Un dragón en el bosque

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-Cortaleña-, leyó Zephyr en voz baja para no despertar a sus padres, pero lo suficientemente fuerte como para que su hermano la escuchara, -los cortaleña son dragones que prefieren la paz y la soledad. Estos se pueden encontrar en bosques...-, Zephyr leyó toda la información del dragón con gran asombro junto a su hermano.

De repente se escuchó un fuerte estruendo, pero más que un estruendo era un rugido; un rugido de agonía.

¡Era un dragón!

Astrid e Hipo se despertaron de golpe debido a que aún no caían en sueño profundo. Ambos se levantaron precipitadamente de la cama y salieron del cuarto. Astrid fue al cuarto de los niños e Hipo bajó apresurado hasta la sala encontrándose con sus hijos quienes estaban sentados frente al fuego que iluminaba la sala mientras leían el libro; aunque ellos no estaban prestando atención al libro, en lugar de eso estaban alerta por el sonido que acababan de escuchar.

Hipo los llamó y ellos reaccionaron de inmediato corriendo hacia él. Astrid bajó encontrándose con su marido y sus hijos reunidos en el centro de la sala. -¿Eso fue lo que yo creo?-, preguntó.

-¡Eso era un dragón, uno real!-, exclamó Nuffink con emoción mientras el susto de hace poco se le iba pasando.

-Entonces no fue mi imaginación-, comentó Hipo confirmándose así mismo de que un dragón acababa de aterrizar en Berk y, a juzgar por su rugido, no parecía estar en el mejor estado. Lo más probable es que lo hallan tratado de cazar.

Hipo salió de su hogar mientras lo acompañaba su familia. Valka ya había salido de su hogar con un candil en su mano mirando hacia el cielo el cuál solo mostraba estrellas. Ella vio a su hijo salir de su casa y caminó hasta él.

-Hipo, ¿también escuchaste eso?-, preguntó la mujer con exagerada curiosidad; a lo cual él respondió asintiendo la cabeza.

Hipo y su madre hablaban acerca de lo que acaba de pasar, los demás jinetes fueron a la casa de Hipo para verificar lo que acaba de pasar. Los habitantes de Berk fueron despertados por ese rugir que alteró su curiosidad.

Todavía hay dragones afuera; era un hecho.

Hipo caminó con los jinetes colina abajo para llegar al centro del pueblo, Astrid y Valka iban al lado de él; los niños y los jinetes iban detrás de ellos. Casi todas las casas estaban siendo iluminadas por las chimeneas, las familias salían de las casas con candiles en sus manos. El líder de Berk le habló a todos los habitantes desde el centro del pueblo con el objetivo de que se calmaran. No era necesario convocar una junta para que dijera lo que ocupaba decir.

-Todos aquí sabemos qué fue eso. Y no es nada nuevo para nosotros; sin embargo, no podemos reaccionar de inmediato, hay que pensar un poco la situación-, hizo una pausa para verificar si todo el mundo le ponía atención, luego prosiguió, -Ahora, es obvio que la situación no es buena del todo. Es posible que aún haya cazadores allá afuera, y se pueden infiltrar; así que haremos esto:

Él ordenó a varios vikingos que tomaran puestos de vigía para evitar intrusos, mientras tanto él, Astrid, Patapez y Valka se encargaría de ir a buscar al dragón e inspeccionar su situación; Bocón cuidaría a los niños durante eso. Al terminar de hablar los berquianos tomaron sus puestos, niños, niñas y la mayoría de las mujeres se quedarían en sus casas, Eret, Patán y los gemelos guiaron a más vikingos hacia los límites del pueblo y la bahía para vigilar y los niños se quedaron en casa con ganas de ver lo que sucedía.

Zephyr y Nuffink le preguntaban a su bigotuda niñera una y otra vez el porqué no podían ir a ver al dragón, pero Bocón casi siempre respondía con un seco "no". Después les explicó que sería peligroso: es decir, un dragón siempre será noble, pero cualquier creatura asustada será tan violenta como sea necesario para sobrevivir. Además, no tenían idea de dónde estaría ese dragón; es posible que les lleve toda la noche encontrarlo.

Una vez aclarada la situación trató de calmar a los hijos de Hipo y llevarlos a dormir. Luego él bajo.

Nuffink y Zephyr esperaron por unos minutos y se levantaron de sus camas lentamente, repitiendo el proceso que habían hecho con sus padres hace poco. Al bajar las escaleras encontraron a Bocón sentado en una silla, profundamente dormido. Nuffink tomó el libro que se encontraba en el suelo, Zephyr buscó un candil y lo encendió con el fuego de la chimenea y ambos salieron de la casa dirigiendose hacia el bosque.

-Este es el plan, Nink: entramos al bosque, escalamos los árboles para que no nos vean, encontramos al dragón, lo domamos y volamos con él-, dijo Zephyr a su hermano con la esperanza de encontrar al dragón.

-¿Pero y la abuela?, ella también sabe escalar, ¿Y si nos encuentra?-, cuestionó Nuffink preocupado por si se metían en problemas.

-No pasará nada-, dijo ella para calmar a su hermano, -El bosque es muy grande, no nos verán.

Dicho esto, escalaron el primer árbol que se encontraron al entrar al bosque, y andaron juntos rama por rama para buscar al dragón.

HTTYD/CEATD: Dragones y HumanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora