|capítulo 15|

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¿Humildad?

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¿Humildad?

Mi madre solía hablarme muchas veces acerca de esa palabra, tema que obviamente en aquel entonces dejaba pasar por alto, yo era demasiado ignorante como para saber su importancia. Había una frase en específico que siempre le escuchaba repetir:

"Quien más tiene, menos da y quién menos tiene y aún así da, más recibe de vuelta."

En aquel entonces no lograba entender el mensaje oculto detrás de aquella simple frase, hasta ahora.

Aquella noche cuando me quedé a cenar en casa de Azriel entendí lo ignorante que aún era, cenar junto a él y junto a sus padres me hizo ver lo mucho que necesitaba cambiar como persona, me sentí inmerecedora de haberme sentado en aquella mesa. Habían tocado un tema en específico que me hizo auto analizarme llegando a la conclusión de que no tenía aquello llamado humildad en mi corazón.

La madre de Azriel había formado una asociación de donación para ayudar a los más necesitados y esa noche me habló de ello, podía aportar con alimentos, ropa, o cualquier otro tipo de recurso que sirviera de ayuda para alguien más. Como era de esperarse sonreí ansiosa fingiendo que estaba maravillada con la idea, sin embargo algo dentro de mi se sentía en desacuerdo, tan solo imaginarme sacando alguna prenda de ropa de mi armario para regalarla a un desconocido me hacía sentir desagrado, pensando en el precio de aquella ropa, ¿Cómo podría solo regalarla como si no hubiese costado nada?

Me sentía mal conmigo misma por pensar de aquella forma, ya que según yo estaba segura de que había cambiado, de que no era la misma de antes, pero me di cuenta de lo mucho que me faltaba por mejorar todavía, sentia una agonía en mi pecho, una necesidad abrumadora de cambiar mi forma de ser, y no sólo por Azriel o por sus padres, me sentía en la obligación de ser más humanitaria, quería parecerme más a mamá, es por eso que tomé la decisión de pedirle ayuda a Grace para preparar la caja que donaría, sin importar cuanto me costara desasarme de aquellas cosas que antes eran de suma importancia para mi, lo haría.

—¡Elena, Grace esta aquí! —Escuché a la abuela gritar desde la planta baja.

—¡Dile que suba, estoy en mi cuarto! —Grité de vuelta.

Descubriendo el amor © (Borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora