Capítulo Zero:
Libre cual estrella
Cuando estoy en la tina nada más importa. El agua son mis pensamientos y las burbujas mi conciencia, el vapor mi culpa y el sonido del grifo anestesia. Todo lo que ocurre en el frío hueco sin fondo que son mis deseos lo controlo en ese lugar, siempre obtengo lo que quiero en mis sueños...pero, luego toca despertar. El agua caliente se va enfriando cada vez más con el paso del tiempo, hasta quedar con ese tibio agridulce que a nadie le gusta. Toca secarse las gotas y lágrimas con una toalla, deseando con un mal augurio en la cabeza que el día siguiente sea mejor para ir a dormir con un mísero buen recuerdo. Sabiendo eso es normal pensar que Sara jamás haya querido salir de la tina.
La luz se colaba por la ventana entreabierta, dándole todo el foco a los ojos de Sara, una Muda de 17 años. Ella se levantó, sabiendo lo que tocaba hacer el día de hoy. Caminó hacia la cocina de su hotel tranquilamente sin siquiera sacarse la blusa que utilizaba para dormir, después de todo, era la única allí y ya se había acostumbrado a la soledad desde antes. No tardó en encender su tetera eléctrica, la hora del café y tostadas estaba por llegar. Sara fue al baño a la vez que daba un bostezo, tomando el cepillo. Seguidamente, puso a preparar un baño de burbujas y cepilló sus dientes mientras miraba su reflejo; no desviaba la mirada, solamente observaba esos ojos ámbar que su madre le había heredado. Una vez terminó, escupió la pasta, dejando salir algo de sangre de una herida pasada en sus encías que había abierto sin querer, pero no tardó tanto en cerrarse. Se sacó tanto su blusa como los pantalones, quedando solamente en ropa interior enfrente de el mismo reflejador. Tomó una navaja de afeitar. Se sumergió en su tina, relajándose por completo, con solamente la cara fuera de ésta. Podía escuchar como el agua del grifo chocaba contra la del bañadero, acompañado del sonido de la tetera hirviendo a lo lejos. Sujetó la navaja en la parte baja de su muñeca, con las manos temblorosas y los ojos cristalizados. Acercaba cada vez más ese utensilio plateado a sus venas, acelerando su respiración hasta que...el agua se tiñó de un rojo carmesí una vez más.
¿Qué es lo que le estaba
pasando a Sara?
¿Por qué estaba acostum-
brada a la soledad?
¿Por qué vive en un hotel
sola con tan solo diecisiete años?
¿Por qué tenía una heri-
da en su dentadura?
¿Por qué...hizo lo que hizo?
Bueno, si quieres escuchar su historia, debes saber dónde empezó todo..
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¡Hey, estoy por aquí!
Gracias a los que terminaron de
leer este prólogo <3. Esta es el
inicio de una saga con cinco
capítulos que vengo pensando
desde hace un tiempo. Espero
qué les haya gustado y que lean
los demás capítulos.
— que porcierto, generalmente
serán unavez por semana. —.
Bueno, sin nada más que decir,
procedo a despedirme~.
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¡ S a y o n a r a !
