El sonido del despertador hace que abra los ojos. Lo apago, y tallo mis ojos con delicadeza. 8 am de un nuevo y aburrido día.
Observo mi alrededor, mi perfecta habitación monocromática, ordenada con minuciosidad.
Decido levantarme y tomar una ducha tibia. Mientras las gotas caen sobre mí, logro escuchar la voz de la empleada tras la puerta de mi habitación.
-Señor Liam, su desayuno está listo- dice de manera rápida.
Cierro el grifo de la ducha, para luego secarme y vestirme de manera sencilla. Una camiseta blanca, con una campera de cuero color negro por encima; unos pantalones negros ajustados, con unas zapatillas blancas.
Me veo en el espejo y peino mí cabellera castaña con mis dedos rápidamente.
Inconscientemente no logro evitar el impulso de ver las ojeras que adornan mí cara, fieles compañeras de mis ojos marrones y mí blanquecina piel.
Decido dejar eso de lado y autodedicarme una sonrisa.
Quizás así la tristeza que mí cara refleja se vaya.
Al salir de mí habitación, encuentro a la empleada arreglando unos adornos en un mueble. Con movimientos ágiles, limpia cada adorno con cuidado y los vuelve a acomodar.
-Camila, buenos días- dije alegre.
-Buenos días señor Liam.
Tan concentrada en su trabajo como siempre.
-Por favor, ya te he dicho que sólo me llames Liam.
Que aburridas son las formalidades.
-Lo siento, es que su padre siempre me ordena que "debo hablar con respeto" - dice cabizbaja.
-Entonces llamame así sólo cuando él este, ¿De acuerdo? - dije rendido.
-Está bien señor Liam.
Rápidamente cubre su boca.
-Trabaja en eso, ¿ok?- dije sonriendo mientras me alejaba.
Camila trabaja en la casa hace años, pero nunca logré poder erradicar esa costumbre de llamarme así, ni en la ausencia de mi padre. Aquel hombre siempre trata a todos con desprecio, incluyéndome. A veces me da pena la situación de los empleados de la mansión. Y más pena me da Camila, ya que al ser de descendencia latina, se gana un mayor desprecio por parte de mí padre.
Mientras mi mente se encontraba ocupada en aquello, me dediqué a desayunar. Un café, y tres tostadas con mermelada. Lo mismo que desayuno cada día.Al terminar, tomé mi mochila y subí al auto que me llevaría a la universidad. Tan sólo me acomodé en el asiento esperando llegar.
Cada día es igual al anterior. Misma rutina, desde siempre.
A veces me gustaría hacer algo diferente, algo intrépido, algo que desafíe todo lo que conozco.
Cierro los ojos y dejo el tiempo pasar.Las mentes aburridas sueñan mucho y hacen poco.
-Señor Liam ya ha llegado a destino- dijo el chófer con un tono calmo.
Me levanté y tomé mi mochila, para acto seguido levantarme y salir del vehículo.
Me encontraba caminando hacía la prestigiosa universidad en la cual soy parte. Que tiene un precio sumamente elevado e inaccesible para muchos. Pero que no es ningún problema para mí, debido al alto nivel económico en el que estoy envuelto desde siempre, gracias a que mí padre es un empresario exitoso. El edificio luce prestigioso, con tonalidades blancas y naranjas. Cuenta con más de cien salones, un patio gigante al aire libre, y una biblioteca descomunal en el subsuelo. Nunca me animé a recorrer por completo sus pasillos. Parecieran no tener fin. Todo tiene un aspecto antiguo y tétrico.
Aunque, si ya es difícil entrar en la universidad, más difícil es encontrar su ubicación. Está en un bosque, que se encuentra en un costado de la carretera. Y luego de unos 10 minutos conduciendo en línea recta, está el majestuoso edificio. No hay ningún tipo de señal que indique su paradero. Una universidad en el medio de un bosque. Que original es la gente adinerada.
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Freedom?
Fanfiction"La libertad, en sí misma es una opresión" Liam Payne tiene 19 años, y vive una rutinaria vida donde cada día es igual al otro. Cada decisión en su vida está planeada para que siempre resulte exitosa. No hay margen para errores. Tampoco para divers...