Lázaro se encuentra en la mesa y mira los alimentos, sin saber que hacer, o que son realmente. Su estomago desapareció, su apetito no estaba y tampoco tenía memoria sobre el sabor de los alimentos, estaba ahí sentado viendo a los demás y los demás cerca, pero no tan cerca. El miedo que había provocado, iba en aumento, las señales que algo no estaba bien, iban unidas a ese olor, que las hermanas habían tratado con perfumes costosos de disimular, pero era en vano. El aroma a muerte impregnaba la casa y muchos sacaban su pañuelo para disimular y estar junto al Rabi. La situación hubiese podido ser cómica de lo tan trágica que era. Pero, que podían hacer ellas. Hablar con Jesús. Decirle que amaban a su hermano, pero no era lo que ellas esperaban. Que jamás pensaron en su resurrección y menos después de cuatro días muerto.
Que cuando el Rabi, saliera por esa puerta, ellas iban a regresar a la más abyecta soledad.
Marta miró a María y está a su hermano Lázaro en algún momento ellas se decidieron a hablar con Jesús y contarle todo lo que estaba pasando, todo lo que estaban viviendo y como el pueblo en donde ellas habían vivido toda su vida; eran tratadas como desconocidas, que nadie había vuelto a su casa, que en el mercado, se apartaban al verlas, que su vida había cambiado desde ese grito que el dio frente a la tumba de su hermano.
Que me piden? Que desean? La mirada del Rabí se poso sobre ellas y la de ellas sobre su hermano. El debe descansar, debe estar con los suyos, él ya no está bien. Respira es muy cierto, se mueve torpemente, no come, no duerme y ya no habla con nosotras. El regreso a medias, o mejor dicho, no regreso.
Ya entiendo lo que dicen, y comprendo sus palabras.
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Lázaro: El primer zombie
HorrorHace muchos años cuentan los evangelios, sobre un hombre que tenía ya tres días de muerto y ya olía mal. Y aún así fue llamado desde la muerte al mundo de los vivos