Metodos salvajes

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-Abre la ventana y guarda algunas cosas en una mochila- dijo Samuel despacio –Ellos no saben que estas aquí ni de mi tampoco.

Sara asintió y Samuel corrió un mueble tapando la puerta de entrada. Los sujetos desde afuera golpearon la puerta con la esperanza de que si Sara estaba en la casa les abriera y emboscarla.

-¿Y ahora qué?- dijo Sara.

-Hay que saltar a mi departamento

-¿Te volviste loco?

-¿Tienes alguna otra idea? ¿Acaso puedes volar? Porque si es así, este es un grandioso momento para decirlo.

La puerta recibió un golpe que hizo mover el mueble. Intentarían entrar a la fuerza ahora.

Ambos se movieron hacia la ventana y Samuel salto primero con su mochila aun colgada.

-Vamos, es seguro- dijo estirando el brazo. Sara no estaba tan segura entonces miro hacia abajo. Era muy alto.

-No sé si pueda.

-O mueres por ellos o de un salto. Tú elijes tu muerte esta vez.

-¿Tienes que ser todo el tiempo tan insoportable?- dijo ella. Un segundo golpe vino de la puerta. Sara tomo su mochila y cerro la ventana que daba al balcón y se dispuso a saltar. Cerró los ojos y se arrojo hacia la casa vecina.

-Te tengo- dijo Samuel rodeándola con sus brazos.

De repente un estruendo se escucho en la casa de al lado. Samuel espero unos segundos y condujo a Sara hasta la puerta donde escucho el movimiento del pasillo

-Es seguro. Salgamos.

Samuel abrió la puerta y junto a Sara corrieron escaleras abajo. En la puerta principal, el portero estaba observando la cerradura y casi lo empujan cuando salieron corriendo de allí.

-Samuel- magullo jadeando Sara

-¿Qué?- respondió algo agitado

-¿A dónde vamos?

-A buscar el teléfono. Hay que avisar a mi padre de que pueden estar en peligro.

-¿Por qué no lo llamas de mi celular?

-¿Has tenido un celular contigo todo este tiempo y no me lo has dicho?

-Ups.

-Te odio- dijo Samuel deteniéndose –Ven,  vamos al bosque. Nos quedaremos allí un par de horas.

-Bien.

Ambos tomaron rumbo hacia la otra parte de la ciudad y fueron al bosque. En cuanto oscureciera iba a tornarse algo peligroso pero Samuel tenía sus trucos. Busco entre los troncos de los arboles durante un buen tiempo hasta que encontró un arma.

-Mi padre solía dejar un arma escondida por las dudas. Supongo que tome la idea prestada

-Cazar es horrible Samuel ¿No piensas acaso en los animales?

-Cazar me da de comer, y te dará de comer esta noche a menos que prefieras comer ramas secas. Te informo que estamos en el bosque y somos perseguidos como animales.

-Debe ser tu karma.

-Y dime ¿Qué has hecho tu entonces? Porque ahora nos persiguen a ambos

-Juntarme con un cretino y asesino de animalitos. De todas formas, tome unas latas de casa. Podre pasar la noche e incluso un par de días.

-Bien. Un problema menos.

Samuel se sentó en una roca y Sara le paso el teléfono celular. Samuel marco el número de su padre y al tercer tono alguien atendió.

El poder esta en sus manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora