historia escrita por mí. °19-09-20...