NOCHE DE INCERTIDUMBRE

noviembre 16, 2018

                                  

Leandro Herrera Montoya

Mariana Herrera Montoya

    En la vereda la Uribe en una finca llamada el Bosque que estaba hecha en esterilla y est iércol de vaca, pues este material lo usaban mucho en aquella época. Tenía una chambrana y el piso era entablado. La casa era sostenida en guadua a las cuales Marleny se aferraba una mañana con una gran preocupación ya que su esposo no llegaba. 

     El domingo 9 de abril de 1989, Miriam y su padre Nemesio salieron a mercar a Quimbaya. El día estaba caluroso como siempre. Suplieron todo lo que debían hacer allí y habían quedado en tomar el turno de 5 de la tarde  para Puerto Alejandría donde dejaban los caballos siempre que salían al pueblo.

     Cuando Miriam estaba en una tienda de Quimbaya esperando el turno en el que debía bajar Don Nemesio, vio que en el turno que dirigía para Puerto Alejandría  iba Elmer Ramírez, que también estaba mercando, él le agito su mano en señal de saludo. Miriam no imaginaba que sería la última vez que vería a Elmer.

     De Quimbaya cada media hora, salen turnos hacia Puerto Alejandría. Cuando don Nemesio se encontró con su hija Miriam, se dirigieron a Puerto Alejandría pensando que Elmer ya había llegado a su casa debido a que no vieron la yegua amarrada en el lugar donde  se suelen dejar los caballos. Aconteció que Elmer había tomado la yegua y entrado a una cantina de Puerto Alejandría, cuando salió rumbo a su casa vio a Miriam y a Don Nemesio a los lejos que ya iban más arriba, pero ellos no lo vieron a él.

    Cuando Miriam y Don Nemesio llegaron a la casa que habitaban, descargaron el mercado, descansaron y contaron que habían visto a Elmer y también sobre cómo les había ido. Don Nemesio Montoya escogía el café para vender todas las noches  a la luz de la vela ya que en ese tiempo no había energía para este sector. Comieron y se acostaron tipo 8 de la noche. A la 1 de la madrugada tocaron la puerta, era Juan Pablo Correa que gritaba  “tía, tía mataron a Elmer” cuando les contó lo sucedido entro la confusión en la familia y decidieron no avisarle a Marleny ya que ella estaba en casa sola con su hijo de tan solo 3 meses.

     Al momento escucharon a alguien que llamaba a Juan Pablo desde Montecristo, una finca que queda un poco más abajo de la  finca La Ilusión, era Alfonso que se había devuelto y había llegado hasta La Ilusión para decir que necesitaban los papeles de Elmer para que no fuera a quedar como NN pero a Elmer se le habían perdido los documentos en esos días y no los había renovado. Nemesio Montoya Aguirre se fue para Villa Rodas junto con Alfonso y Juan Pablo para hacer todas las vueltas con el cadáver.

     A las 6 de la mañana Miriam Amparo Montoya Correa se dirigió hacia la finca El bosque donde vivía Elmer, al llegar allí ve a Marleny angustiada porque su esposo no regresaba.

   La mañana anterior, Marleny se levantó a realizar sus labores diarias. Después de ir al baño, lavarse la cara y cepillarse se dirigió a la cocina a encender el fogón que le brindaba sus servicios para preparar desayuno, almuerzo y comida. Marleny hizo el desayuno, le planchó la ropa a Elmer su esposo y lo despachó ya que él se iba a mercar.

     Marleny se quedó en la casa haciendo el almuerzo, alimentando los animales de patio y cuidando a su pequeño hijo de tres meses. A las 7 de la noche aproximadamente llegó Elmer con la mesada y parecía que estaba tomado ya que el olor a alcohol era fuerte, Elmer le contó que cuando iba subiendo por la carretera vio a Don Nemesio y a Mirian quienes iban más adelante, luego de una pequeña charla Elmer le dice a Marleny que iba a ir a pagarle una plata al señor que le había arreglado el motor de la peladora de café , Marleny le dijo que no fuera que mirara que ya estaba muy tarde, que podía pagarle luego en la semana, Elmer insistió y se marchó en su yegua a pagarle al señor quien vivía muy cerca de Villa Rodas.