NAMJOON

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Fui a hacer una entrevista de trabajo en una Universidad y en medio de esta el director me interrumpió, lo cual, seré honesto, odie con todo el alma, pero luego escuche como le ofrecía a alguien pasar a verme hacer la entrevista, me puse nervioso pero supe controlarlo, al menos hasta que vi como era la persona. DEMONIOS, juro que mi corazón se salía de su lugar, se veía mayor que yo pero era muy guapo, a decir verdad me desconcentraba cada vez que volteaba a verlo, era demasiado perfecto, venía vestido con jeans ajustados negros, un polo color gris, lentes y en su mano un saco al parecer azul marino.

Al terminar mi entrevista di las gracias y me fui, no sin antes regalarle una mirada un tanto provocativa al chico sabiendo que este me seguiría con su mirada.

Salí de las oficinas buscando un salón vacio y para mi sorpresa solo los del primer piso estaban abiertos así que me escabullí a esperar a que el chico saliera de la oficina. Después de unos 15 minutos escuché pasos los cuales se detenían de vez en cuando como sabiendo que alguien estaba ahí y cuando estuvo a mi alcance lo metí en ese salón acorralandolo con mi brazo derecho y con el izquierdo tapandole la boca. Abrió los ojos, unos ojos marrón profundos en los cuales me perdí por completo, el estaba inmóvil aunque relajado no se si por el hecho de que era yo o porque sabía que no le haría nada (al menos no por el momento).

-¿Quién eres y porque me tienes así?- me pregunto susurrando y en esta ocasión el que casi se muere fui yo ya que su voz sonaba un poco ronca.

-El quien soy lo sabrás en un futuro y te tengo así porque se que me deseas tanto como yo lo hago-no me pude contener más tenía que decirle lo que pensaba, aunque para ser francos me sorprendí por lo que salió de mi boca.

- ¡Si no quieres que grite más te vale soltarme!- dijo tratando de soltarse de mi agarre a lo que le fue imposible, - Y si tu gritas te tendré que callar de una forma que, creeme, te será muy difícil de evitar- lo mire a los ojos de una manera "provocativa".

Al final de unos minutos de forcejeo el chico se rindió -Por favor dejame ir, haré lo que pidas, pero dejame ir- no puedo negar que era tentador lo que dijo pero me contuve y al contrario de soltarlo lo arrastre, literalmente, hasta mi camioneta subiendolo al asiento del copiloto y yo siendo el conductor.

Alguien del que nunca pensé enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora