HYEMI
El impacto de escuchar a Ryan al otro lado de la puerta me hizo tambalear ligeramente apoyada sobre la puerta. Mi corazón saltaba peligrosamente amenazando con hacerme derramar de nuevo el torrente de lágrimas que iba aguantando desde hacía varias horas. Aquella tristeza me tenía agotada pero no podía quedarme con los brazos cruzados viendo como Ryan tenía planes esta noche.
Decidí salir de la habitación ataviada con un abrigo y capucha para que no me reconociera. Fingí estar mirando el teléfono de espaldas a la habitación de Ryan para poder escuchar la conversación telefónica que estaba teniendo.
La voz era bastante audible y pude escuchar perfectamente sus palabras:
-Si cielo pronto estaré allí. He venido a casa para cambiarme de ropa y comer algo ligero antes de ir para allá. Te quedaste dormida y no quise despertarte, pero pronto estaré allí, te quiero.
Me llevé la mano a la boca intentando no gritar cuando escuché ese te quiero en la boca de él. Sujeté con fuerza el teléfono y me apresuré a encerrarme de nuevo en mi habitación.
No iba a llorar, nunca más iba a hacerlo por él; ya todo había quedado dicho sin necesidad de mediar palabras, pero quería verle el rostro a esa mujer, ver la persona a la que él prefería.
Y así que la realidad me golpease con tal contundencia que lo odiara ipso facto.
Tenía poco tiempo, pero iba a aprovecharlo. Decidí pedir una cena copiosa con todas las cosas que quería y lo puse a cargo de la cuenta que tenía conjunta con Ryan. Sabía perfectamente que esa cuenta no estaba vinculada a su teléfono así que no le saldría que había hecho un gasto a no ser que lo mirase en el banco.
Sonreí como un maldito demonio ante la idea perversa de hacerle daño donde más le fastidiaba; Ryan valoraba el trabajo y las ganancias que con ello se conseguían. Adoraba su vida acomodada así que iba a sacarle tanto dinero como pudiera.
Ya que iba a sufrir, quería tener el estómago lleno, aunque luego vomitara de la rabia en un lavabo.
Decidí pedir langosta a la parrilla, un asado de salmón de Noruega con patatas asadas de guarnición, una botella de vino rosado del más caro que tuvieran y de postre helado de chocolate con virutas de oro. El oro no sabía a nada, pero aumentaba la factura y eso era justo lo que estaba buscando.
Cuando terminé de pedirlo todo, esperé el tiempo que me dijeron acostada en la cama. Aquellos veinticinco minutos que prometieron tardar fueron exactos; no tuve que esperar un solo segundo.
Cuando entraron a la habitación y vieron que todo eso era para mí, el pobre botones perdió el color de su rostro. Le sonreí y le di bastante propina marchándose completamente mudo de mi habitación.
Encendí la televisión y decidí ver una serie gracias a que el hotel tenía canales de pago. Pasé unas buenas horas atiborrándome delante de la pantalla sin derramar una sola lágrima.Estabaa la expectativa de escuchar a Ryan marcharse para acudir al hospital que teníaapuntado en el bolsillo y que no quedaba muy lejos de aquí. Pensé en Sun y enla seguridad que emanaba de ella, me serví de ello para crear una nueva corazadiferente a la que normalmente tenía puesta.
Me solía poner una coraza cuando estaba en mi trabajo porque en el mundo de los negocios hay demasiados tiburones y por desgracia a las mujeres aún se nos tenía en un concepto de no ser demasiado aptas para ese oscuro mundo.
Pero siempre me hice un hueco con mis habilidades de liderazgo y mi capacidad de encontrar soluciones ante los problemas. Mi eficiencia era algo que Ryan admiraba en mí y relegaba muchas responsabilidades sobre mí. fue tal así que ambos nos convertimos en socios a la mitad de la empresa, como si fuera nuestro bebé. Pero ahora ese bebé debía de compartir a sus padres por separado o más bien llegar a un acuerdo sin que tenga que verle por allí.
Cuando terminé la cena, suspiré frustrada, pero con cierto alivio. Aquel cambio de actitud me ayudó a sobrellevar la enorme tristeza que tenía dentro de mí. Mientras que me disponía a levantarme de la cama como buenamente podía, una puerta cerrándose pudo escucharse en el pasillo. Corrí hasta la mirilla de mi puerta y pude ver la gabardina de Ryan ondeando mientras se marchaba por el pasillo.
Era el momento que esperaba así que corrí a por mi bolso y mi chaqueta con capucha para comenzar a seguirle. Él tomó el ascensor, por lo que yo fui por las escaleras para poder llegar antes a la entrada del hotel. Tenía la gran suerte de que el hospital estaba tan cerca que no era necesario tomar un taxi, bastaba con dar un pequeño paseo.
Y como supuse Ryan tenía esa intención al verle salir por la puerta giratoria. Yo comencé a caminar un tanto lejos de él con el teléfono en mi mano simulando que estaba leyendo mensajes. No aceleré el paso en ningún momento para que él no pensara que lo estaba siguiendo.
Mi actitud era normal y nadie sospechaba cuando se cruzaba conmigo y eso me daba ventaja.
El enorme cartel de aquel edificio beige me indicaba que ya habíamos llegado a nuestro destino, por lo que a partir de ese momento tenía que ser lo más sigilosa posible.
Tras entrar, Ryan fue directamente al ascensor del fondo de uno de los pasillos. Una vez cerrada la puerta observé el número que salía en la pantalla de fuera por lo que comencé a subir rápidamente los escalones antes de que él llegase.
Era la sexta planta y según lo que ponía en el pasillo, era la zona de Oncología. Aquella palabra hizo que varios pinchazos se clavasen en mi pecho con fuerza y casi me hacen llorar, ¿Qué demonios hacía Ryan allí? ¿A quién iba a ver?
Cuando salió del ascensor, le seguí hasta una de las habitaciones del fondo. El nombre de Clarisse me dio la respuesta que necesitaba. Me asomé en la pequeña ventana con las lágrimas velando mis mejillas esperando que todo fuera una pesadilla.
Ryan se quitó la gabardina y aquella hermosa mujer lo miró con un gran cariño. Su cabello rubio estaba enmarañado y sus ojeras eran cada vez más evidentes. Él se acercó a ella depositando un beso en sus labios con mucha ternura, quedándose junto a ella acariciando sus mejillas.
No necesité ver nada más para comprender y por supuesto no iba a entrar a esa habitación; de seguro esa pobre mujer ni sabía que estaba casado y no merecía un espectáculo y menos viendo donde estaba.
Porque aquellos que estaban en esas habitaciones eran enfermos terminales y nadie merece irse de este mundo sabiendo que el amor de tu vida es un cabrón.
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Sakura No Kensaru(Is It Love?Drogo|Parte II)
FanficMi llegada a Mistery Spell supuso encontrarme conmigo misma y con una parte de mi familia que desconocía. Lo que no tenía previsto era toparme con la que ahora consideraba parte de mi familia y mucho menos saber que tanto ellos como yo no éramos sim...