Ruth:
-¿Te encuentras bien? -oigo que pregunta una voz a mi lado.
Me giro para ver quién es la persona que se ha preocupado por mí.
-¿Eh? -pregunto confundida.
-Decía que si te encuentras bien -repite.
-Sí, sí -digo secándome las lágrimas.
-¿Seguro? Pues parece todo lo contrario.
Levanto la cabeza de la mesa y me encuentro con una chica castaña, con el pelo ondulado recogido en una graciosa cola de caballo. Tiene los ojos color miel y la nariz llena de pecas. Me resulta graciosa.
-Sí, bueno... es que... -empiezo.
-Es que... ¿qué? -pregunta, curiosa.
Abro la boca para responder algo, pero en ese instante entra la profesora por la puerta.
-Luego me lo cuentas -murmura, guiñándome un ojo.
Y cuando se sienta mirando al frente, me doy cuenta de un pequeño detalle.
¿Por qué...? ¿Por qué va vestida como si estubiesemos en pleno invierno? ¡Si hace un calor para morirse!
Pareces tonta. Ruth, -dice una voz en mi cabeza- sabes sobradamente porque va vestida así.
Me obligo a mí misma a utilizar un poco el cerebro y descubrir el motivo de la invernación de mi compañera. Entonces, caigo en la cuenta. Me llevo las manos a la boca, ahogando un pequeño grito de horror.
¿Será posible que ella...?