Día 19

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EN ROPA FORMAL


Se miró por última vez al espejo. Sinceramente, jamás se llegaría a acostumbrar a usar algo como eso. Varias veces lo había hecho, pero simplemente acababa con el corbatín fuera, algunos botones desabrochados y el cabello revuelto, incluso cuando vestía decente para pasar como otro hombre de negocios entre sus trabajos informales llevaba la misma pinta de malhechor o rebelde con causas.

Ahora no. Vestía un traje de color azul lóbrego, corbata gris oscuro, una camisa lila claro bien planchada y dentro de sus pantalones y mocasines oscuros. Su cabello, peinado hacía atrás, pero con una forma que dejaba en claro su estilo juvenil. ¡Se sentía empaquetado! Oh, como le hacía pensar en las veces que vio a sus otros hermanos vestir de esa forma en una que otra revista o periódico.

Esta vez, finalmente, haría parte de ello. No, no la foto, sino una de las reuniones importantes de Bruce con su actual edad. Asistiría como invitado, claro que con eso era mucho decir que solo ayudaría a Clark a tomar unas cuantas fotos para su amigo pelirrojo, como-sea-que-se-llame, ya que este había enfermado y debía de cubrir lo que se daría en la grandiosa gala proporcionada por la empresa Wayne.

Bruce acepto a regaña dientes (odiaba los paparazzi y solo les daba el lujo por ser de Gotham), por Jason, quien afirmo su asistencia acompañado de su novio e hijo postizo.



Llegaron gracias al viaje bastante convencional de los Súper. Ahora tenía un poco el cabello revuelto, pero le agradaba, así que hizo caso omiso a Clark cuando le dijo que se arreglase. Además, disfrutaba la vista, una cosa era ver a su hombre de granja luciendo esas camisas grandes (que de todos modos se entallaban en su grandioso torso y brazos musculosos) y pantalones harapientos; a un hombre demasiado guapo en traje y lentes enormes que solo hacían que sus ojos azules fueran más que atractivos.

Clark Kent, era un puto Dios Adonis. Su puto Dios Adonis, por favor.

A diferencia suya, su pareja vestía un traje completamente negro y compañía de un corbatín, camisa blanca, zapatos marrones oscuro. Peinado de esa forma tan característica, aunque solo por esta vez se había dejado la barba para pasar desapercibido. Se supone que estaba retirado y Clark Kent solo había sido un reportero más que acabo siguiendo los pasos de sus padres, en una granja. Superman por otro lado...

— ¿Habrá comida? —La voz de Jon le hizo recordar donde estaban, justo pasando por el marco de la puerta que se abría directamente a una gran sala donde muchas personas importantes se encontraban charlando, riendo y bebiendo champagne. Jason asintió, señalando rápidamente una mesa al fondo donde sobresalía parte de los pasa-bocas. El joven Kent se retiró con velocidad.

—Te ves tenso. —Se dirigió al mayor, tomando sus dedos entre los suyos en una suave caricia. Eso pareció relajarlo.

—No es la primera vez, pero he de admitir que este tipo de cosas siempre logra... intimidarme un poco.

— ¿Por Bruce? —Justo en ese momento aparecieron ellos, los Wayne. Saludando con una sonrisa tan realista, pero al mismo tiempo falsa. Los iris de B cayeron inmediatamente en ellos y los dígitos del hombre de acero se alejaron de golpe de su tacto.

—No sé quién es peor, sí Batman... o él.

—Son la misma persona, da ese aire de ser un bastardo. No, lo es.



La velada había pasado con total normalidad, Bruce había dejado que Clark tomase las fotografías y entrevistara rápidamente con lo necesario a saber, todo bajo la atenta mirada penetrante de Jason, claro que sí. ¿Razón? Deseaba que su relación mejorase, y lo haría todo, hasta sí esos significara complacer el aire chismoso del héroe favorito de todos, Superman.

Damian se había despegado de su padre una vez ubico a Jon, con el que se perdió con total rapidez que Jason se preguntaba sí esos dos estaban tomando las cosas con calma... o no. Los jóvenes cada vez eran más 'despiertos', y Jason lo sabía por propia experiencia.

Se acercó entonces a Clark, junto a una sonrisita maliciosa. No le dejo ir y lo acorraló cerca de una de las paredes cubiertas con grandes cortinas y donde la luz era más que opaca —No sabes las ganas que tengo de arrancarte ese traje con los dientes.

Kent enrojeció, y tuvo que toser para no atragantarse con la bebida que había estado consumiendo segundos antes —Jason... aún estamos aquí...

—Aún tengo mi cuarto aquí mismo en la mansión. Ya sabes, recuerdos, Bruce no pudo cederla a nadie más, y eso que fue de Dick primero. —Le beso la mejilla, sintiendo la barba picarle la piel.

Le gustaba.

—Jay...

—Anda. No me digas que no te pone verme así vestido, porque bien aprovechaste a tocar donde no debías durante el vuelo.

Más vergüenza en el rostro del hombre, que finalmente sonrió y lo atrajo para un corto beso en los labios —Luego, en casa. Tal vez pueda dejar a Jon aquí, por hoy.

El más joven sonrió, solo esperaba que Martha Kent no estuviese en casa, o terminarían fornicando en el granero.

❝ Treinta días ⌜ ᴅᴄ - ᴄʟᴀʀᴋᴊᴀʏ ⌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora