Maneras de pensar

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Los padres de Rosé habían decidido invitar a la familia a comer a su casa. Sus dos abuelas iban a ir, al igual que sus tíos y sus primos a quienes no veía desde hace mucho tiempo y a los que prácticamente no conocía, pero ansiaba verlos.

El día por fortuna se encontraba soleado y caluroso. En su patio donde estaba su padre cocinando, ahora había una mesa preparada con platos y vasos a un lado de la piscina. Era una lástima que el agua estuviera demasiado fría para meterse, la pequeña se había levantado con ilusión esa mañana y se había puesto su bañador debajo del vestido.

Sus abuelas habían llegado hace un tiempo y mientras ellas conversaban con su madre, Rosé ayudaba a terminar de acomodar los lugares en la mesa y a colocar el florero en el centro, pero se detuvo al oír un auto estacionar en su casa.

La pequeña rubia se quedó junto a sus abuelas, tímida y a la espera de que sus padres entraran acompañados de sus tíos y primos. Sus papás ciertamente no se juntaban mucho con sus tíos, y ella no sabía por qué. Cuando llegaron saludaron a todos con una sonrisa y Rosé pudo identificar con alegría el postre que traían en sus manos.

Junto con ellos llegaron sus dos primos, eran mucho más grandes que ella pero aun así Rosé estaba deseosa de conocerlos. Jisoo y Jackson tenían 15 y 17 años respectivamente, ambos parecían ser agradables y simpáticos pero Rosé no se acordaba de ellos, sin embargo con ellos había llegado otro chico al que desconocía totalmente. Mark venía con su primo mayor, y Rosé podía jurar haberlos visto entrar de la mano. Aunque sus ojitos tal vez la engañaban, pues nunca había visto a dos chicos grandes tomados de la mano.

Luego de que los adolescentes terminaran de saludar a todos, presentaron a Mark. Jackson había dicho que era su novio, y eso dejó aún más confundida a Rosé.

¿Eso era posible acaso? ¿Podían darse la mano y besos como las otras parejas que había visto? ¿Dos hombres podían ser novios, podían ser marido y mujer como sus papás? ¿Entonces dos mujeres también podían ser novias? Rosé tenía demasiadas dudas que no tuvieron respuestas, y fue en medio de la comida que se atrevió a acercarse con sigilo a su mamá y preguntar por fin lo que tanto tenía en mente.

- Mamá, ¿por qué Jackson tiene un novio y no una novia?.

Rosé no se dio cuenta pero al susurrarle eso a su mamá, la mujer había fruncido el ceño y había apretado el tenedor en su mano.

- No sé hija, pero es mejor que comas tu comida y dejes de preguntar esas cosas.

Su mamá parecía enojada de un momento para otro, así que la pequeña hizo lo que dijo y siguió con su comida mientras pensaba todavía en su primo y el novio de este.

El almuerzo iba bien y tranquilo, demasiado para lo que estaba acostumbrada la pequeña ya que las cenas con los amigos de sus papás eran mucho más ruidosas y escandalosas. Sus abuelas se encargaron de mantener la conversación en todo momento, entre las risas y las ocurrencias de aquellas dos señoras, todos en la mesa sonreían o reían. Sin embargo, no había conversación más allá de eso. Su mamá no hablaba con su tía, y su padre había hablado apenas dos palabras con su tío. Y Rosé mantenía siempre un ojo en sus primos y en Mark, los tres estaban sentados juntos y no dejaban de reírse mientras hablaban entre ellos de forma discreta.

Fue cuando su papá se levantó de la mesa para entrar en la casa por otra botella de vino, que ella aprovechó el momento para correr detrás de él.

- ¡Papi!. - tuvo que saltar los dos primeros escalones hacia la casa y su padre le dio la mano al verla correr detrás suyo.

- ¿Qué sucede hija?. - los dos entraron directo a la cocina y allí, su papá soltó su mano para ir al armario donde guardaban lo vinos.

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