herida

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Con el cuidado de no caer de nuevo en la cueva, subía con lentitud y seguridad entre los grandes pedazos de piedras.
En un mal paso a la mitad de su progreso, provocó que de nuevo cayera al principio, golpeando su cabeza contra el suelo, dejándola aturdida y bastante adolorida.

—¿Qué estará pasando con Bardock? — susurró confundida mientras sobaba su cabeza. Se levanto de nuevo y volvió a subir con miedo, ya que creía que volvería a caer.

Mientras Sue intentaba subir, Bardock estaba en problemas: Janemba se mantuvo golpeándole y pese a los esfuerzos que hizo para defenderse, él lo tenia acorralado contra el suelo y su compañero de combate ya estaba demasiado herido como para dañarle de gravedad al adversario.

—Dime ¿¡que rayos hiciste para que se volviera más fuerte?!— reclamó enojado Bardock mientras detenía los golpes del súper Janemba.

—¡Creí derrotarlo pero de repente cambió de forma!— le respondió mientras salía a toda velocidad de los escombros para quitar de encima a el demonio. Con un fuerte cabezazo en el abdomen de Janemba logró liberar a Bardock. Se levantó con lentitud, no era común para él encontrarse ese tipo de adversarios en el infierno.

A ambos Saiyan les costaba respirar, el esfuerzo que ambos daban era demasiado, además de que la energía escapaba a cada ataque de sus cuerpos. Se tenían que acabar los juegos. Los dos debían tomarse el combate en serio si querían ganarle.

Bardock miró al Saiyan. Suspiró pesadamente. No era fácil dejar su orgullo por ayuda.

—Oye... Trataré de distraerlo mientras tú te las ingenias para atacarlo y acabar con esto de una vez— anunció con dificultad.

El Saiyan de cabello dorado le miró asombrado, la manera en que le pedía las cosas le resultaba familiar.

—Te pareces mucho a Vegeta— respondió con inocencia —pero está bien, a mi tampoco me agrada mucho que me ayuden en peleas— cambió su tono de voz a uno más confiado. Lo que más sorprendió a Bardock fue que mencionó a su superior.

"¡Entonces el Rey Vegeta sobrevivió a la explosión de nuestro planeta!" Pensó incrédulo por un segundo. Salió de sus pensamientos y miró de nuevo al frente, encontrándose con la cruel mirada de Janemba.

Sonrió de lado. Tomó su pose de combate e inmediatamente, saltó de nuevo a la batalla. Formó una pequeña esfera de ki en la palma de su mano. Apuntó a Janemba quien esperaba de su ataque. Desapareció frente a él, recibiendo un potente ataque del otro joven combatiente.

Bardock veía asombrado a la lejanía el poder de ese hombre, parecía que por fin lo había vencido y le hacía sentir aliviado que por fin se acabase eso. El ataque lo rodeó por completo, incluso pasaba de largo. Miró la dirección a donde iba ese haz de poder y su cuerpo quedó estático, un intenso miedo inundó su corazón y si no se daba prisa, sería demasiado tarde. Como si de un proyectil se tratase, salió disparado hacia ese lugar, con la esperanza de llegar. Le angustiaba no poder ir más rápido, el no poder de un momento a otro estar ahí para salvarle. Su cuerpo aguantaría, eso sin duda alguna, pero su velocidad disminuía a cada instante. No debía fallar de nuevo, pero tampoco creía lograrlo.

Sue por fin logró salir de la cueva encontrándose con la energía que iba directamente hacia ella. Sintió terror al ver que en cuestión de segundos podría desaparecer definitivamente de la existencia. Su cuerpo inmóvil le impedía quitarse de ahí. Cerró los ojos, esperando el impacto. El sonoro ruido destructivo inundó el infierno, haciendo retroceder a Bardock quién con suerte alcanzó a cubrirse de las ondas que provocó la explosión. Nunca dejó de avanzar.

Estaba asustado... Por primera vez sentía miedo, un miedo abrumador... Sintió que la perdió y lo peor, no la salvó.

—¿Qué rayos hace una terrícola aquí? ¿Acaso no ves que esto es peligroso para alguien como tú? Bueno, agradece que pude detenerlo— una voz ronca se escuchó frente a Sue, quién comenzaba a llorar. Abrió los ojos de golpe, miró al frente y se encontró con otro hombre.

—¡Sue!— gritó Bardock al verle a salvo. Se sentía aliviado. Tocó la tierra y fue corriendo hacia ella; Sue se levantó e imitó a Bardock quién la abrazo inmediatamente al tenerla enfrente con mucho cariño.
Miró a quien la había salvado, sorprendiéndose de verlo. Hizo reverencia al instante a forma de respeto — Se lo agradezco mucho... Príncipe Vegeta.

— También eres un Saiyan, pero ¿Aún sigues aquí? Bardock— preguntó indiferente. De nuevo otra explosión ocurrió detrás de ellos. Llamando la atención de Vegeta —al parecer el estúpido de Kakarotto está en problemas— dijo burlón mientras emprendía vuelo hacia la batalla.

Lo último que dijo hizo que Bardock levantará una mirada asombrada.

—¿Kakarotto?— susurró levantándose rápidamente. Sue le miró feliz.

—Si, ese hombre es Kakarotto.

(. ❛ ᴗ ❛.)

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Lamento tardar tanto pero fue por qué no tenía teléfono hasta ahora. Espero te haya gustado ^-^

Recuerdos De Un Amor Olvidado (Sue y Bardock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora