Todos ellos sabían que el amor brotaba como las flores en abril, con paciencia y sin prisas. Pero su amor florecía rojo en el infierno porque era falso, porque ellos no amaban a las personas a las que amaban.
Amaban mancillarlas y poseerlas. Solo qu...
"Qué bonito eres cuando estás callado, Kihyunie..." murmuró con dulzura Hyung Won.
Estaba meciéndole en sus brazos mientras le llenaba el pelo de besos, abrazándole con ternura.
Hyung Won había dormido sintiendo la calidez del cuerpo de Ki Hyun contra el suyo durante no sabía cuántas horas, después de haber arrastrado a Ki Hyun a su cama y haber acomodado al que era menor en tamaño contra su cuerpo, contra su pecho.
Acariciarle la espalda con los dedos era un vicio que no podía reprimir ahora que estaba despierto, descansado al fin. Habiendo podido descansar hasta hartarse porque Ki Hyun no había interrumpido su sueño.
Hyung Won no podía ser más feliz, y bien lo demostró cuando dejó de dar atenciones a esos cabellos castaños que el contrario poseía para pasar a llenar de besos (lentos, cariñosos, tiernos) las grandes mejillas que poseía ese pequeño hámster al que, a pesar de que soliera ser una molestia, Hyung Won quería tanto.
Le adoraba. Su pequeña estatura, sus berrinches, sus mejillas grandes, sus manos diminutas que se veían aún más diminutas entre las de Hyung Won. Ki Hyun era como un juguete precioso, manejable y hermoso hasta las últimas consecuencias.
Una lástima que fuera tan ruidoso, una lástima que fuera incapaz de vivir sin intentar molestar a Hyung Won en un intento de llamar su atención.
Una lástima que la mayoría de actitudes que tenía Ki Hyun irritaran de esa forma a Hyung Won.
Pero, en ese momento, Ki Hyun y Hyung Won estaban bien.
Estaban bien acurrucados bajo las sábanas, con Ki Hyun preciosamente callado e inmóvil entre los brazos del más alto. Dejándose hacer, permitiendo que Hyung Won olvidara sus mejillas para pasar a llenar los labios de Ki Hyun de besos, de permitirse ladear la cabeza y acoplarse mejor a esa boca, mover sus belfos sobre los contrarios en un gesto mucho más profundo.
Le apretó más fuerte entre los brazos, lamió los restos de lágrimas que quedaban en los bordes de sus ojos.
Mirándole a la cara mientras sostenía sus mejillas y esbozaba una sonrisa de pura ternura, se preguntó cómo podía Ki Hyun ser tan sumamente bello con sus ojos cerrados. Tan calmado, tan dócil, tan moldeable a lo que quisiera hacerle Hyung Won.
Y Hyung Won solo quería besarle hasta hartarse porque, al fin, Ki Hyun había dejado de molestarle y, no solo le había permitido dormir, también le había dejado hacerlo acompañado por (ni más ni menos) la persona a la que Hyung Won más adoraba.
Y nada podía ser más reparador que dormir abrazado a su precioso y pequeño hámster que, aunque se las arreglaba para hacerle la vida imposible, siempre sería lo más bello que habría visto jamás Hyung Won.
Tan atractivo, tan atrayente. Esos labios que deseaba besar mil veces, que aprovechó para besar mil veces mientras rodeaba la espalda de Ki Hyun de nuevo con los brazos, oprimiéndole contra su pecho con toda su fuerza.
Suspirando, dando un último beso en su mejilla, acercó los labios a su oído para terminar de susurrar:
"Es una verdadera lástima que haya tenido que apuñalarte treinta veces para que parases de hacer ruido y me dejaras dormir unas horas más..."
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