SI TAN SÓLO ME AMARAS. [YULLEN] [ONESHOT]

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Había olvidado por completo los fríos colores que el invierno dibujaba en las noches claras por el reflejo de la luna. Sentí el viento helado de la antigua ciudad en donde alguna vez llegué a caminar junto a él. Lo había dejado atrás hacía ya mucho tiempo, eran solo vagos y borrosos recuerdos que de vez en cuando acudían a mi mente.

Esa noche le vería nuevamente, justo en el mismo lugar en el que había tenido el privilegio de besarlo y abrazarlo sin ningún tipo de miedo.

"Yo pensaba que algo podría pasar... las luces del cielo me hicieron soñar"

No sabía si realmente podríamos ser capaces de revivir aquella llama que solíamos alimentar, cuando nuestra amistad florecía con el paso de las misiones. Suspiré tan fuerte que el aire frío llenó completamente mis pulmones haciéndome toser un poco.

Cuando regresé la mirada al frente, sentí como algo dentro de mi pecho se frenaba con brusquedad.

"Me siento perdido. No sé qué hacer"

La profunda mirada azul que solía amar me observaba desde la distancia que se acortaba a cada segundo. No había cambiado absolutamente nada, mantenía exactamente el mismo peinado aburrido de siempre, su coleta alta y flequillo despeinado. Sonreí.

"Te espero, se pasa mi tiempo y no me hace bien"

La distancia nos había separado, ya no éramos más exorcistas. Sin embargo, después de derrotar al Conde, había formado un fuerte lazo hacia él, y sin querer admitirlo al principio, me había enamorado perdidamente.

Lamentablemente nunca nada ocurrió entre ambos, más que una despedida con un seco beso en la mejilla… beso que me atormentó por mucho tiempo.

—Hola, Kanda... —saludé sin verlo a los ojos cuándo se detuvo frente a mí, pero no recibí su respuesta.

Lo supuse desde un principio, después de todo, el simple hecho de acudir a mi petición ya era bastante y por eso no lo culpaba.

"Ven sin permiso a mi corazón, rómpeme entero, hazme mejor"

— ¿Qué es lo que querías decirme, Moyashi? —me preguntó y reí, pues nunca antes me había sentido tan alegre de escuchar nuevamente ese apodo.

Siempre era directo, él no era de los que se andaban con rodeos. No estaba seguro sobre qué decirle, ya estaba cansado de esperar, esperar superarle, esperar borrar mis sentimientos por él.
Pero eso jamás pasaría y por lo tanto estaría haciéndome daño el resto de mi vida, si no lo intentaba… por lo menos una vez.

— ¿Recuerdas aquel beso que te di antes de irme hace 3 años? —le pregunté y tan solo recibí una ceja arqueada de su parte.

—Si... ¿Qué hay con eso? —sonaba tan frío, que por un segundo sentí cómo el valor que había reunido por tanto tiempo se esfumaba en menos de un parpadeo.

—Bueno, yo... realmente me gustabas, y estaba enamorado de ti. Traté todo este tiempo de olvidarte, pero simplemente no puedo lograrlo —respondí trémulo y en voz baja. Aún seguía sin verlo a los ojos, pero no podía rendirme...