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Taehyung sonrió enternecido viendo al menor arrugar la nariz a causa de un mechón de cabello, provocando que luciera adorable ante sus ojos, con suma delicadeza apretó más el pequeño cuerpo contra él para poder deleitarse mejor del exquisito aroma que destilaba, consiguiendo sin querer que este despertara.

—Buen día —saludo dejando un casto beso sobre la frente de Jungkook, recibiendo a cambio una sonrisa.

—Tae... —respondió tallando sus ojitos —¿Hace cuánto despertaste?

—No mucho... —dice, enterando su rostro en el cuello del azabache, buscando la fuente de su aroma.

—Tae.

—Treinta minutos más o menos. Te vez tan tierno durmiendo.

—¿Por qué no me despertaste?

—Eso debería preguntarte a ti, hemos dormido en el sofá y no termine de ver la película.

—No pude, te veías muy cansado. Aunque ahora que lo pienso este sofá no es muy cómodo para sobrellevar varias horas de sueño —concluyo intentando levantarse del mueble, fallando rápidamente gracias a Taehyung, quien se lo impidió en un ágil movimiento.

—No te vayas todavía, bebé —pidió el castaño dejando pequeños besos húmedos por el cuello de Jungkook, posicionándose lentamente sobre él. Quería, en verdad deseaba sentir a Jungkook como tantas veces había imaginado en la oscuridad de la noche.

—T-Tae debemos desayunar —murmuro con dificultad, sintiendo un cosquilleo de placer por el toque de su novio.

—Eso intento, pero necesito que colabores... —susurro cerca al oído ajeno con la voz más gruesa de lo normal.

—¡Tae! —con rapidez se quitó al castaño de encima, alejándose de inmediato —¡No creas que no lo he sentido! —grito lanzando un cojín sustraído de otro mueble, contra el castaño.

Un segundo más y hubiese sucumbido ante el acto.

—Siendo así opto por un chocolate caliente, ¿qué tal? —sugirió sonriendo, fingiendo inocencia consciente a la referencia de Jungkook.

—Mejor un café —ofreció con burla mal disimulada.

—Sabes que no me gusta. ¿Lo olvidaste? —reprocho, cruzándose de brazos, luciendo falsamente indignado, provocando que Jungkook soltara una carcajada por su comportamiento infantil.

—Porqué lo recuerdo insisto en que tomemos café —respondió volviéndose acercar al castaño robándole un pequeño beso para luego dirigirse a la cocina, dejando atrás un Taehyung atontado en el sofá.

—Algún día te tendré en este sofá debajo de mí, sudando y nombrandome entre gemidos... ¡¿Escuchaste Jeon Jungkook?!

—Ya hablamos de eso Tae. Ahora si no quieres que una olla vuele sobre tu cabeza será mejor que vengas ayudarme, el chocolate no se preparara solo —amenazó Jungkook. Agradeciendo lo paciente y comprensivo que llegaba a ser Taehyung en algunos casos, sobre todo con temas como este; y no, no se trataba del hecho de que él aún fuera virgen, si no del temor de ser marcado y tener que someterse a voluntad de su pareja, lamentablemente la toxica relación de sus padres influía demasiado en aquella decisión.

Por su parte Taehyung no forzaría al menor, no cuando sabía a perfección sus temores y porqué la negativa de dar un paso más en la relación. Lo comprendía, incluso él mismo había expresado sus intenciones de marcarlo, consciente que no podría controlar a su alfa durante el acto, no tratándose de Jungkook.

Su Jungkook.

Sin perder más tiempo fue detrás del azabache, al menos tendría su chocolate caliente, lo tomaría como un delicioso premio consuelo, ya que en verdad tenía hambre, eso y que el omega era capaz de cumplir su amenaza, lo que no le molestaba para nada pues le atraía ese carácter que poseía el menor. Aunque eso le atribuyera el título de masoquista, lo que poco le importaba.

Lazos Divididos | TaeKook |【OMEGAVERSE】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora