Capítulo 24 Kilómetros

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De verdad no estaba preparada para ser madre y ya tenía que hacerme a la idea de ser madrastra. No quería preocupar a Marcos con mis pensamientos, así que me senté a hacer yoga. Sentía que ya me estaba preocupando de más y necesitaba relajarme. Comencé a respirar profundo y entregarme al placer y el relax que sentía y me sumergí en un mundo de tranquilidad y paz interior que era extasiante. Me relajé tanto, tanto, que podía sentir que nada me perturbaría.

Al día siguiente, fui al colegio como lo hacía habitualmente, pero a mitad de la mañana decidí ir a Punto Fijo fugada de clases. Quería ver a Rafa y encontrarlo montándome los cuernos para mandarlo a volar de una vez por todas, pero para mi sorpresa Rafa no me estaba montando los cuernos y se emocionó tanto al verme en la universidad que me presentó a todos sus amigos con tanta euforia y emoción.

«¡Dios mío santo! ¿Este hombre no se equivocará nunca?... ¿Cómo lo voy a terminar?»

Tuve que poner mi mejor cara y sonreír como nunca. Hasta cierto punto la pasé bien, compartimos un rato juntos y él también se fugó de clases, quería pasar la tarde conmigo, aprovechando que estaba con él.

«Por Dios, ¿Cómo me puedo sentir tan mal, montándole los cuernos a mi amante, cuando sabe que tengo novio y aun así me siento peor que cuando le montó los cuernos a mi novio?»

Intenté zafarme de Rafa porque mi incomodidad ya era extrema y le estaba dando la idea equivocada. Alegué que debía irme porque en casa esperaban que llegara temprano, a lo que Rafa no lo tomó mal porque conocía a mi familia, pero como era viernes él se había llevado sus maletas a la universidad y estaba listo para acompañarme de regreso.

«Debo dejar de tener estás ideas locas de caerle de sorpresa a la gente» pensé.

No me quedó más remedio que regresar de la mano de Rafa. Cuando llegamos al terminal Marcos me llamó al celular e intenté hacerme la loca para no contestarle, pero no lo hice tan bien como lo había imaginado.

─¿No vas a contestar?─ preguntó Rafa.

«Sentí como si ambos se hubieran puesto de acuerdo para fastidiarme al mismo tiempo y fingí demwncia»

─Perdón, no sentí el celular, claro que sí─ tomé el teléfono en mis manos. Contesté la llamaba y al instante Marcos sabía que algo no estaba bien. Bajé del autobús fingiendo tener mala señal.

─¿Aló?... ¿Aló? ¡Habla más fuerte que no te escucho!

Hice exactamente lo mismo que todos los hombres de las novelas que vi en algún momento de mi vida cuando hablaban con sus amantes. Afortunadamente Marcos me conocía tan bien que notó que no podía hablar.

─¿Estás con Rafael?─ preguntó

─Si, ¿Cómo supiste? Acabo de llegar al terminal─ agregué

─¿Todavía está contigo?─ insistió entre curioso y preocupado e ignorando mi pregunta

─Sí. ¿Por qué? ¿Todo bien?─ intenté sonar relajada, pero era tan transparente.

─Bueno, hablamos luego, ¿sí? No quiero incomodar. Espero todo salga bien.

─Gracias, yo igual, de pana─ intentaba sonar relajada, Dios sabe que sí.

─Te quiero mucho mi muñequita─ agregó y me sentí morir. ¿Ahora qué?

─Yo también, dale pues. Chaito─ respondí y colgué la llamada tan rápido como pude. Cuando volteó Rafa estaba detrás de mí con la peor cara de la vida.

─¿Todo bien?─ preguntó escrutándome con la mirada.

─Sí, sí. Todo bien─ expresé nerviosa

Malditos Recuerdos (Saga Recuerdos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora