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Changbin acababa de despertar como cada mañana, con cierto sabor amargo en sus labios. Abrió sus ojos y se encontró con la sonrisa más bella que alguna vez vió,  aquella sonrisa con la que había despertado hace ya 2 años aproximadamente.

— ¿ Capuchino ? — Preguntó con voz ronca el menor mientras frotaba sus ojos.

El de cabellos color Rubio negó repetidas veces con la cabeza antes de sonreír y responder un suave y delicado "no".

— ¿ Express ?  — el mayor volvió a negar sonriendo haciendo al menor bufar— ¿entonces que es? — preguntó por última vez.

— Latte amargo — El más bajo rodó los ojos y se levantó de la cama.

— jamás entenderé tu fascinación por tomar todos lo cafés amargos, ¡ Con algo de dulce es más delicioso !  — protestó — Supongo que los abuelos no pueden disfrutar de las cosas dulces

De repente,  una almohada fue lanzada y dió justo en la cabeza de Changbin

— Oye,  eres solo dos años menor que yo , no puedes decirme abuelo — Se quejó su compañero

— Pues que mal llevas tus veintiuno porque hasta canas te salen — el menor soltó una carcajada luego de terminar su oración

— ¡ No son canas !, es solo la tintura — respondió en defensa el mayor.

Changbin solo respondió con un "Ajam, sí"  Y se vistió con el primer suéter que encontró ; uno blanco con detalles en el frente de color negro.

Justo antes de poder ponerse la capucha del suéter,  unos cálidos brazos abrazaron su cintura, y sintió como una cabeza se apoyaba lentamente en su hombro.

— ¿Como es que mis cosas te quedan mucho mejor a ti que a mi? — preguntó un inocente Chan, inhalando un poco de la colonia que había impregnada en la prenda — no es justo.  Es mi dinero el que gasto para que tu uses mis cosas — reforzó un poco más el abrazo antes de quejarse como si fuese un niño pequeño.

Pequeños detalles que hacían a Chan irresistible ante los ojos de Changbin.

Changbin amaba ver como Chan siempre hacia un berrinche por todo cada mañana. Changbin también amaba como su novio se dedicaba a despertarlo cada mañana con un beso ,con sabor a café. Su juego preferido siempre había sido adivinar que café había tomado su pareja esa mañana , pero siempre perdía en los primeros intentos,  debido a que su novio solo tomaba cafés amargos y eso hacia más difícil y divertido (para Chan)  el juego. Incluso algunas veces pedía más besos como prueba para indetificar bien el sabor,  aunque a veces esos besos terminaban siendo algo más, Changbin jamás acertaba y terminaba rindiéndose siempre.

— Admite que adoras verme vestido con tus prendas — Chan sonrió y asintió aún con su cabeza en el hombro del menor

— Me gusta verte con mis suéteres que son como,  tres talles más grandes que tú— Una pequeña risa tímida proveniente del más bajo, hizo que Chan dejara un pequeño beso en su mejilla— También admito que me gusta quitarte las prendas en la noche y ver como te las vuelves a poner a la mañana siguiente.

Un tipo de silencio incómodo se apoderó de la habitación, acompañado de un pequeño sonrojado "binnie" .

—  callate, tonto — rió el menor antes de darse vuelta y quedar frente al mayor

Ambos se quedaron mirándose fijamente a los ojos, sin decirse una sola palabra pero expresando todo al mismo tiempo.

¿Changbin amaba a Chan? , sin dudas.
¿Chan amaba a Changbin? ,  más que a nada y a nadie.

Para Chan, Changbin había sido la primera y única persona, a la que había amado de una forma tan genuina y pura.  Su amor por él era tan real,  tan inexplicable y tan extraordinario, que incluso al principio pensó que su novio era una clase de brujo que lo había hechizado para que se fijase en el (En su mente eso podía haber pasado).

Para Changbin,  Chan fue la más bonita casualidad que la ha ocurrido en sus diecinueve años de vida.
Lo conoció cuando apenas tenía dieciséis, y para cuando él cumplió diecisiete ,ya eran novios.
Chan se había convertido en una parte importante en la vida del pequeño binnie,  pues cuando este huyó de su casa, luego del salir del clóset con su padres a los dieciocho años, Chan fue el único que lo ayudó, dejandolo cadarse en su casa y prestándole una que otras prendas para que pudiese "vivir". Lo ayudó con su estudio e incluso fue capaz de conseguirle un pequeño empleo para los fines de semana.
Sin dudas Changbin consideraba a Chan como alguien inhumanamente perfecto para sus gustos, pero que su vez encajaba tan bien con él.

— ¿Recuerdas.. — Chan tomaba con delicadeza el rostro de su pareja entre sus manos— esa vez que te hablé por primera vez?.

Changbin asintió y se le formó una sonrisa de oreja a oreja recordando aquel momento en el que se conocieron  y se hablaron por primera vez.

— Me preguntaste si tenía la hora, fecha Y lugar donde te había robado el corazón — Ambos rieron al unísono.

Incluso sus risas combinaban bien, como una perfecta melodía.

— Y así fue como ese mismo día conseguí tu número y descubrí que "el amor de mi vida " Tenía un bellísimo nombre — Chan posó sus labios en la frente del contrario y sonrio mientras miraba sus ojos, aquellos pequeños ojos tan brillantes que lo volvían alguien tan ridículamente cursi — Changbin..

— ¿Si? .. — las pupilas se expandieron,  dando como resultado la mirada más bonita e inocente que jamás Chan haya visto en su vida.

— ¿Si te pido que prometas, que nunca te irás de mi lado, lo cumplirias?  — Chan aún no quitaba su vista de los ojos del más joven, estaba completamente perdido en ellos.

— voy a estar a tu lado hasta que me pudra en una tumba.  Es una promesa.

Changbin sonrió y Chan lo sorprendió con un beso, un beso tan cargado de emociones.
Los ojos y mejillas de Chan estaban completamente empapados de lágrimas, al igual que  Changbin.

Ninguno de los dos quería ni se atrevía a romper aquel beso,  aquel momento.

Simplemente perfecto.

MORNING - CHANCHANGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora