Irete hoshii, Yuta! 💙 YuWin

いれてほしい💙

      🌙Yuta estaba perdidamente enamorado de SiCheng. Cada vez deseaba con más ímpetu que llegara la noche para poder escucharlo hablar japonés. Puede que solo fueran unas cuantas frases, pero le sacaban una de las mayores sonrisas a Yuta. Con el transcurso del tiempo, SiCheng se mostraba menos tímido cuando se besaban, únicamente teniendo como testigo a la luna y las estrellas. Desde que habían aceptado, por lo menos, que les gustaba besarse entre ellos, su relación se había vuelto más íntima y cómoda. Pero no todo era de color de rosa.
   Yuta, como casi cualquier ser humane, tenía fantasías. Y estas fantasías eran siempre protagonizadas por SiCheng. No habría ningún problema si no fuera porque paulatinamente esas fantasías han ido tomando un rumbo algo atrevido. En resumidas cuentas, Yuta estaba empezando a tener sueños húmedos con SiCheng.

   El crush que tenía en él había comenzado como un amorío inocente y puro, pero teniéndolo todas las noches ahí, pudiendo besarlo y escucharlo repetir todo lo que le pidiera era demasiado para Yuta. Era una persona débil ante la tentación que suponía SiCheng. Saber que, sin importar lo que significara, SiCheng lo diría en voz alta le volvía loco. Él siempre preguntaba lo que era después de haberlo dicho, y hasta el momneto no había tenido problema en responderle. Pero no paraba de imaginar cientos de frases que podría pedirle, y ninguna de ellas era cándida.

   Era una noche cualquiera, SiCheng estaba tumbado en la cama de Yuta, los dos cara a cara. Siempre veían alguna película o serie antes de que Yuta le dijera cualquier frase. Al principio pensaba seguir con el patrón de cosas bonitas, románticas, puras, pero esa maldita frase se escapó de sus labios a traición. No tuvo tiempo para arrepentirse.

   —Di esto, por favor: Irete hoshii.

   —Irete hoshii —repitió en tono melódico, sonriendo ajeno a lo que acaba de decir.

   Yuta sintió escalofríos por toda su columna. Mordió su labio. Era una persona horrible. SiCheng tenía su típica mirada iluminada y tierna, y no tenía absolutamente nada que ver con las sucias palabras que había dicho. Sin embargo, lo peor solo acababa de empezar.

   —¿Qué es esta vez? —cuestionó con suavidad.

   —Nada —contestó instantáneamente.

   SiCheng rió levemente. No era la primera vez que Yuta lo vacilaba y tardaba en decirle lo que significaba. Pero había una pequeña diferencia, y es que esta vez Yuta no pensaba decírselo.

   —¡Vamos, dímelo, Yuta! ¡Hyung! —insistió.

   —N-No, solo olvídalo, por favor. Haz como que no lo has dich-

   —¡Nope, de eso nada! Lo voy a buscar en internet, qué lo sepas.

   Cuando Yuta vio que SiCheng sacaba su móvil entró en pánico. Intentó quitárselo de las manos, mas SiCheng fue mucho más rápido al levantarse de la cama. Yuta lo observó atento, los ojos casi saliendo de sus órbitas por lo nervioso que estaba. No tenía nada que ver con todas esas cursilerías que le había hecho decir otras noches, era mucho más serio. SiCheng podría realmente enfadarse con él, y con razones más que válidas.

   —Era... Irete hoshii, ¿no? —preguntó riendo.

   —P-Por favor, no lo vuelvas a decir.

   Pensando que Yuta seguía bromeando, buscó la expresión en Google. Grande fue su sorpresa al encontrarse con una página que lo llevaba a una serie de frases japonesas para... el sexo. Su sonrisa dismunyó hasta desparecer. Fue leyendo cada una de ellas, empezando a sentirse un poco incómodo, hasta que reconoció la frase que había dicho. Leyó su significado varias veces, solo para asegurarse de que no estaba malinterpretándolo: