✨Snowbaz✨ (One-Shots)

The Library

  Basilton Pitch (Baz) su sueño siempre había sido abrir una librería en su pueblo, donde las personas llegaran a deleitarse con los maravillosos mundos qué hay en las páginas de un libro, que llegarán a tomar una taza de té o de café, que llegarán a hacer nuevos amigos, a desestresarse. Claro con 25 años todos le dijeron que era imposible, que primero a nadie de ese maldito pueblo aparte de él y el viudo de la colina le gustaba leer y ese hombre nunca salía de su mansión, segundo que era demasiado joven y tercero que los hombres deben tener un trabajo digno de un macho para mantener a su mujer y a sus hijos, cada ves se desilusionaba más.

Hasta que su casa se incendió y su madre murio, ya no tenía nada, su padre se fue con Mordelia su hermana a Londres a comenzar de nuevo, le hizo la oferta de irse con el, pero la rechazó prefería quedarse en aquel pequeño pueblo que siempre sería parte de él aquel pequeño pueblo en el que tiene tantos recuerdos, su madre le heredó la mansión Pitch era la casa vecina a la del viudo de la colina -El señor Davy-, pero no quería tener una gran casa y vivir solo, así que con el poco dinero que le dejó su padre se compró "La vieja casa" está era una propiedad que estaba en el pueblo desde que este se fundó, y como ya es de suponerse, es la casa más vieja del pueblo. Para poder comprarla tuvo muchas dificultades, la señora Lewis -Una mujer ricachona que cree que manda a todos solo por ser la embajadora- dijo que no se la podían vender ya que la convertirían en un centro de artes, en donde en el invierno habría música Jazz  para qué las personas llegarán a charlar y tomar algunos tragos y en el verano se abrirían clases de tejido para las mujeres. Pero el señor Olivers -El alcalde- dijo que el pueblo no necesitaba un centro de artes, así que le vendió la casa.

En la tarde ya después de haber firmado los papeles y que la casa se volviera legalmente suya, se mudó ahí lo más pronto posible.

Pasó la primera noche y todo fue bien, era un poco espeluznante estar ahí solo, ya que la madera, por ser tan vieja crujía con cada paso que daba o con cada pequeño soplo del viento.

Todos lo miraban en la calle y murmuraban, algunas veces cosas buenas otras cosas malas, pero siempre estaba el cuchicheo, en cualquier calle, callejón, tienda en que estaba. Y así pasaron las primera 4 semanas después de haber comprado la casa.

Hasta que por fin llegó el auto con el primer cargamento de libros que había pedido, los libreros habían llegado hace una semana atrás y ya los había colocado -Con la ayuda de Don Felipe el carnicero- en la que ahora sería la librería, los recibió y firmó, con ayuda de los hombres que los habían traído metió las cajas con los libros en la casa, y pasó todo el día acomodando, re acomodado, y volviendo a re acomodar libros, hasta que le gusto el resultado.

Dos dias después abrió por primera vez sus puertas la tienda de libros "La Vieja Casa". Y estaba por desbordar de personas. Todos en el pueblo estaban curiosos por lo que ese joven loco había hecho, así que desde el más anciano hasta el más joven estaba ahí. Baz estaba tan feliz. Alejandrina una de las niñas del pueblo llegó a pedirle trabajo, al comienzo se negó diciendo que no iba a poner a una niña a trabajar, pero vaya gran equivocación.

- Acaso una mujer no puede hacer todo lo que un tonto hombre hace -gritó Alejandrina- Claro siempre tienen que ser machistas, nosotras no tenemos que depender de nadie para que sepa.

-No, lo único que digo es que eres muy pequeña para tener un trabajo.

-Bueno sus palabras no dieron a entender eso- tomó paso por detrás de la mesa en la que se tenía que pagar y le cobró a una señora que estaba al inicio de una fila de cinco personas.

Al final le dio el trabajo, esa niña podía ser muy fastidiosa si no le daban lo que quería y no podía lidiar con niñas malcriadas, así que le dio el trabajo, fue a visitar al papá de la niña para que aclararan cualquier duda y al llegar miro la pobreza en la que vivían, eso ayudó en gran parte para que decidiera darle el trabajo a la niña. No fue tan malo como creyó, en realidad era bastante cómodo estar con ella ya que lo hacía reír mucho y siempre tenía algo que decir. Esa pequeña era un tesoro