CAPÍTULO 28

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Maratón día 3

HYEMI

La vuelta al hotel fue larga y silenciosa con un atajo de sentimientos extraños que me oprimían el pecho. Por mucho que intenté encontrar la explicación a esa escena que vi minutos atrás, la única respuesta que aparecía en mi mente era la palabra "amante".

Lo extraño de todo era que, si llevaban tiempo juntos, ¿Cómo demonios fue capaz de ocultármelo sin dejar ni una sola pista?

Recordé entonces que Ryan tenía en casa una caja fuerte cuya combinación no sabía absolutamente nadie. Se encontraba en su despacho, un lugar que hasta para mí era un terreno un tanto inexplorado.

Ryan pasaba las horas allí encerrado, según él, cargado de trabajo y papeleo, pero eso siempre me sonaba demasiado extraño porque, al ser la segunda jefa de nuestro patrimonio si algo sucedía yo me enteraría. Cosas que había guardado en mi mente comenzaban a salir en forma de torrentes de recuerdos que esclarecían muchas evidencias de que, desde hace mucho tiempo, él me ocultaba cosas.

La pregunta era, aparte de esa tal Clarisse, ¿Había algo más que no sabía?

Estaba claro que no era su medio hermana porque su madre lo sabría y su padre no se expondría a perder a su mujer con una mentira como aquella. Todo parecía muy confuso, pero no podía negar la chispa amorosa que pude ver en los ojos de Ryan cuando le acariciaba el cabello, aquel amor no era precisamente fraternal.

Caminé más aprisa porque deseaba encerrarme para soltar todo lo que llevaba dentro. El problema era que Ryan volvería a su habitación que estaba justo en frente de la mía. Al menos me quedaba el consuelo que no los escucharía fornicar como cerdos y eso, en cierta forma, me hacía no hundirme definitivamente en el pozo que se había abierto bajo mis pies.

Era bastante tarde por lo que el hotel estaba sumido en un gran silencio. Todos sus huéspedes estaban en sus respectivas habitaciones y tan solo algunos botones, el recepcionista y algunas personas leyendo revistas en el recibidor estaban en el hall.

Cuando me vieron entrar, de seguro mi rostro completamente pálido llamó la atención de uno de los botones porque se me acercó para auxiliarme por si me ocurría algo y necesitaba volver a mi habitación. Me disculpé con él y le di las gracias antes de marcharme a toda prisa.

Necesitaba hundirme en las frías sábanas de la madrugada hasta que, a la mañana siguiente, volviera donde los brazos eran más cálidos. Le prometí a Sun que volvería a Busan y eso era justo lo que iba a hacer.

No le iba a dar la satisfacción a Ryan de que él supiera mis movimientos; él pagaría por su mentira y no solo esta mentira sino todas las que él hubiera osado ocultarme. A partir de hoy, mi necesidad de saberlo todo era lo que me mantenía cuerda y para ello requería de una ayuda extra que de seguro sabía que me prestarían.

Era hora de confiarme a mi familia para encontrar el consuelo que siempre había necesitado y dejar atrás mi armadura.

Un mensaje me despertó de mi furia, pero al ver quién era el que me lo había mandado, decidí borrarlo sin mirarlo. Él no merecía mi atención, ni uno solo de mis segundos de existencia y eso lo tenía completamente claro.

En la bandeja de entrada, un mensaje que no había leído me hizo llevarme las manos a la cabeza. Prometí a mi hermana avisarla cuando llegase al hotel, por lo que corrí a contestarle para que no se preocupase más de lo que ya estaba.

"Querida hermana, siento no haberte podido contestar, pero he estado bastante afligida por las cosas que he descubierto. Necesito que entiendas que ahora no pueda hablar de ello, pero mañana sí que podremos porque voy a reservar un vuelo para volver a Busan. Tengo claro que os necesito en mi vida y eso es algo que voy a recuperar a partir de hoy. Gracias por tus ánimos que me han ayudado a no hundirme más de lo que podría haberme hundido; la verdad siempre duele y más si la vez con tus ojos.

Espero que tu viaje haya sido agradable y sin contratiempos, saluda a mamá y a la abuela de mi parte.

Te quiere tu hermana, Hyemi"

Tras unos minutos de espera, mi hermana decidió contestarme; solamente esperaba que no indagara más y que al menos me diera la noche para asimilar la noticia. Una vez más, Sun no me decepcionó:

"Querida hermana, espero que tu marido no haya sido un grandioso cabrón porque si eso es así y mañana me entero de algo que no me gusta, yo misma iré a su edificio de marfil y diamantes para atragantarlo con su corbata que de seguro vale más que todo mi cajón de ropa interior. Sé que te mereces algo mejor Hyemi y no es solo porque seas mi hermana sino porque eres una mujer excepcional y eso te pido que jamás lo olvides.

La abuela y mamá están deseando verte, te aviso que la abuela quiere saberlo todo y me dice que, si ese tal Ryan ha hecho algo imperdonable, ella vendrá conmigo a cantarle una bonita canción delante de todos sus queridos amigos de alta clase social. Los hombres como él adoran las apariencias y estoy segura que un escándalo probablemente sea el peor castigo para él.

Te quiere tu hermana y defensora,

Sun"

Aquel mensaje me hizo reír sintiéndome arropada y segura a pesar de la incertidumbre de no saber qué iba a pasar. Cuando se desea cavar en la vida de otra persona, sabes que puedes encontrar verdades terribles que podrían cambiar tu vida drásticamente, pero la verdad nos hace libres y esa regla siempre se cumple.

Con el móvil en la mano, reservé mi vuelo para la mañana siguiente. Deseaba que fuera lo más antes posible porque sabía los horarios de sueño de Ryan y no deseaba coincidir en el pasillo con él, aunque me ocultara tras una capucha porque, aunque no iba a montar un escándalo, las ganas de hacerlo podrían superarme.

Tomé lo poco que había fuera de mis maletas y lo guardé cuidadosamente. El reloj de pared marcaba la una y treinta de la madrugada; ya hacía media hora o más que había vuelto del hospital, pero parecía ser que mi marido tenía mucho que decir o que hacer antes de dormir.

Él no era de los que trasnochaba deliberadamente, sino que siempre que lo hacía era una razón de peso. Ese pensamiento estrujó mi corazón aún más hasta tal punto que cerré de un puntapié mi maleta con un sonoro ruido.

Y para colmo, la voz de Ryan en el pasillo hizo que mi ira ascendiera hasta amenazar con ir para romperle la cara.me agarré al colchón de la cama y respiré profundamente recordando mis clases de yoga que ahora podía poner en práctica.

Por fortuna para mi cordura, la puerta de su habitación se cerró y de nuevo el silencio se hizo presente. Solté todo el aire que tenía acumulado y pude sentirme por fin a salvo de mí misma.

Sakura No Kensaru(Is It Love?Drogo|Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora