Capitulo 1

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—Entonces... ¿si publico una fotografía contigo tus seguidores posiblemente me acosen?

—Si, seguramente comiencen a seguirte.

Me encuentro sentada en la habitación, por fin he podido conocer a Jesica, es justo como la imagine, amable y nada pretensiosa, nos hemos hecho un par de selfies y estoy controlando de no soltar mis gritos de fangirl loca para no asustarla.

Luego decido ir por algo de comer a la cafetería, hasta ahora he podido conversar con algunos, la mayoría resultan agradables, aunque siempre siento una mirada de superioridad sobre mí proveniente de unos pocos, cosa que realmente no me importa, me costó muchísimo conseguir esta beca como para dejarme intimidar por estos ricachones.

Veo en la barra de la cafetería unos brownies y decido tomar uno confiando que no tengan marihuana o alguna droga extraña, mi madre me advirtió de este tipo de cosas, me encojo de hombros y le doy una mordida, si muero que sea comiendo, que más da.

Mientras tanto decido ver algunos videos de mi banda favorita, entro a YouTube, me coloco los audífonos y comienzo a cantar siguiendo la letra.

Y ahora entiendo cual es mi papel
Nos queremos cuando nadie ve
Las balas perdidas de este amor
Prefiero no verlas en mi piel

Sigo cantando mientras llevo el ritmo con mis pies, observo a mi alrededor y nadie parece prestarme atención, cada quien está en sus asuntos, lo cual es genial.

Derrepente siento que alguien me toca el hombro, levanto la cabeza ya que estoy sentada y la persona que me ha interrumpido es mucho más alta, lo primero que me encuentro son un par de ojos azules y que me parta un rayo si esos no son los ojos más bonitos que he visto en mi vida.

—¿Eso es morat?— no tengo la menor idea de lo que dice porque ahora mismo estoy observándolo de pies a cabeza, si todos los hombres son iguales ¿Por qué no son igual a este?

—¿eh?— digo, saliendo de mi pequeño shock

—Morat, que si eso que escuchas es morat

—Si, ¿te gustan?

—¿Bromeas? ¡Me encanta morat!— Exclama bastante animado, veo que arrastra una silla y se sienta a mi lado, su voz con ese acento extranjero lo hace aún más interesante, de cerca puedo apreciarlo mejor, es guapo, muchísimo, su cabello es una melena castaña completamente desordenada que lo hace bastante sexi.

¡Dios espero que hayan más chicos así por aquí!

—¿Es costumbre tuya quedarte observando a las personas como si fueses algún escáner?

—Lo-Lo siento, es que no he conocido a casi nadie por aquí.

—¿Cómo te llamas?— pregunta

—Emilia, pero puedes decirme Emi ¿y tú?

—Mi nombre es Claudio, creo que te he visto hace un rato en la habitación de Tony

—¿Tony?

—Si, Antonina, una chica linda y rubia, será tu rooming

—¡Ah! El cupcake

—¿El qué?— pregunta confundido

—Nada. Así que... te gusta morat, te llamas Claudio; además de que tu acento no es mexicano, suenas como un argentino.

—Mi madre es de Argentina y mi padre mexicano, nos mudamos acá cuando tenía 12 años.

—¿Has ido a algún concierto de morat?— pregunto, mientras tanto él coloca los codos en la mesa estirando sus largas piernas observándome fijamente, apartó la mirada porque eso es un golpe bajo para las personas tímidas.

—No, aún no...— va a decir algo más pero en ese momento su celular suena, creo que es algún mensaje porque lee algo y sonríe, luego se pone de pie.

—Bien Emi, tengo que ir por unas cosas— el se acerca mucho más a mí, como si fuese a decirme un secreto—Está noche hay una fiesta por aquí, es algo así como secreta, es prohibido, así que nadie de los maestros debe enterarse, deberías venir— susurra, puedo sentir su aliento contra mi mejilla, luego se separa

—Ehh... quizás vaya un rato.

—Excelente, nos vemos luego— me dedica una sonrisa capaz de derretir a cualquiera y se marcha.

Que intenso

*******

Estoy frente al espejo aplicándome un poco de rímel, al parecer todo el mundo va a ir a la fiesta secreta, mi única motivación para ir es que quizás pueda poner algunas de mis mezclas musicales que hago cuando estoy aburrida. Bueno no es la única motivación, también lo hago por el chico de ojos azules de la cafetería. Claudio.

Llego al área de las piscinas que es donde se está llevando a cabo la fiesta, la mayoría sólo están sentados bebiendo alcohol como si no hubiese un mañana, unos pocos simplemente observan por ejemplo una chica de peinado bastante infantil que ahora mismo tiene cara de ser torturada, pobre.

En lo más alto veo que se encuentra un pequeño equipo musical, lo que me pone bastante animada, corro hasta ahí, un chico se encuentra mezclando algo, no suena tan mal pero yo puedo hacerlo mejor, toco su espalda para llamar su atención.

—¿Qué?

—¿Te importa si pongo mi repertorio?—

—Como quieras— se encoge de hombros y toma una cerveza dirigiéndose a un grupo de chicas que están tratando de lanzar a un chico al agua.

Me coloco los audífonos comenzando a mezclar algunas canciones, bailo al ritmo de la música, creo que les gusta porque escucho algunos gritar.

—¡Súbele a esa madre mamacita!— me carcajeo y sigo mezclando ignorando los demás gritos acompañados de cumplidos desvergonzados.

Paseo mis ojos por todo el lugar esperando tener suerte y ver al argentino, lo localizo de inmediato ya que está sólo a lo lejos conversando con Antonia, ella se levanta y camina hacia un chico que está tumbado en una esquina, espero que esté vivo, regreso mi vista a Claudio que la observa entre fascinado y molesto, vaya... quizás ellos tengan algo, nada más hay que ver la forma en que la mira y recordar sus palabras: "Antonia, una chica linda y rubia"

******
Ya van a ser las 10 de la noche, hace tres horas que estoy en la fiesta, un par de veces intenté llamar la atención de Claudio pero el únicamente me dió una sonrisa forzada de boca cerrada y se dedicó a beber y bailar con otros chicos, me caías bien argentino.

La mayoría ya se encuentra borracha, de un momento a otro veo que un sujeto de cabello largo baja una gradería corriendo y tirando dinero al aire, todos comienzan a gritar y a levantar billetes.

¿Así es como se divierten los niños pijos?

Claro que yo no voy a quedarme a ver cómo los demás se llenan las bolsas de dinero, así que me levanto y comienzo a recoger el dinero que tengo a mi alcance, la piscina está repleta, busco un objeto de esos que usan para limpiarlas y comienzo a sacar los billetes que están dentro, esto va ayúdame muchísimo a mi madre y a mi.

Cuando ya he metido todo lo que he podido recoger a una bolsa que encontré por ahí, decido que será mejor que me vaya antes de que al dueño se le pase la borrachera y venga a pedir su dinero.

Vámonos a la verga wey

Termino de subir los escalones y voy de camino al dormitorio cuando me encuentro a Claudio y Antonia discutiendo por algo, él parece bastante frustrado, comienzo a avanzar lentamente, de un momento a otro el la toma de los cachetes y pega su boca con la ella.

Una sensación extraña se apodera de mi estómago, espero que no sea gastritis.

—No Claudio, así no— dice Antonia separándose de él y pasando al lado mío, cuando estoy por pasar delante de Claudio el nota mi presencia y lo único un hace es un gesto asintiendo con la cabeza y salir detrás de ella.

Vaya, cuanto drama.

ClauMilia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora