Una historia autobiográfica,... o casi.
La idea de cómo me convertí en un Best Seller no les será para nada extraña. A cualquiera de ustedes se les podría haber ocurrido antes que a mí: Una idea tan simple que pasaba por completo desapercibida (como todo lo simple). Antes que cualquier otro autor se diera cuenta de las posibilidades y probabilidades que existían de pasar de ser un completo extraño poco conocido, a convertirme en el escritor de mayor venta en el mundo (y otros mundos), y no bien apenas me pasó por la cabeza, puse manos a la obra sin perder un minuto de tiempo (como dice el dicho: “el que pega primero, pega dos veces”).
Sin un centavo en el bolsillo y viendo que la última edición de uno de mis libros no se vendía (una por demás excelente y poco trillada novela de acción, suspenso, y humor; que incluía alguna que otra escena de vampiros, hombres lobos y demás seres sobrenaturales), ofuscado porque nadie leía mi obra (la que considero excelente, por supuesto), a excepción de las 10 copias que regalé una tarde luego de pasar casi cuatro horas sentado en una aclamada librería de la ciudad, en espera de firma de ejemplares, es que decidí hacer lo que ustedes, seguro, se imaginan: ¡quemar todos mis libros!
A punto de hacer este hecho realidad, este pensamiento radical activó inmediatamente la parte creativa de mi cerebro; no para impulsarme a escribir una nueva y genial obra de acción, intriga o misterio; sino, recordándome primero cómo había surgido la tradición de la “quema de libros” en otras épocas, y en segundo lugar quiénes eran los responsables de aquello. ¡Nada más lógico! La Iglesia venía guardando durante seiscientos años el secreto de la clave de cómo convertir un libro en Best Seller. ¡No entiendo por qué no se me ocurrió antes!
Si se ponen a pensar, La Biblia es el libro más vendido del planeta; tratar de determinar la cantidad de ejemplares editados, es imposible; pero, como dato, sepan que esta obra (desde que Gütemberg inventó la imprenta de tipos móviles), ha sido traducida a más de 2.300 idiomas y repartida por cada rincón del planeta. La primera edición (que no era de bolsillo, justamente), constó nada más de unos 180 ejemplares (según dicen).
¿Cómo pasar de 180 ejemplares a millones de ellos en 600 años? Muy fácil: Publicidad es la respuesta. Imagínense, cada cura en cada Iglesia del mundo cristiano, hablando y alabando todos los domingos y fiestas de guardar (en algunos sitios, todos los días) los beneficios de leer: “La Biblia”. No sólo eso: obligándolos a hacerlo. ¡Terrible! Y por demás lógico y simple.
Díganme si no miento: ¿Quién, aunque no más sea por mera curiosidad o por sólo vanagloriarse de que tiene una en su biblioteca, no ha comprado un ejemplar de ella? Pocos serán los que nieguen esta pregunta. Hasta los ateos y agnósticos necesitan adquirirla para poder sostener y fundamentar sus teorías (las que no vienen al caso, y que son por demás conocidas).
¡Ah, mis queridos lectores!: El pensamiento me quemaba la cabeza. Urdí mi plan y lo llevé a cabo. Genios: ¡Ríndanse ante mí!
Me llevó cuarenta y dos años lograr mi propósito; y no debería contarles como lo hice, pero mi ego es más grande que yo, y necesito gritarlo a viva voz: “¡Contemplen al mayor Best Seller del mundo!” Sí, así es, he vendido más copias de mi libro, que lo que se ha vendido de ejemplares de La Biblia en toda la historia de la humanidad. ¿Cómo lo hice? Pues, a estas alturas, y conociéndome como me conocen, todos ustedes deberían saberlo muy bien. De todos modos, se los quiero explicar; paso a paso, y con lujo de detalles.
Como dije, hace cuarenta y dos años atrás; agotado por la frustración, puse en marcha mi, para nada descabellado, plan. El primer paso: ¡Quemar La Biblia!; o en otras palabras, hundir para siempre a la competencia.
Ustedes sabrán si lo logré o no (¡Como no saberlo!). Todo comenzó un domingo 24 de diciembre, cuando un mensaje anónimo fue a parar a más de mil diarios de todo el mundo anunciando la llegada de un nuevo mensajero de los dioses. La noticia se desperdigó de inmediato, causando gran revuelo en todas partes. “No por casualidad”, decía la nota, “un cometa de proporciones apocalípticas se dirige a la Tierra y chocará con ella dentro de un año”. “El avistamiento ha sido constatado por varios centros de investigación astrofísica, entre los que se destacan las prestigiosas universidades de Miskatonic,…”, y continuaba con una lista de centros de altos estudios y datos astrofísicos.
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Cómo me convertí en el mayor Best Seller del mundo
FantasyUn escritor desquiciado puede llegar a convertirse en cualquier cosa que desea, sin importarle las consecuencias. A su imaginación, le sumará los hechos que crea necesarios para lograr cualquier propósito. Si el escritor es un psicópata en potencia...