V. Existencia

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- ¿Estas bien?- le pregunte a ... Me sentía mal por ti, era aquella razón tan pequeña.

Después de que Lilian y Brook me llevaran al hospital regresé a mi casa, al momento de bajarme me preguntaron si estaba bien como para que me quedara sola en casa, les agradecí y les dije que iba a estar bien, solo necesitaba recostarme un rato y descansar, sin más que decir iba a entrar a mi casa, hasta que Lilian me dio un Spray para las cucarachas (haciendo referencia al segundo capítulo), me lo dio en una bolsa del supermercado y se rió.

- ¿Qué es eso?- Le preguntó Brook a Lilian por la ventana del auto, mientras prendía un cigarrillo.

- Te lo iba a decir cuando te viera - Le respondió Lilian a Brook, con un tono burlón - Amelia corrió a mi casa a media noche a causa de una cucaracha, y empezó a exagerar con el tamaño de la cucaracha, y me preguntó que si se podía quedar a dormir ¡JAJAJAJAJA! - agregó Lilian sin poder dejar de reír - Amelia no le teme a las películas de terror, pero algo como las cucarachas ¡JAJAJAJAJA! - Al momento en el que Lilian terminó de decir aquello me puse más roja que un tomate, creí que iba a explotar de vergüenza, pero no lo hice- Si quieres puedo atraparla por ti - le tape la boca a Lilian, si no lo hacia en verdad iba a explotar de vergüenza.

- No era una cucaracha...- le dije a Lilian, mientras ambos me daban una mirada dudosa.

- ¿Eh?

Me despedí y le di las gracias a ambos y se fueron, me quede mirando el Spray de cucarachas de Lilian me había dado pensando "¿Cómo puedes decir eso, incluso si es mentira?", me quedé perdida en mis propios pensamientos, siempre me hundo en ellos, aunque sea por lo más patético. Entré a mi casa, prendí las luces y subí a mi habitación, no vi a Leo por ningún lugar, lo cual se me hizo un poco raro, pero no me moleste en buscarlo, subí a mi cuarto para dormir, era muy tarde y al siguiente día tenía trabajo que hacer.

Me desperté más temprano de lo habitual, supuse que era por la ansiedad de terminar los proyectos y trabajos no entregados, todavía tenía que terminar algunas cosas, hasta que Leo salió de repente bajo mi escritorio, me di un gran susto al ver como subió tan repentinamente a mis libros.

- ... ¿Por qué estabas bajo mi escritorio? - Le pregunte a Leo mientras retrocedía con la silla del escritorio.

- Este... estabas muy callada con lo que pasó ayer, estaba preocupado, no pude verte abajo esta mañana - respondió Leo con una mirada de preocupación, todavía no tenía la confianza de hablar tan normal con él - Solamente iba a verte e irme..

Lo miré fríamente, no era para verme mala o algo, pero su presencia me seguía incomodando, todavía no me acostumbro a tenerlo tan cerca - ¿Acaso no prometiste dejar de seguirme por todos lados? Cumple tu promesa si quieres que me quede aquí - Al decirle eso a Leo su sonrisa fue desapareciendo poco a poco, él sabía que hablaba sin mentir, le hice señas a Leo para que bajara y me dejara sola, sin más Leo me hizo caso y se fue.

Hace un día que cohabitamos oficialmente, con varias cosa prohibidas, recordé la vez en la que le dije que me iba a mudar en un año, pero le había dicho que no era por él sino que era porque estaba planeando en estudiar en el extranjero antes de que tuviera 30 años, que era por mi futuro. Quedamos de acuerdo en que si se quejaba de algo me iría, Leo aceptó con lagrimas de felicidad. La nueva vida cotidiana para ese año. Aún tengo ansiedad de estar con él, pero supongo que mientras pase el tiempo me iré acostumbrando, esto aún me mantiene al borde.

Mientras miraba mir heridas y raspones por la caída del día anterior, me hizo recordar la vez en la que levanté mi cabeza y a lado mío llorar a Leo, regresé de mis pensamientos con un dolor en el hombro, mis heridas no sanaban completamente, necesitaba ponerme un poco de hielo en él para que bajara un poco la inflamación, supuse que la bolsa con hielos estaba en mi congelador, así que decidí bajar por él. Bajaba despacio las escaleras para que no me volviera a ocurrir nada, pero al mirar hacía la puerta transparente que te dirigía al jardín miré como Leo se agachaba y trataba de estirar una mano para alcanzar algo, al tratar de estirar su brazo,  su mano desapareció, lo que significaba que ese era su límite de zona, no podía salir más hasta aquel punto, lo que me hizo preguntarme a mi misma ¿qué estaba intentando hacer?

Cohabitación Transparente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora