¡Cumpleaños de Papamaki! (parte 2)

3.3K 166 84
                                    

Narra Karl Heinz:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narra Karl Heinz:

Caminar. Lo normal que hago cuando estoy en la ciudad de Japón; caminar por las calles bajo el cielo que se pintaba de un carmesí tenue mientras que en el horizonte el sol se escondía, en un parque que a esta hora está muy tranquilo.

En la orilla del camino rodeado de árboles, sentada en una banca, logré ver a una mujer. Me llamó la atención porque era muy bella: largas piernas, tez blanca, mejillas y labios rosados, facciones finas y un cabello largo y ondulado.

Ella leía con tranquilidad un libro. Me quedé observándola un rato hasta que ella cerró su libro, comenzó a guardarlo en su bolso y se levantó.

Parpadee y comenzamos a caminar en direcciones opuestas; yo iba y ella venía. Al pasar a su lado mis fosas nasales se llenaron de su exquisita fragancia.

Al irme de ese lugar, no pude evitar el no sacarme de la cabeza a aquella bella mujer.

Regresé al día siguiente a la misma hora con la esperanza de que estuviera otra vez en el mismo sitio. Para mi sorpresa sí fue así.

Me mantuve haciendo eso durante unos días. Después, la seguía. Así me mantuve unas semanas.

Una día decidí llegar más temprano, pero esta vez, esperando en la misma banca, estaba uno de mis hijos. Me mantuve alejado para que no me viera, y minutos después llegó ella.

Vi que se saludaron de beso, alcé mi ceja ante tal acción. Se tomaron de la mano y comenzaron a caminar, empecé a seguirlos.

Finalmente llegaron a unos departamentos. Me transformé en murciélago para poder seguirlos más discretamente.

Entraron al que supongo que era el de ella. Empezaron a besarse, acariciarse... De ahí pasaron a tocarse y por último, a volverse uno sólo.

Yo estaba en la ventana de aquella recamara donde cometían sus actos. Por primera vez sentí odio hacia mi propia sangre.

Cuando terminaron, la chica entró al baño, mi hijo se levantó de la cama y se acercó un poco a la ventana. Me quedé en mi lugar.

– Es linda, ¿no lo crees? – dijo – Lástima que no pueda ser tuya, porque... – volteó a ver por la ventana – Ya es mía.

Obviamente estaba dirigiéndose a mí.

– Sin resentimientos, ¿si? – sonrió burlón.

No soporté más y me fui de ahí. Ya me las pagará algún día.

 Ya me las pagará algún día

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Diabolik Lovers《Escenarios, Reacciones, Imaginas》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora