Empenzando una tradición.

707 37 1
                                    

Había estado en las nubes desde que Alex se me declaró y ni la profesora de literatura podía dañar mi genio.

-Buenas, señora Moss- dije al entrar a su aula.

-No pensé que se aparecería por acá- dijo la profesora sin apartar la vista de su escritorio donde estaba escribiendo en un cuaderno.

-Vengo por mi celular- aclaré.

-Eso me imagine, señorita Bell- al parecer mi apellido era perfecto para los profesores que me odiaban.

La profesora que por cierto no era para nada vieja ni fea, abrió uno de los cajones de su escritorio sacando mi móvil.

-Espero que no vuelva a suceder esta situación- dijo con calma la morena.

-Créame que yo tampoco quiero que vuelva a suceder- dije antes de tomar mi celular y sin ningún otro gesto o palabra salí de ahí.

Llegué al estacionamiento sin demorarme demasiado pues tenía miedo de que Dave se fuera sin mí, y él era el único que me podía llevar. Claro, él y su madre complaciente la cual le dio un BMW al cumplir los dieciséis, y a mí lo único que mi madre tenía la capacidad de regalar era una bicicleta.

Lo vi al lado de su auto hablando con Kayla, una de las perras del instituto que se quería follar a mi amigo, así como todas las demás.

¿Qué cómo he terminado siendo amiga de quien todas las chicas desean? Fácil, se llama ser vecinos desde que teníamos en pañales.

Otro dato curioso, el tipo de personas como Kayla me odiaban, es de esperarse.

-Hola- dije animada al llegar al lado de mi amigo dándole un beso en la mejilla.

Kayla puso los ojos en blanco y yo sonreí victoriosa.

-Hola, Jane- dijo la perra con una sonrisa falsa -Ya estaba a punto de irme, que lástima no poder hablar más contigo- añadió mientras se despedía con la mano de Dave y le guiñaba un ojo.

-Deberías ser más exigente a la hora de follarte a alguien- dije cuando Kayla estaba lo suficientemente lejos como para escucharme.

Él se encogió de hombros.

-Sólo fue una vez, ¿Qué puedo hacer si me siguen buscando?- preguntó engreído.

-Si sigues acostándote con ella lo más probable es que se te pegué alguna enfermedad que hasta puede tener algún amigo tuyo- dije señalando a Nerd que estaba un auto lejano al de Dave; en realidad se llamaba Ned, pero la gente irónica del instituto decidió apodarlo así, ya que era un imbécil total.

Dave rió y levantando sus brazos dándose por rendido.

-De acuerdo, pequeña amiga- él sabía cuánto me molestaba que me llamará así, solo porque él es un maldito fenómeno gigante que por cierto en parte en por eso que es la estrella deportiva de aquí, no tiene derecho a llamarme así.

-Deberías tener cuidado con tus palabras- lo amenacé con un dedo en su pecho.

-No me podrías hacer daño ni aunque quisieras- dijo retirando mi dedo con mucha facilidad.

Lo odiaba por hacerme sentir pequeña y débil.

-Ya, mejor vámonos- dije tratando de cambiar de tema.

Él nervioso se rasco por detrás del cuello.

-Respecto a eso...- sopesó -Mi padre me dijo que tengo que quedarme a ayudarle a adecuar el gimnasio, dentro de poco va a ver pruebas para el equipo, así que no puedo llevarte- añadió rápidamente.

Atrapada en tu red (Catfish)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora