LEO
Sábado 13, Febrero 2016.
— ¿No puedes ni por un minuto dejar el celular, eh?
—Lo siento chicos, es que...
Antes de que pueda decir una rápida excusa a mi falta de atención, Noah me arroja un almohadón a la cara y Zack me saca el celular.
—Veamos... creo que lo perdimos, muchachos. Llegamos demasiado tarde —dice dramáticamente tocándose el pecho—. "Ando extrañándote, locutora", creo que me agarro diabetes.
—Vayamos preparando el funeral. A llegado la hora —contesta Noah tirándose de espaldas en el sillón. Me tiende mi celular—. Has dejado el barco de la soltería y te has ido en una barca a la isla de los esclavos.
—Es bueno verte sonreír embobado de nuevo, Leo, de verdad. —Matthew me pasa una cerveza y la choca conmigo—. ¿Está ella en esto contigo o este eres tú rogándole por una cita?
—Un poco de ambos, —confieso mirando mis pies. Estamos todos sentados en el patio de mi casa en Londres, mi familia vendrá más tarde para comer y los chicos pensaron en venir. Ya ellos son parte de mi familia, no me imagino mi vida sin estos alrededor todo el tiempo—. Adela acepto tener una cita conmigo, aunque todavía no pasó nada. Hay química y mucha tensión entre los dos. Pero el universo no nos ha dejado tener un momento en el cual nos podamos llevar.
»Tampoco estoy desesperado, me gusta esto, la expectativa; un poco de misterio. Sé que cuando nos besemos los fuegos artificiales estarán ahí. Solamente que la paciencia se me está acabando, me gusta saber qué es lo que la hace ser quien es.
—Tú no hacías esto con Levlia, por eso no estamos acostumbrados a verte tan pendiente de los mensajes. —Scott se encoje los hombros y echa un vistazo a su celular. Zack intenta sacárselo pero recibe una mirada de muerte—. Quieto, Silver.
— ¿Es que tienes algo que no quieres que veamos?
—Con Levlia era todo lo opuesto. Ella no me llamaba ni mandaba mensajes, daba señales de vida cuando tenía un evento al que ir o una fiesta a la que me invitaban, cualquier lugar con medios y donde ella se pudiera lucir. Nunca estuvo interesada en mí, sino en que tanto podía ayudar a su carrera para que ella fuera famosa.
—Eso es cierto, esa chica no dejaba de preguntarnos cuándo y dónde tenías tu próxima entrega de premios o evento —admite Noah, levanta los hombros y le da un sorbo a su vaso de agua—. Ella te perdió, ella se jode. Simple.
—Brindemos por eso, ¿no? —Scott alza su lata de cerveza y todos lo imitamos.
— ¿Por qué están brindando, príncipes? —La voz de mi hermana menor llena el lugar, aunque estoy un poco sorprendido de como entraron, me levanto para abrazarla y levantarla—. ¡Bájame, Leonardo Prince!
—Sí, bájala o te fracturara los brazos. —Ciro recibe un golpe en su nuca de parte de nuestra hermana, él solo ríe y la besa en la cabeza —. Sabes que te amo hermanita. Y que eres perfecta.
Mis hermanos saludan a los chicos. Ellos se demoran más con Meline solamente para hacerme rabiar, saben que tanto Ciro como yo somos unos endemoniados protectores cuando se trata de nuestra hermanita.
Ciro tiene 25 años y aunque le llevo 5 años, hemos sido muy unidos desde que ambos terminamos la secundaria. Porque antes había demasiada diferencia y digamos que ambos competíamos mucho en esos tiempos: quien traía a la novia más linda, quien traía más amigos, etc.
Cuando Meline entro en la adolescencia ambos dejamos nuestras diferencias de lado, aunque sea por momentos ya que teníamos un objetivo en común: los chicos que se le acercaban. Ella tiene 21 años ahora, está estudiando diseño gráfico y es malditamente buena en ello. Siempre lo fue, desde pequeña le ha encantado dibujar y luego empezó a ir a clases de dibujo y diseño hasta que decidió hacerlo su carrera oficialmente.
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Latidos en una Canción (Saga Radio Calavera #1)
RomanceUna melodía en su cabeza Un ritmo en su pie Un trazo de tinta en el papel Leonardo marca el ritmo de sus canciones, pero no el de su corazón. Leonardo Prince ama su carrera, ama su familia y se cree completo. Pero con una relación fallida no recuerd...