23- Chupitos de limoncello

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Cuando consigo recomponerme, le cuento a Carlos todo lo que ha pasado. Él me dice que no pasó nada entre él y Megan, que ella se pega mucho a él es cierto, pero nada más.
Le pido que no hablemos del tema, le creo, supongo,  pero paso de hablar del tema.

Llegamos a nuestras mesas, nuestras bebidas ya están y todos nos preguntan que ha pasado. Agradezco que Carlos diga que simplemente había una pelea de borrachos y por eso hemos tardado.

Ya es la hora de tomarme mi medicación,  pero me doy cuenta de que no llevo el bolso encima.

Mi móvil, mi cartera, mis pastillas... ¡oh Dios!

Carlos ve que hago movimientos en mi silla como buscando algo así que me dice:

-¿Buscabas esto? -y es ahí cuando me da mi bolso.

- Pero ¿cómo...?

- Estaba en el suelo. Se te debió haber caído cuando estabas en la barra... -y por su mirada y su tono de voz supongo que se me cayó cuando estaba pegando a esa Barbie con extensiones y pestañas postizas.

- Gracias -su mano toca la mía cuando cojo mi bolso. Puedo sentir sus dedos ásperos pero cálidos.

Me dispongo a tomarme las pastillas como todas las noches. Pero me pongo nerviosa al ver que no están.

- Mi medicación, ¡no está! -debió haberseme caído. O... no me lo habrá cogido ninguna perrita faldera de Megan ¿no?.  No entiendo como se me pasa esto por la mente. Pero lo que me asusta es que sé que pueden ser capaces.

Armo un pequeño escándalo entre mis amigos. Me pongo a sacar todo el contenido de mi bolso y no consigo lo que busco.

- ¿Pasa algo si no te la tomas? -pregunta Camila preocupada.

- Haber... Me podría dar un ataque, pero no se la verdad...

- Vamos a tu casa. Supongo que allí tendrás más.  -y Carlos se levanta con la intención de irse, pero lo paro de inmediato.

- Ni de coña,  mis padres me matarían.

- Vayamos a una farmacia. Alguna que esté 24 horas. -propone Ángel.

- Las pastillas que tomo tardan algunas horas en venir. No tiene sentido. Sólo me las puedo tomar por la noche.

Por un momento me siento mal. No quiero amargarle la fiesta a mis amigos.

- No me voy a arriesgar a que te pase algo. Lo siento, pero voy a ir a tu casa. Ya veré que excusa les pongo a tus padres.

Y justo cuando está decidido a salir de la discoteca, consigo alcanzarlo.

- No Carlos. Sabes lo estricta que es mi madre. Pensará que soy una irresponsable y paso de tener que escuchar sermones toda una semana. No vayas.

- ¿Es que no lo entiendes? No puedo,  si puedo evitar que te pase algo, lo evito , sea como sea. -su mirada es sincera, puedo distinguir en sus ojos cierto miedo. Y me acuerdo de esa expresión,  cuando me contó todo lo de su padre.

- Tu dijiste que ibas a estar conmigo. Dijiste que no te ibas a separar de mi. Me ibas a cuidar ¿no? Pues si lo haces no me pasará nada, lo sé.

Y trato que mis palabras le lleguen a dentro. Es lo que pienso sinceramente y no puedo dejar que vaya a por mis padres.

- Como te pase algo jamás me lo perdonaré. No me pienso separar de ti ni aunque vayas al baño, con eso te lo digo todo.

Río ante su comentario. Parece que lo he convencido.

Si Te Atreves, No Me Sueltes. (Sin acabar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora