Capítulo 16

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La primera en despertarse fue Kella, algo confundida dirigió su mirada hacia la ventana en donde mostraba el exterior aún oscuro únicamente iluminado por la Luna creciente y las estrellas que se permitían ver, todo esto acompañado de algunos ruidos de unos pocos coches que pasaban por tan alta madrugada y también algún ladrido de algún perro. Posteriormente vio el reloj digital que se encontraba  en una pequeña mesilla junto a la cama, la cual suele levantarle a ella y a su madre para que pudiera ir al colé y ella al trabajo.

4:36 a.m

No entendia por que se encontraba despierta tan temprano, normalmente solía tener el sueño pesado de la mayor y no despertaba hasta que fuera la hora, pero por más que intentará no podía volver a conciliar el sueño. Frustrada encendió la pequeña lampara junto al reloj para no estar oscuras y observó a su madre.

Su cabello se encontraba largo y desordenado- seguramente al igual que ella en ese mismo instante- gran parte de él cubría su rostro y sobe todo sus mejillas; su boca se encontraba abierta y por allí salía levemente  un rastro de baba, nunca la había visto así, en verdad se encontraba cansada, pero lo que más le preocupaba era sus ojos, a pesar de encontrarse cerrados se veía algo rojizos e hinchados, con unas ojeras color marrón en sus bolsas, seguramente  había llorado.

Se lamentó de inmediato, seguro que su llanto habría sido a causa de ella, por preguntar sobre su padre, a alguien que consideraba en ese instante una persona que odiaba en lo más profundo de su ser, el hombre que a pesar del daño hecho seguía amandolo.

Se dio cuenta que su madre no era feliz realmente, es verdad que siempre le decía que con ella su vida era más que suficiente, lo mejor que le había pasado en su vida; pero no era completamente feliz, y su madre se merecía tener un final feliz ya que era buena, En los cuentos las cosas ocurren así ¿no?

Una idea paso por su cabeza.

El otro día había oído por la radio funcional que había podido hacer con chatarra que encontro por allí -y ayuda de Matthew-, que hace poco más de una semana había aterrizado en la tierra una nave llamado el Atlas; si mal no recordaba aquella nave había sido utilizada por los grandiosos paladines durante la guerra contra un imperio que había estado invadiendo planetas y para proteger el universo durante años, algunos incluso dicen que aquel grupo habia estado luchando por milenios, por lo tanto significaba que los paladines se encontraban en la tierra en ese instante -ya que no había oído por el momento que ellos se habían marchado-

Los paladines eran los defensores del universo y ayudaban a cada persona y ser que necesitará ayuda para ser felices, así que ¿Por qué no ir y pedirles ayuda para encontrar a los amigos de su madre para que ella fuera feliz?

La tan sola idea de hacer feliz a su madre, volver a ver los amigos de la oji-marron, y ademas concer a sus idolos; la lleno de energía, disipado todo el cansancio y sueño que se había encontrado alguna vez en organismo.

Con cuidado se levantó de la cama para no hacer ruido y se diriguio a su armario en donde escogió ropa de recambio y lo colocó en la pequeña mochila de su colegio que anteriormente había sido vaciada con esmero por ella misma. Para luego vestirse y peinarse con algo de dificultad decido a su cabello largo y algo ondulado.

Una vez que tuvo lo necesario se dirigió a la sala y encendio la computadora de su madre. Estuvo investigando cuál era la estación de tren más cercana y compró un billete - con el numro de tarjeta que se habia memorizado de su tio- hacia la ciudad en donde había escuchado que el Atlas había aterrizado, todo aquello lo había hecho de tal forma que su madre no pudiese averiguar lo sucedido en aquel ordenador- agradecía a su tio Matt, un genio de la tecnología y hacker, por haberle enseñado navegar por Internet sin dejar rastro, es decir la ventana incógnito-. Apago el ordenador no sin antes fotocopiar el billete en la impresora y se levantó de la silla en la cual se encontraba.

Apuntó de salir a casa se vio en el espejo y pudo ver las marcas en sus mejilla, golpeó su frente con su mano ante tal pequeño detalle tan importante que se le había olvidado y se dirigió  nuevamente al cuarto de su madre, fue a un cajón para sacar un estuche de maquillaje -aunque únicamente había cremas allí ya que Katie nunca utilizaba más maquillaje- en donde sujeto la crema que cubria sus marcas y las tapo.

Antes de salir vio a su madre removerse en la cama un poco para posicionarse en una posicion mejor y dormir, murnurando unas pocas palabras que no logro indentificar antes de callar.

Tranquila mamá, yo iré a buscar tu felicidad —susurró determinada antes de cerrar la puerta.

Esta vez más decidida y con un propósito inamovible salió por la puerta, tras cerrar tras de si el trozo de madera despacio y tratando de hacer el menor ruido posible, bajo por las escaleras con cautela, sin hacer ruido; si algún vecino la veía toda su misión se iría por el garete.

Por un momento se permitió imaginar que se encontraba en una mision secreta de suma importancia para los paladines, en donde ella habia hackeado el sistema de datos en el cual se encontraban los proximos movimientos del Imperio malo y debía entragarselos para el bien del universo. Los coches eran los malos mientras procuraba pasar desapercibida tras los escondites que se encontraban en la calle, y la estación del tren era la nave que debía coger para poder ir hasta el Atlas.

Estuvo tan inmersa en su imaginación que cuando menos se lo esperaba ya había llegado a su destino.

Dio un suspiro hondo para posteriormente dar un paso, su aventura empieza ahora, y esta no sería corta. Lleno de sufrimiento, alegria, luchas, descansos, enemigos y amistades.

Pero ella no lo sabía.......








































































~~•Sin corregir•~
1035 palabras
Publicado
23:03- 22 de marzo 2019
Mistery

Un pequeño secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora