Una noche sombría y oscura, en plena lluvia y luz de luna, nace un capullo brillante de color azul y morado, en el centro de un bosque "espiritual" no se llama así porque haigan espíritus, no, es porque cada árbol siempre en cada noche los árboles tenían una hoja que iluminada su color, y esa era la razón por la que los aldeanos le decían así. Cada noche los aldeanos visitaban ese bosque sin ningún problema en cualquier momento, una pequeña llamada Ana encontró un capullo que había nacido hace años, para ella era inmenso, claro que los aldeanos no le prestaban atención a eso, otros niños no se le podían acercar porque sus padres no se lo permitían, Ana coloco su mano sobre el capullo y dentro de él se ilumino y se veía una niña sentada como si fuera un trono el centro del capullo, Ana sentía una pequeña presión y lo primero que paso por su mente fue "Hermanita".
Todas las noches se imaginaba de cómo ella iba a ser que si "¿rubia o morena?", no importara de cómo fuera solo quería a alguien que la acompañara en las buenas y en las malas. Los días se volvieron semanas, las semanas meses y meses años. Después de 10 años la niña se convirtió en una adolescente con los sueños de una pequeña, poco días después Ana perdió su esperanza de tener una hermana, su madre falleció por una enfermedad, el respeto de los aldeanos quien la llamaban loca por estar toda su infancia pendiente en tener esa niña del capullo, el respeto de su padre quien la trataba como una esclava y la torturaba por un mal trabajo, los sueños de Ana se volvieron pesadilla se sentía aislada de todo no sabía con quien razonar, una tarde casi anocheciendo Ana paso cerca del capullo y se digno a hablarle otra vez, dijo las palabras de despedida como es de cultura en su aldea "Sikey gine Seims" que significa " estarás en mis sueños ahora", Ana estaba llorando en cuanto una lagrima termino de resbalar por su mejilla cayó en la raíz del capullo, el capullo se abrió y la niña estaba como había imaginado sentada en el centro del capullo, era Seims una pequeña con ojos negros, cabello largo y negro, su piel era tan blanca como las nube y tenía una bata y zapatos negros, Seims miraba a Ana con una sonrisa mientras miraba sus ojos, en un momento su sonrisa se torno a seriedad, y luego volvió a sonreírle y le dijo.
- Seims: hola soy Seims, Ana si no me equivoco quieres que sea tu hermana ¿verdad?
- Ana: s-si... ¿cómo sabes todo eso, como sabes mi nombre?
- Seims: es fácil, yo puedo saber de una persona con solo verles sus ojos.
- Ana: ¿eres un espíritu?
- Seims: Tal vez, solo recuerdo que una mujer asesino a mis padres ellos alcanzaron su camino antes que yo. Yo no soy de aquí he estado observando todo por 5, a través de estas raíces
- Ana: lo siento, yo he pasado por muchas cosas... mi madre murió y perdí el respeto de todos ¿qué tal si... huimos de esta aldea junta?
- Seims: humm, no es mala idea hermana, espérame aquí ya vuelvo, no vayas a ninguna parte.
- Ana: bien aquí te espero.
Seims fue corriendo a buscarle una flor de luna para Ana, eso la ayudaría a ser inmortal como ella pero no tendrá una regeneración ni un poder, estaba tan feliz de poder por fin de 53 años tener que interactuar con alguien en especial si es que se convierta en una hermana. Ana escuchaba mucho ruido en su aldea incluso vio que estaban quemando su casa, aunque tenía oportunidad de salir de allí, fue corriendo hacia allá, al llegar a su casa habían quemado a su padre junto con la casa, Ana estaba traumada, al voltear hacia atrás vio a su amiga de la infancia Helen, Helen la golpeo en la cabeza dejándola inconsciente, al despertar Ana estaba amarrada en el lugar donde sus antepasados quemaban a las brujas, en frente estaba una gran multitud con antorchas gritando "quémenla" o "bruja", Ana se estaba preguntando de que había hecho y apareció el jefe de la aldea Damen.
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sueños
Fantasyes una historia fantasía medieval, en la que una niña fue encerrada en un capullo por 53 años, al estar encerrada allí su inmortalidad comenzó una joven la libera y en ese entonces esta en un cuerpo de una niña pero tiene 58 años, tras la historia...